Jersey Vargas y Sophie Cruz, las niñas que pidieron al papa Francisco abogar por los inmigrantes

Ambas menores, hijas de inmigrantes indocumentados ganaron atención nacional por urgir al Pontífice a proteger a las personas con estatus irregular en EEUU

Jersey Vargas se acercó al papa Francisco hace 11 años para pedirle su intervención para que su padre Mario Vargas no fuera deportado.

Jersey Vargas se acercó al papa Francisco hace 11 años para pedirle su intervención para que su padre Mario Vargas no fuera deportado. Crédito: María Peña | Impremedia

Cuando Jersey Vargas se enteró del fallecimiento del papa Francisco entró en shock.

“Me sorprendió mucho. No lo podía creer”, dice.

La noticia hizo que reviviera el encuentro que sostuvo con el Santo Padre en Roma cuando ella tenía diez años.

“Fue un momento muy emocional. Recuerdo hablar con él, pedirle por mi papá y los inmigrantes. Cuando me bendijo y me persignó, comencé a llorar”, dice.

Era el año de 2014, cuando junto con un grupo de líderes inmigrantes del sur de California, Jersey viajó al Vaticano para ver al Papa Francisco.

A su corta edad cargaba sobre sus hombros, la enorme presión de que su padre podría ser deportado, lo que la mantenía a ella, a su madre Lola y a sus cinco hermanos con el alma en vilo. 

Jersey Vargas habló con el papa Francisco sobre su padre a punto de ser deportado de Estados Unidos a México (Foto Martha Ugarte).
Crédito: Suministrada

En ese entonces, su padre Mario Vargas llevaba casi un año y medio bajo custodia en un Centro de Detención del estado de Tennessee. El error de conducir bajo estado de embriaguez, lo mandó a prisión, y a ser entregado a las autoridades de migración.

Era tal la desesperación de su madre Lola, que no la pensó dos veces para permitir que su hija viajara al otro lado del mundo, a casi 6,500 millas de Los Ángeles para  abogar por su padre y los millones de indocumentados que viven en el país.

Francisco, el primer sumo pontífice latinoamericano, había sido nombrado Papa tras la renuncia de Benedicto XVI, un año atrás, en marzo de 2013.

El padre de Jersey, Mario es del estado de México, y su madre Lola del estado de Hidalgo. Emigraron a Estados Unidos con dos de sus hijos mayores, y en Los Ángeles tuvieron cuatro hijos más, entre ellos Jersey, quien es la tercera hija.

A bordo del avión, Jersey tenía muy claro que la travesía a Roma guardaba un propósito, y estaba dispuesta a cumplirlo a como diera lugar.

En su primer intento por acercarse al papa Francisco en la audiencia de los miércoles afuera de la Basílica de San Pedro no lo consiguió. Como pudo, volvió a colarse al frente de la barandilla.

En su segundo intento acertó, logró la atención del papa Francisco. Jersey habló con el Santo Padre, le entregó una carta y un pañuelo bordado por su madre Lola.

Fueron unos instantes que la menor nunca olvidará. Cuando regresó al lado de los líderes que la llevaba, les dijo satisfecha: ¡Ya cumplí!

Jersey Vargas, 11 años después de su encuentro con el papa Francisco.
Crédito: Lola Vargas | Cortesía

Al siguiente año, su padre fue liberado y regresó al lado de su familia.

Han pasado 15 años desde que Jersey logró ese milagroso acercamiento con el papa Francisco.

La niña que se hiciera famosa por su encuentro con el Pontífice, ha llegado a la mayoría de edad.

Tiene 21 años y cursa el tercer año de la carrera de diseño gráfico en la Tufts University en Boston, Massachusetts.

“Me falta un año más para graduarme y quiero enfocarme en el diseño de aplicaciones y páginas webs; y pienso que desde ese tipo de trabajo también puedo ayudar”, dice.

Jersey platica que ha podido ir a la universidad, gracias al Questbridge, un programa de becas para estudiantes de bajos recursos. Se le olvidó decir que dicho programa no solo se fija en muchachos que provengan de comunidades desfavorecidas sino que sean sobresalientes académicamente como ella.

“Estoy contenta, aunque ahora muy ocupada porque estoy en un periodo de exámenes”.

Jersey aún está procesando la noticia del fallecimiento del papa Francisco.

“Yo no creía que iba a poder estar frente al Papa. No entendía bien el significado. Pero sabía que iba a luchar por mi papá y por los inmigrantes, y tenía una misión que cumplir”.

Jersey Vargas viajó a Roma a ver al Papa Francisco cuando tenía 10 años.
Crédito: Notimex

Dice que tras el encuentro con el Papa ha sentido mucha gratitud y tratado de vivir para ayudar a la gente.

“Esa experiencia ha sido una bendición en mi vida”.

Por eso dice que el fallecimiento además de conmoverla, le provocó ansiedad.

“Él fue un Papa que abogaba por los demás. Fue muy vocal sobre los inmigrantes. Habló con los políticos sobre el tema. Me preocupa que ya no esté con nosotros un Papa como Francisco, que nos defendía y que fue muy cariñoso con la gente”.

A Lola, su madre, no le queda duda que conocer al papa Francisco, ha sido una bendición para su hija.

“A los diez años, Jersey era una niña muy lista con mucho valor. Todavía en el aeropuerto, antes de salir a Roma, le pregunté si de verdad quería ir. Me respondió, que no tenía miedo, y que iba a luchar por su papá. Yo le dije, que Dios estaba con ella”.

Después de su encuentro con el papa Francisco, todo surgió como un milagro. Su padre dejó la detención con la ayuda del abogado en migración Alex Gálvez, quien se convirtió en uno más de la familia, y también con el respaldo de todo el grupo de líderes proinmigrantes que llevaron y cuidaron a Jersey a Roma.

Igual que su hija, Lola no podía aceptar que el Papa hubiera muerto.

“Nunca lo vamos a olvidar. Dios lo lleve a su luz y que nos bendiga desde el cielo. Es el mejor Papa que hemos tenido”.

Dice que ella conoció al Papa cuando vino a Filadelfia a canonizar a un santo.

“Lo pude ver cuando pasó en el Papamóvil. Me temblaban las piernas de la emoción”, dice.

Mario, el padre de Jersey sostiene que se alegró mucho y tampoco daba crédito a que su hija hubiera ido a ver al papa Francisco para abogar por su libertad.

Jersey Vargas en la corte abogando por su padre Mario Vargas. (Photo Aurelia Ventura/La Opinion)
Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

“Yo estaba detenido, y cuando supe. No podía creer lo que hizo”.

Mario tiene ahora 54 años, aún no ha logrado arreglar su estatus migratorio, pero cuenta con un permiso de trabajo. 

Sin embargo, reconoce que con el regreso de Trump a la presidencia de Estados Unidos, le ha entrado la preocupación de nuevo.

El año pasado, recibió un trasplante de riñón, y está en proceso de recuperación.

“Aún no puedo aceptar que el Papa se haya ido. Un día estaba dando la bendición en la Misa de Pascuas, y al otro día, falleció. Nosotros como familia alcanzamos una bendición cuando Jersey se acercó a él”.

Sophie Cruz se encuentra con el Papa Francisco en 2015 en Washington D.C.
Crédito: Martha Ugarte/Shutterstock | Cortesía

La historia de Sophie

Cuando tenía cinco años, Sophie Cruz viajó a Washington, D.C en septiembre de 2015, para entregarle al papa Francisco una carta y una camiseta, en la que le expresaba su preocupación por sus padres indocumentados y sus temores porque fueran deportados.

“Peleó mucho por ir en ese viaje en el que la iban a cuidar un grupo de inmigrantes, y donde iba su madrina y su maestra”, dice su madre Zoila Cruz.

Sophie tiene ahora 15 años y asiste a una secundaria en Santa Bárbara que es un internado. “Yo la quisiera tener aquí, que fuera a la escuela que está a dos cuadras, pero ella decidió por su propia voluntad estudiar fuera y se ganó una beca para asistir a esa secundaria”.

Su madre, quien se gana la vida con la limpieza de casas, dice que Sophie quiere estudiar para ser doctora en medicina.

“Recuerdo que cuando se fue a Washington, aunque era muy pequeña estaba muy segura de que vería al Papa y al presidente Obama. Para nosotros fue muy importante que el Papa le haya dado esa bendición. Ese encuentro nos dio mucha luz y nos reafirmó que como inmigrantes estamos aquí contribuyendo a este país y que somos buenos ciudadanos”.

Al escuchar que el papa Francisco había fallecido, reconoce que se sintió triste.

“Ya no está aquí luchando por nosotros. Pero con su muerte, se convirtió en un ángel que nos guía”.

Agrega que para todas las familias migrantes y los niños, el Papa ha sido de buena fortuna.

“Vamos a seguir su ejemplo”.

La niñita Sophie Cruz, nacida en Los Angeles de padres mexicanos indocumentados, pide apoyo del Tribunal Supremo porque los niños “tienen derecho a ser feliz”.
Crédito: María Peña | Impremedia

Aún cuando Sophie se la pasa muy ocupada con sus estudios, su madre dice que a partir del acercamiento con el Vicario de Cristo, la fe de Sophie se ha fortalecido.

“Descubrió además que le gusta mucho ayudar a la comunidad”.

Y hay algo que a Sophie nunca se le olvida del papa Francisco. “Cuando le entregó la carta, me dijo que el Papa olía a rosas, y ese olor se le quedó bien grbado.”.

En 2016, Sophie se reunió también con el Presidente Obama en la Casa Blanca.

El Papa Francisco falleció el lunes 21 de abril después de su última aparición pública el domingo en la plaza de San Pedro durante el Urbi et Orbi. 

Sophie Cruz, la niña de Los Ángeles., es bendecida por el Papa Francisco en Washington.
Crédito: Martha Ugarte/Shutterstock | Cortesía

Una inspiración de lucha

El Grupo de Católicos Proinmigración que llevaron a Jersey y a Sophie a ver al papa  Francisco recordaron su compromiso con la justicia social y la defensa de los derechos humanos, especialmente para los inmigrantes.

 “En marzo de 2014, un grupo de 17 personas, incluyendo a Jersey Vargas, viajamos al Vaticano para abogar por la liberación de su padre, quien enfrentaba deportación. 

“El papa Francisco escuchó a Jersey y habló con el presidente Barack Obama, lo que resultó en la liberación de su padre después de dos años en detención de deportación”.

Además dijeron que el Papa abogó por la implementación de la orden ejecutiva DAPA, que el presidente Obama firmó en noviembre de 2014, y que habría permitido la legalización de los padres sin documentos y fue derogada en las cortes de Texas.

En septiembre de 2015, el grupo viajó a Washington D.C. llevando a Sophie para abogar por la protección de los inmigrantes y que salvara a DAPA.

Señalaron que el legado del papa Francisco los inspira a seguir trabajando por la justicia social y la defensa de los derechos humanos. 

“Nos comprometemos a continuar su trabajo y a luchar por la dignidad y el bienestar de las personas en situación de vulnerabilidad”.

Los líderes que llevaron a Jersey y Sophie a ver al papa Francisco estuvo conformado por Gloria Saucedo, Esther Aguilón, Juan José Gutiérrez, Martha Ugarte, José Antonio Rojas Acosta, Alicia Flores, Susana Covarrubias, Alicia Álvarez, Martha Moreno, Roberto Bravo, Salvador García, Nena García, Silvia Marín, Libier Jiménez, Laura Padilla, entre otros.    

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