window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Orgullo mexicano: De jornalero a contratista

El consulado de México en L.A. reconoce el apote de José Antonio García a la comunidad

Gabriela Pérez, Jose Antonio García, Carlos Gonzalez, Daniella García y Erick García posan para un retrato durante el reconocimiento del Orgullo Mexicano.

Gabriela Pérez, Jose Antonio García, Carlos Gonzalez, Daniella García y Erick García posan para un retrato durante el reconocimiento del Orgullo Mexicano.  Crédito: Fotos: Isaac Ceja | Impremedia

Desde que llegó a Estados Unidos hace 36 años, José Antonio García Martínez, mexicano originario de la Ciudad de México, ha hecho trabajos de construcción en varias ciudades como Houston, Los Ángeles, San José y una vez su trabajo lo llevó hasta Kyoto después de una recomendación de un compañero.   

“Éramos tres americanos, tres mexicanos y dos japoneses”, recordó García, galardonado como Orgullo Mexicano por el Consulado de México en L.A.  

A este mexicano, le satisface poder construir las casas desde abajo hasta que estén listas y habitables y disfrutar que la gente esté contenta con su trabajo. 

Cada mes el Consulado General de México en Los Ángeles realiza la ceremonia de entrega del reconocimiento “Orgullo Mexicano del Mes”, una distinción que honra a personas migrantes mexicanas cuya labor, fuera de la esfera pública, ha contribuido significativamente en el bienestar y desarrollo de sus comunidades, y sirve de ejemplo para los demás. 

Carlos González Gutiérrez, cónsul general de México en Los Ángeles, entrega el reconocimiento de José Antonio Garcia.

Carlos González Gutiérrez, el cónsul general de México en Los Ángeles, compartió que para el consulado el reconocimiento de José Antonio es honrar a un mexicano que con el trabajo duro, con el esfuerzo, con la dedicación y con la disciplina ha logrado sobresalir en el país para ser un supervisor que asume la responsabilidad de la gestión y administración de un proyecto de construcción.  

“La historia de José Antonio refleja la capacidad de la comunidad migrante para forjar un camino, superar obstáculos y demostrar que el talento y el trabajo arduo de los mexicanos son sinónimo de excelencia y compromiso”, dijo el diplomático. “Detrás de los grandes proyectos arquitectónicos que dan forma a una ciudad como Los Ángeles, hay muchas manos trabajadoras de mexicanos que, como José Antonio, construyeron esta metrópolis día tras día”. 

De jornalero a contratista 

La historia de García inicia como jornalero recién llegado al país, con el objetivo de reunir recursos para regresar a México y emprender un taller de mecánico en su país. 

Sin embargo, en el trabajo diario descubrió su verdadera vocación en el sector de la construcción, forjando una sólida trayectoria como contratista. 

Más allá de su vida profesional, destaca también como un padre y esposo dedicado que se enorgullece de sus tres hijos: Stephanie, licenciada en Administración Hospitalaria por San Jose State University; Erick, médico cirujano; y Daniella, bióloga egresada de la Universidad de Brown. 

Gabriela Perez, esposa de Garcia, compartió que su esposo ha sido un hombre muy trabajador desde el día que lo conoció y se siente muy orgullosa de todo lo que ha logrado.  

José Antonio García Martínez, mexicano originario de la Ciudad de México, llego a los Estados Unidos hace 36 años.

“Siempre fue muy trabajador y muy responsable de la familia”, dijo la esposa de Garcia. “Hemos formado un bonito hogar y llevamos 37 años de casados y ha sido algo muy bueno en nuestra vida para los dos”. 

Erick García, hijo del homenajeado, siempre veía que su padre se levantaba temprano para irse a trabajar y hoy se siente muy agradecido de las oportunidades que pudo tener en el país debido a su padre.  

“A veces hasta yo quería ir a trabajar con él en la construcción, pero no me dejaba porque quería que aprendiera y fuera a la escuela y eso me ayudó a llegar aquí a donde estoy ahora”, dijo el hijo de Garcia que es médico. 

En el 2014, García tuvo una enfermedad, de la que prefiere no compartir detalles, que casi le cuesta la vida. No obstante, durante su tiempo de recuperación el mexicano siguió trabajando. 

“Entonces en el proceso de recuperación, decido sacar mi licencia de contratista, estudié y pasé el examen, saqué mi licencia y regresé a trabajar con la compañía y con la mía”, dijo el mexicano.  

Hoy en día, el mexicano se siente satisfecho con lo que ha hecho y le gusta seguir aprendiendo. En el futuro piensa tener su propia compañía de inspección. 

“Aunque vienes de otro país y todo tú sabes que hay que respetar y no perder ese valor que tenemos como mexicanos de que nos reconocen porque hacemos pachanga pero también porque trabajamos duro y respetamos a la gente”, dijo García. 

No tan lejos de donde García recibió su reconocimiento en el Consulado, agentes federales descendieron afuera del Home Depot de Westlake alrededor de las 7 de la mañana y se llevaron a varias personas en busca de trabajo, según un reporte del LA Public Press.  

Según una declaración del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) al LA Public Press, solo tres de las ocho personas detenidas tenían “antecedentes penales por delitos” aunque el DHS no proporcionó documentación para apoyar esas declaraciones. 

Para García, esta situación es triste ya que el migrante comenzó su vida en el país haciendo lo mismo. 

“Es triste, ¿no? que estén pasando por todo esto”, agregó. “Solo están buscando su manera de sobrevivir, de hacer algo también, pero lo que les podía decir es que no pierdan la fe y que espero que sea algo pasajero”. 

En esta nota

mexico
Contenido Patrocinado