Desde Boyle Heights marchan para manifestar su repudio a las redadas
Autoridades del LAUSD expresan su preocupación de los estudiantes luego de un fin de semana de protestas

Manifestantes se unieron a otros grupos en el centro de LA. Crédito: Isaac Ceja | Impremedia
Durante la marcha que comenzó en Boyle Heights a las 11 a.m., el domingo, la activista Dolores Huerta dijo que en toda su vida jamás había visto tanta falta de respeto hacia la comunidad migrante y las personas sin documentos que viven y trabajan en Estados Unidos.
“Puedes cortar las flores, pero no puedes detener la primavera”, dijo la legendaria activista, citando al poeta Pablo Neruda.
Peter Lechuga y Alejandra López, ambos inmigrantes mexicanos de primera generación, viajaron desde Pomona para unirse a la marcha en contra de las redadas de ICE.
“Estamos aquí luchando por la gente porque esta es una hermosa comunidad”, dijo Lechuga en la manifestación organizada por el grupo activista Centro CSO. “Los Estados Unidos se basa en nuestro trabajo y es repugnante lo que está sucediendo ahora mismo”.

El grupo de manifestantes marchó rumbo al centro de detención en el centro de Los Ángeles donde la escena era intensa con cientos de personas en el área gritando a la Guardia Nacional que había llegado la madrugada y la mañana del domingo.
Eran algunos cientos de agentes federales armados con rifles y escudos antidisturbios, mismos que fueron activados por el presidente Trump debido a que el gobierno busca “enfocarse en la anarquía que se ha permitido que crezca”, según había dado una declaración de la Casa Blanca.
Uno de los líderes de centro CSO, Gabriel Quiroz, pidió a los manifestantes que huyeran del área si querían evitar ser atacados por los agentes.
Más tarde el LAPD se formó entre las calles Temple y Alameda donde algunos manifestantes comenzaron a tirar botellas de agua o piedras.

Alex Vera, una joven activista de padres migrantes se puso entre los manifestantes que intentaban dañar a la policía o policías que intentaban dañar a los manifestantes.
“Simplemente estaba haciendo lo que creía que era correcto”, dijo Vera.
Después de detener un poco la violencia entre ambos lados, la joven dijo sentirse impactada por el incremento de manifestantes, pero mantenía que era necesario protestar de manera pacífica.
“Me gustó mucho lo que hacía Martin Luther King porque era un gran defensor de las protestas pacíficas. La violencia no acaba con la violencia, y estoy totalmente de acuerdo con eso”, dijo Vera. “Ojalá más gente que piense así pueda salir y crear una barrera entre quienes no lo entienden y la policía”.
Samantha Zúñiga llevó a su hijo Max de 10 años de edad a su primera manifestación para enseñarle la importancia de luchar por sus derechos. Ambos llegaron justo a tiempo para ver a las autoridades lanzar botes de gas lacrimógeno contra las multitudes. Afortunadamente, no fueron afectados.

“La razón por la que estoy aquí…, es para hacerle saber [a Max] que la forma en que tratan a los inmigrantes no está bien y que este país fue fundado gracias a los inmigrantes”, dijo Zúñiga. “Tenemos que luchar por lo que creemos, y también para hacerle saber que estamos orgullosos de quienes somos”.
Alrededor de las 4 de la tarde la manifestación seguía subiendo de tono y algunos angelinos ya habían bloqueado la autopista 101 rumbo al norte.
Escuelas deben permanecer como refugios
Al ver el incremento de redadas, protestas y violencia en el sur de California durante todo el fin de semana, el superintendente Alberto Carvlaho emitió una declaración sobre su preocupación de los estudiantes y subrayo que las escuelas deben permanecer como lugares de refugio.
“Estas acciones están causando miedo, confusión y trauma innecesarios a nuestros estudiantes y familias, muchos de los cuales simplemente intentan ir y volver de la escuela, del trabajo y vivir con dignidad”, dijo el superintendente.
“Nuestras escuelas deben seguir siendo refugios seguros, lugares donde cada niño pueda aprender, crecer y prosperar sin temor a ser separado de sus seres queridos. La presencia de actividades migratorias federales cerca de los campus amenaza ese derecho fundamental. Los niños merecen apoyo, no vigilancia”.
Carvalho subrayó que LAUSD seguirá proporcionando recursos, apoyo e información para proteger a los estudiantes y sus familias, para mantener su bienestar y seguridad.
“Estamos trabajando con líderes escolares, equipos de seguridad y socios comunitarios para garantizar que las escuelas afectadas sigan siendo un entorno seguro, acogedor y protegido para todos los estudiantes y familias”, dijo el superintendente en una declaración.
Además, el LAUSD sugiere que cualquier padre o familiar que observa actividad migratoria debería comunicarse con su escuela, utilizar la aplicación LASAR y/o llamar a la línea directa familiar de LAUSD al 213-443-1300.