Liberan a tres jornaleros arrestados en redada de Pomona
La USC Immigrant Rights Clinic los defiende sin cobro alguno, y la comunidad con sus donativos les paga la fianza

Jesús Domingo Ros recuperar su libertad tras dos meses de detención migratoria. Crédito: Jesús Domingo Ros | Cortesía
Tres de los jornaleros detenidos durante una redada de la Patrulla Fronteriza afuera de una tienda Home Depot en la ciudad de Pomona, lograron ser liberados de la detención migratoria tras el pago de una fianza y la colocación de una pulsera de monitoreo electrónico en el tobillo.
Los jornaleros que recuperaron su libertad son los guatemaltecos Jesús Domingo Ros, Yoni Ronaldo Jacinto García y Edwin Roberto Juárez Cobón. Los tres estuvieron detenidos por más de dos meses en el Imperial Regional Detention Facility, ubicado en Calexico, California.
La Opinión logró hablar con Jesús Domingo Ros, un jornalero de 38 años que recuperó su libertad junto con Yoni Ronaldo el 26 de junio.
“Me liberaron tras el pago de una fianza de $7,500 al igual que a Yoni Ronaldo. Sé que Edwin pagó más de $10,000. A los tres nos pusieron la pulsera electrónica, pero en la primera cita, a mí me la quitaron y me colocaron un reloj de monitoreo, que es menos molesto”, dice Jesús Domingo, quien se considera un indígena maya.
“Nos colocaron esa pulsera como si fuéramos terroristas o tuviéramos récord criminal, que para que no nos fuéramos a escapar. De hecho, tenemos prohibido salir de California”.
Lo que el Servicio de Migración y Aduanas (ICE) está haciendo es monitorear a los inmigrantes liberados de la custodia a través del programa Intensive Supervision Appearance Program (ISAP), que implica colocarles pulseras o relojes de vigilancia electrónica para saber dónde están; pero además los obliga a presentarse a citas a sus oficinas para revisarles el equipo.
En el caso de los jornaleros liberados, después de su arresto en Pomona, deben presentarse en repetidas ocasiones a las instalaciones del ISAP en San Bernardino.
“Ya he ido a dos citas, y voy con muchos nervios. Solo le pido a Dios que me dé fuerzas para resolver todo esto. No tengo récord criminal ni en Guatemala ni en Estados Unidos”.
Añade que se siente muy mal porque no es ningún delincuente, ni traficante de armas. Sin embargo, lo tratan como si lo fuera.
“Cada vez que he ido a corte, les he prometido que voy a cumplir con todos los requisitos que me pidan, pero aún así no me quitan el reloj de monitoreo”.

Jesús Domingo emigró de Guatemala hace tres años en busca de un ingreso más estable para sostener a su compañera y a sus tres hijos, todos menores. El último nació un mes después de que llegó a este país.
“En estos tres años siempre he trabajado de jornalero”, dice.
Comparte que cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, y empezó a escuchar por las redes sociales sobre las redadas, tenía confianza de que no pasaría nada porque California es un estado santuario, en el que las autoridades locales y estatales no cooperan con los agentes federales de migración.
Pero no fue así.
“El día menos pensado, el 22 de abril hicieron una redada alrededor del Home Depot en San Bernardino. Otros tres compañeros y yo estábamos en una gasolinera como a una cuadra, cuando agentes de migración encubiertos nos tomaron por sorpresa. Tratamos de escondernos para que no nos arrestaran, pero no pudimos”, dice.
Jesús Domingo cuenta que el mundo se le vino encima cuando lo arrestaron.
“Estaba todo asustado, estresado y angustiado en la Van en la que nos llevaban. Terminé por dejar todo en manos de Dios, y darme ánimos, pensando que todo se iba a solucionar, porque yo no soy un criminal”.
Los dos meses que pasó en el Centro de Detención del ICE en Calexico, fueron una completa pesadilla que vivó atrapado por sentimientos de preocupación y el temor a ser deportado.
Cuando logró salir libre, dice que lo primero que hizo fue dar gracias a Dios y rezar en su interior.
“Agradecí a Dios por la oportunidad, y le dije que en sus manos todo iba a estar bien”.
Su mayor alegría al recuperar su libertad, fue poder ver y hablar por teléfono con sus tres hijos.
Jesús Domingo logró su liberación gracias al apoyo legal que les dio la Clínica de Derechos de los Inmigrantes de la Universidad del Sur de California (USC), en inglés USC Immigrant Rights Clinic.
“Lo supe hasta que salí. Estoy muy agradecido de corazón con toda la gente que me ayudo y quisiera darles un abrazo”, dice.
“Pido a Dios que todo esté sacrificio valga la pena. Mi mayor deseo es tener un permiso de trabajo y mantener bien a mi familia”.
Cuentan que ellos viven en un lugar donde hay muchas amenazas de los cárteles de la droga, por eso quiere sacarlos de ahí y juntar dinero para construirles una casa en un lugar seguro de Guatemala donde él pueda regresar y reunificarse con su familia.
Lamentablemente desde que dejó la custodia de ICE no ha podido trabajar.
“Tengo tres hermanos que me ayudan con la comida. Yo antes contribuía con la renta, pero como el ICE me prohibió laborar, no he podido ayudarles. Tengo también un patrocinador que se ha comprometido a darme una recamara”.

La defensa y las fianzas
Alexis Teodoro, director de los derechos de los trabajadores del Pomona Economic Opportunity Center, dice que la liberación de los tres jornaleros fue posible gracias a la defensa legal que llevó a cabo la Clínica de Derechos de Inmigrantes de la Universidad del Sur de California.
“Tenemos una colaboración donde ellos representan probono (donación) a los jornaleros”.
Precisa que las fianzas se pagaron gracias a las donaciones de la comunidad en el sitio Inland Coalition Immigrant Justice que se abrió para apoyar a los 15 jornaleros detenidos en la redada del 22 de abril, en la que siguen recaudando donativos. Todavía pueden donar en: https://secure.actblue.com/donate/jornaleros
“La mayoría de los jornaleros detenidos en esa redada ya han sido deportados. Nosotros liberamos a estos tres, y siguen dos jornaleros salvadoreños en detención, pero ellos tienen sus propios abogados”.
Revela que de abril a la fecha, han documentado el arresto de entre 50 y 60 jornaleros en redadas migratorias en los Home Depot de los condados de Riverside y San Bernardino.
“Los detienen al estilo Gavilán. Los meten a las Van y se lo llevan de volada”, comenta.
“Fue una lucha intensa para liberar a estos tres jornaleros. Intervinieron varios factores. Miles de personas llamaban al Centro de Detención, mandaban correos electrónicos pidiendo la liberación. Hasta ya nos conocían por nombre de tanto que insistimos”.
Dice que descubrieron que el ICE les inventó cargos criminales, y querían hacerles deportaciones inmediatas, manejando mentiras como que llevaban menos de un año en el país, cuando cada uno de ellos, ha vivido aquí más de tres años.
“El enfoque de la defensa en adelante es la lucha para que les quiten las órdenes de deportación, y hemos hablando con la congresista Norma Torres para que les remueven los grilletes electrónicos porque los jornaleros no son criminales”.