Autoridades advierten crisis de salud mental en menores de edad a causa de las redadas
Informe de UC Riverside analiza el sufrimiento de los niños y adolescentes a causa de la separación de familias por inmigración

Es muy común que los hijos estén presentes a la hora de una redada de migración. Crédito: Michael Owen Baker) | AP
Ana, una estudiante de secundaria de 17 años nacida en Estados Unidos, es solo una de quizás cientos de adolescentes estudiantes que ha sido derivada a consultas de psiquiatría como consecuencia de las agresivas redadas de inmigración.
La hija de inmigrantes salvadoreños con situación irregular es un caso publicado en Psychiatric News, un informe de un equipo de profesionales de la salud mental de la facultad de Medicina de la Universidad de California en Riverside (UCR), liderado por la doctora Lisa Fortuna, quienes consideran que hay una crisis de salud mental entre niños, adolescentes y adultos.
Ana ha sido atendida por haber pasado tres episodios de pánico, por sufrir insomnio y autolesiones. Ella vive en un hogar mixto: sus padres no tienen documentos legales, trabajan en sectores de bajos salarios y evitan solicitar servicios públicos por temor a ser detenidos.
Recientemente, el padre de la chica presenció una redada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en su lugar de trabajo. Desde ese incidente, Ana ha desarrollado un aumento de ansiedad, pesadillas recurrentes y un creciente desapego escolar. Aunque protegida por su ciudadanía por nacimiento, Ana vive con el temor constante de que su familia pueda ser separada en cualquier momento.
Durante la evaluación clínica, Ana revela un profundo sentimiento de culpa y responsabilidad emocional por el bienestar de sus padres, en particular por su vulnerabilidad a las consecuencias legales.
“Para mí, los jóvenes de este país e igualmente los jóvenes inmigrantes son en verdad el futuro de Estados Unidos”, declaró la doctora Lisa Fortuna, profesora y catedrática de psiquiatría y neurociencia de la Facultad de Medicina de la UCR y autora principal del informe, junto con Kevin Gutiérrez, doctor y psiquiatra principal en el Departamento de Psiquiatría y Neurociencia de la UCR.
“Ellos son quienes van a estar trabajando, cuidando y sanando a las personas de esta nación, pero hoy están sufriendo, y nosotros, como padres, queremos protegerlos para que salgan adelante”.
La experta consideró que la barrera del sufrimiento y miedo no tiene que ser verdad y nadie debería estar pasando estas cosas “porque tienen un efecto negativo en el futuro”.
En su testimonio, Ana describió un dolor más difuso, algo pesado y difícil de identificar. Con el tiempo, reveló que su abuela huyó de la violencia política durante la guerra civil de El Salvador y que el trauma de ese período ha permanecido en gran medida en el olvido familiar.
Su madre se crio tras ese conflicto, en un entorno marcado por el silencio, la vigilancia y el duelo no resuelto.
Ahora, los síntomas de Ana reflejan no solo el estrés agudo de la vida bajo la política migratoria contemporánea, sino también el legado emocional del trauma intergeneracional, el desplazamiento y el silencio familiar.
Su psiquiatra abordó el caso desde la perspectiva del trauma socio génico, una forma de trauma arraigada en las estructuras sociales y las condiciones históricas, más que en eventos aislados o discretos.
En lugar de interpretar los síntomas de Ana como una psicopatología aislada, se entienden como señales adaptativas de sistemas más amplios de daño: inestabilidad crónica, vigilancia racializada, estatus legal precario y la invisibilidad de las historias de inmigración dentro de las narrativas culturales dominantes.
Para los expertos en salud mental, la experiencia de Ana destaca cómo las políticas de control migratorio pueden precipitar o exacerbar los síntomas relacionados con el trauma en niños y adolescentes, incluso cuando estos jóvenes no han experimentado directamente un evento que ponga en peligro su vida.
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5-TR), la exposición al trauma incluye no solo amenazas directas a la vida o la integridad física, sino también presenciar eventos traumáticos o enterarse de traumas que afectaron a familiares cercanos. La exposición de Ana a la redada en el lugar de trabajo de su padre, combinada con el miedo crónico anticipatorio a la separación familiar, cumple con este umbral.
Además, los síntomas de la adolescente reflejan claramente síntomas de intrusión, como pesadillas, miedo persistente y angustia, desencadenados por recordatorios de posibles medidas de control migratorio.
Estos síntomas se ven reforzados por señales ambientales repetidas, como escuchar noticias de deportaciones, presenciar a las fuerzas del orden en la comunidad o evitar espacios públicos por miedo.
“En nuestro trabajo revisamos varios estudios que examinaron los síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el malestar psicológico”, enfatizó la doctora Lisa R. Fortuna.
La mayoría de sus estudios incluyeron alrededor de 100 participantes.
“Los recientes aumentos en la aplicación de medidas [migratorias] han llevado a que menos familias busquen atención; sin embargo, el incremento en los mensajes ha contribuido a un mayor malestar en los niños y a conversaciones más frecuentes sobre los temores relacionados con asistir a la escuela”, añadió.
El informe de UCR explica cómo los niños nacidos en Estados Unidos en familias con estatus migratorio mixto enfrentan una ansiedad constante ante la posibilidad de que sus padres sean detenidos o deportados.
Señala que las separaciones familiares, tanto antes como después de la migración, perjudican el desarrollo emocional y el rendimiento académico de los niños. Los cuidadores inmigrantes, especialmente las madres, a menudo sufren traumas, lo que limita su capacidad para apoyar emocionalmente a sus hijos, escriben los autores.
“Entreguémonos a la migra”
Aunque su familia no fue separada y no fueron parte del estudio de UCR Lupita Martínez y sus hijos Mario, de 12 años y de Roxana, de 10 también han visto y saben las presiones a las que muchas familias latinas se enfrentan.
“Ya no los miro con tanta ansiedad como al principio [de las redadas]”, dijo la mujer originaria de Puebla, México. “Al principio nos dio mucho miedo, pero yo también se los transmitía porque me pasaba el tiempo hablándoles del tema”.
Después, prefirió no hacerlo.
La señora Martínez reveló a La Opinión que, inclusive, la niña le sugirió que se entregaran a “la migra” para evitar ser separada de su madre.
El temor surgió porque la menor vio un video en las redes sociales donde se observa a agentes enmascarados de ICE arrestando en Pasadena a una madre [Rosalina Vargas] frente a sus hijos. El arresto ocurrió el 28 de junio.
“Ella [Roxana] me dijo: Mamá están separando a los niños de sus papás. Yo no quiero que me separen de ti, mejor vamos y nos entregamos para que no nos separen”.
Ella, una vendedora ambulante calmó a su hija, diciéndole que nadie los iba a separar nunca y que tampoco se arriesgaría exponiéndose en la calle.
Por su parte, Mario no quería ir a la escuela. Tenía miedo de ser arrestado.
Lupita y su esposo Gilberto propusieron a los niños estudiar a distancia, pero ellos no estuvieron de acuerdo. Vencieron sus miedos desde que se dejó de hablar de las redadas y dejaron de ver los noticieros. A Mario y Roxana les limitaron pasar demasiado tiempo en las redes sociales y los educaron para no abrir videos relacionados con inmigración.
LAUSD y el impacto en la salud mental:
En reacción al reporte de la UCR, una portavoz del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), dijo a La Opinión: “Aún es pronto para comprender completamente el impacto a largo plazo en la salud mental de los estudiantes. Sin embargo, lo que las investigaciones demuestran consistentemente es que incluso aumentos agudos del estrés pueden manifestarse en respuestas tanto emocionales como físicas”,
Afirmó que, en entornos de alto estrés, a menudo observan cambios de humor, como signos de tristeza, ira o desesperación, y en cuanto al comportamiento, los niños pueden volverse inusualmente cansados, inusualmente hiperactivos, más dependientes o repentinamente retraídos.
“Algunos también presentan síntomas somáticos (dolores de cabeza, dolores de estómago o dolores corporales leves), que indican angustia psicológica que se expresa físicamente”, señaló la portavoz, quien aseguró que en el LAUSD están atentos a dichas señales y preparados para responder, “porque cada encuentro ofrece una oportunidad para observar, escuchar y actuar”.
Mensaje de salud mental para las familias:
La portavoz mencionó que en momentos de crisis y el incremento de las redadas migratorias, el mensaje más importante para las familias es: no están solos.
Si usted o su hijo tienen inquietudes sobre salud mental, llamen a nuestra Línea de Recursos para Estudiantes y Familias al 213-241-3840 para conectarse con los servicios de salud mental del LAUSD. Para preguntas o inquietudes relacionadas con la inmigración, las familias también pueden comunicarse con nuestra Línea de Recursos Familiares al 213-443-1300.
Enfoque de atención PFA
En el LAUSD, los miembros del equipo de crisis en las escuelas utilizan un enfoque comprobado llamado Primeros Auxilios Psicológicos (PFA) para apoyar a niños y adultos en momentos de crisis.
· Escuchar: Escuchen atentamente lo que los niños dicen, y también lo que no dicen. Escuchar les dice: su historia importa, ustedes importan.
· Proteger: Dejen claro con palabras y acciones que las escuelas son santuarios. Comparta información precisa y afirme que la seguridad no es negociable.
· Conectar: Vincule a las familias con recursos como We Are One, líneas directas y apoyos comunitarios de confianza, porque nadie debería afrontar una crisis solo.
· Modelar: Demuestre calma y esperanza. La estabilidad es contagiosa, y cuando los adultos la modelan, los niños la perciben.
· Enseñar: Ofrezca herramientas sencillas y apropiadas para su edad, como ejercicios de respiración o estrategias de conexión a tierra, que ayuden a los niños a manejar la ansiedad hoy y a prepararse para los desafíos del futuro.
Unidos ante las redadas
Por otra parte, la funcionaria de educación sostuvo que el distrito escolar se mantiene unido para proteger a cada estudiante y familia durante este período de intensificación de las medidas de control migratorio.
“En estrecha colaboración con los líderes de la ciudad y los socios municipales, hemos reforzado las medidas de seguridad en nuestras escuelas y sus alrededores”, señaló. “Esto incluye una mejor comunicación con diversas entidades, presencia visible en las comunidades afectadas y protocolos de respuesta rápida en caso de que se produzcan medidas de control”.
Añadió que, a través de la campaña “Somos Uno”, las familias tienen acceso 24/7 a recursos de “Conoce tus Derechos”, derivaciones legales, servicios de salud mental y una Línea Directa Familiar.
“También hemos creado un Paquete de Preparación Familiar, disponible en varios idiomas, para ayudar a las familias a comprender qué hacer si se acercan a ellos los agentes de inmigración”, dijo la portavoz. “Nunca preguntaremos ni compartiremos el estatus migratorio de un estudiante a menos que lo exija la ley, y nos comprometemos a mantener zonas seguras alrededor de nuestras escuelas”.
Destacó que, para los estudiantes que puedan necesitar apoyo adicional, incluyendo transporte individualizado o servicios de autobús, animamos a las familias a que se pongan en contacto directamente con su escuela.
“También ofrecemos nuestra Academia Virtual, donde los estudiantes pueden acceder a la educación de calidad que merecen en línea. Finalmente, contamos con protocolos para coordinarnos con socios contratados que pueden brindar apoyo legal al estudiante y a su familia”, dijo.
“Nuestro mensaje es claro: todos los niños deben asistir a la escuela, y haremos todo lo posible para mantener nuestros campus seguros, acogedores y con un ambiente de apoyo para todos”, expresó la vocera de prensa.