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¿Qué sigue? Japón rechaza los aranceles del 25% de EE.UU.

Tokio defiende su aporte industrial dentro de Estados Unidos y sostiene que estas medidas son "inaceptables"

Toyota RAV4 2025 ¿Qué podemos esperar

Toyota RAV4 2025. Crédito: Toyota. Crédito: Cortesía

La tensión comercial entre Japón y Estados Unidos ha vuelto a ocupar titulares, pero esta vez con un foco claro: los aranceles a los vehículos importados.

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Mientras el presidente Donald Trump refuerza su política proteccionista con medidas que afectan directamente al sector automotor, el gobierno japonés ha salido a expresar su desacuerdo con firmeza.

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Durante una declaración reciente, el diplomático Ryosei Akazawa afirmó que su país “no puede aceptar” los nuevos gravámenes del 25% aplicados por la administración estadounidense a los vehículos procedentes del exterior. Aunque las medidas fueron anunciadas en abril, sus efectos concretos apenas comienzan a sentirse en el comercio global.

“Hemos explicado repetidamente a Estados Unidos que la industria automovilística japonesa ha hecho una enorme contribución a la economía estadounidense, y tenemos la intención de seguir explicándolo claramente y buscar la comprensión. En cualquier caso, consideramos que el arancel del 25% sobre el automóvil es inaceptable”, expresó Akazawa en declaraciones citadas por Bloomberg Línea.

Japón invierte más de lo que exporta

El argumento central del gobierno japonés es contundente: las empresas automotrices de ese país producen muchos más vehículos en suelo estadounidense de los que exportan hacia él.

Según Akazawa, actualmente se fabrican 3,3 millones de unidades al año en Estados Unidos por parte de marcas japonesas, frente a las 1,37 millones que llegan desde Japón.

Además, Akazawa enfatizó que estas empresas han invertido más de $60,000 millones de dólares en infraestructura, empleos y desarrollo local.

“Esa presencia industrial no solo genera trabajo directo, sino que impulsa toda la cadena de valor en múltiples estados del país”, indicó el diplomático.

La Toyota RAV4 2026
La Toyota RAV4 2026. Crédito: Toyota.
Crédito: Cortesía

Exportar desde EE.UU.: un superávit que favorece

Otro de los puntos que Japón ha querido destacar es que una parte significativa de la producción japonesa dentro de Estados Unidos se destina a mercados externos. De acuerdo con Akazawa, unas 300.000 unidades al año fabricadas por marcas japonesas en EE. UU. son enviadas a otros países, generando un efecto positivo en la balanza comercial estadounidense.

“Estas exportaciones contribuyen a crear un superávit comercial para Estados Unidos”, subrayó. Es decir, lejos de perjudicar la economía norteamericana, estas operaciones —según Japón— la fortalecen.

Seis reuniones, ningún acuerdo

Desde que la medida fue propuesta, representantes de ambos gobiernos han sostenido al menos seis rondas de negociaciones en busca de una fórmula que permita reducir el impacto de los aranceles. Sin embargo, ninguna de ellas ha tenido éxito hasta ahora.

La posición de la administración Trump se mantiene firme, con el argumento de que es necesario proteger la industria automotriz nacional.

Los aranceles adicionales, que entrarán en vigor por completo el próximo 9 de julio de 2025, implican un aumento sustancial de los gravámenes generales del 10% al 24%, y un recargo específico del 25% sobre vehículos provenientes de ciertos países, incluida Japón, salvo que se alcance un acuerdo diplomático previo.

Washington no cede

La postura del gobierno de Donald Trump responde a una visión clara: reducir la dependencia de vehículos extranjeros y promover la producción local. Según la Casa Blanca, estas medidas son parte de una estrategia para proteger empleos y fomentar la competitividad industrial interna.

Sin embargo, algunos analistas advierten que este tipo de decisiones puede terminar siendo contraproducente. “Cuando se penaliza la entrada de vehículos que no solo son importados, sino también fabricados dentro del país por empresas extranjeras, se corre el riesgo de afectar inversiones ya establecidas”, advierte un informe de Bloomberg Línea.

Otra imagen del Honda Accord 2025
Otra imagen del Honda Accord 2025. Crédito: Honda.
Crédito: Cortesía

Japón insiste en el diálogo

Mientras tanto, la delegación japonesa continúa su visita a Washington en busca de nuevas instancias de conciliación.

Aunque las probabilidades de que el gobierno estadounidense flexibilice su postura parecen mínimas en el corto plazo, Tokio no abandona sus esfuerzos.

“Tenemos la intención de seguir explicando nuestra posición claramente y buscar la comprensión del gobierno estadounidense”, reiteró Ryosei Akazawa, reflejando la estrategia diplomática de persistencia que Japón ha adoptado ante este conflicto.

La industria automotriz como eje político

Este conflicto no ocurre en el vacío. La política industrial automotriz se ha convertido en un tema altamente sensible en Estados Unidos, especialmente en año electoral. Donald Trump ha hecho del “Made in America” una bandera de campaña y, en ese marco, los aranceles se presentan como una herramienta para reforzar su mensaje nacionalista.

Sin embargo, expertos en comercio internacional alertan que el efecto en las relaciones bilaterales con aliados históricos como Japón podría ser duradero. “Se está tocando un punto clave en la diplomacia comercial. Japón ha sido uno de los principales socios de Estados Unidos y esto puede abrir una herida difícil de cerrar”, sostiene el economista Scott Wallstein.

¿Qué se espera para los próximos meses?

Salvo una marcha atrás inesperada, el cronograma de implementación de los aranceles se mantiene firme.

A partir del 9 de julio, el nuevo esquema arancelario comenzará a regir en su totalidad, lo que podría encarecer significativamente los vehículos japoneses importados y alterar la dinámica de mercado, incluso para los modelos producidos localmente bajo marcas niponas.

Los consumidores también podrían verse afectados, especialmente aquellos interesados en vehículos de alta eficiencia y fiabilidad como los de marcas japonesas.

Modelos como el Toyota RAV4, Honda Accord o Nissan Rogue podrían enfrentar aumentos que oscilen entre $3,000 y $5,000 dólares por unidad, según cálculos preliminares de distribuidores en California y Nueva York.

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