Carros y Café, un club que une a la comunidad a siete meses del incendio en Altadena
Residentes afectados dicen que empiezan a tener esperanza de que las cosas pueden mejorar

Cada semana decenas de personas se reúnen para el evento de Carros y Café en Altadena. Credit: Isaac Ceja | Impremedia
En cada esquina del estacionamiento Dave Stone toma fotos de los carros clásicos con sus dueños a un lado, platica con ellos y de repente alguien llega y lo abraza, una y otra vez, mientras sigue su recorrido.
Los reunidos con sus vehículos clásicos son víctimas de uno de los incendios más destructivos en los últimos años en California, el incendio Eaton, que le arrebató la vida a 19 personas y quemó unas nueve mil edificaciones en enero pasado.
Debido a que este fin de semana se cumplieron siete meses de aquella catástrofe, decenas de residentes afectados por el incendio y en proceso de recuperación anímica y materialmente se reunieron con motivo del club de Carros y Café.
Al evento llegaron los miembros del club, pero también muchos miembros de la comunidad para ver a los vehículos como un DMC DeLorean, un Mustang del ‘65 con un muñeco gigantesco de Bob’s Big Boy, un Ford F250 del ‘68 y un Franklin Modelo 9A del año 1916 entre otros.
No obstante los atractivos vehículos, la mayoría de la gente llegó porque dijeron que sentían una gran necesidad de compartir con las personas de su comunidad afectada.

“Es un espectáculo de personas con autos”, dijo un asistente a Stone desde la ventana de su coche.
La idea para el evento se formó desde que Stone comenzó a tomar miles de fotos de los carros clásicos que encontraba destruidos por el incendio Eaton, luego las compartió con las historias de las personas afectadas en su cuenta de Instagram Not EV Altadena y la comunidad se empezó a conectar.
Al comunicarse con un gran número de personas, Stone vio que la necesidad de estar en comunidad existía después de que muchos perdieron sus hogares y fueron desplazados.
Cuando Stone ve las sonrisas y emoción de los asistentes en sus reuniones semanales, se le vienen las lágrimas de alegría al ver que hay un lugar donde las personas afectadas por el incendio se pueden reunir y sentir que pertenecen a una comunidad.
“Solía pensar que la comunidad era un lugar donde vivías, pero ahora sé que es un tipo hermandad social de manera consciente y subconsciente”, dijo Stone.
Jorge Trujillo fue al evento de Carros y Café por primera vez cuando tomaba lugar en otro sitio y solo 10 a 15 carros llegaban, pero en esta ocasión se asombró de ver alrededor de 60 miembros de la comunidad que se reunieron.

“Ahora todos nos conocemos”, dijo Trujillo. “Todos, ya sea que recuerden tu nombre o no, todos nos saludamos, nos damos la mano y estamos aquí pasando un buen rato”.
Hace unas semanas, Trujillo vio que un carro estaba solo, apartado de los demás, pero al acercarse, el dueño del carro le dijo que su vehículo tenía problemas mecánicos.
Gracias a su experiencia y conocimiento sobre vehículos, Trujillo le ayudó al conductor a cambiar el distribuidor del coche y lo hizo funcionar como nuevo.
“Mucha gente es de aquí y mucha gente viene de diferentes lugares”, expresó el joven latino, quien subrayó que seguramente se necesitará un lugar más grande para reunirse la próxima vez.
Hipólito y su esposa Elizabeth Cisneros escucharon del evento a través de Instagram, así que decidieron participar. Ahora se sienten muy agradecidos con Stone por haber reunido a los miembros de la comunidad.
“Esto realmente nos recuerda porque aún queremos reconstruir nuestro hogar”, dijo Hipólito. “Esto es porque Altadena es Altadena, y como puedes ver, las personas se ayudan, ríen, cuentan chistes y se desahogan entre ellos”.
Durante el incendio, la familia Cisneros perdió su hogar y el material de su pequeño negocio, nombrado Mad Hippo Designs, donde hacen diseños personalizados de todo tipo.
A siete meses de la tragedia, ellos aún no han podido utilizar el dinero que recibieron de su seguro debido a complicaciones con su banco Wells Fargo.
“Hemos ido a tres sucursales, tres gerentes y ninguno de ellos nos ha podido ayudar”, dijo Hipólito.
Hoy en día, Altadena ha cambiado un poco, las flores ya empiezan a crecer de las cenizas y muchos hogares ya están en proceso de reconstrucción.
No obstante, para otras familias la situación aún es complicada porque no termina de ponerse de acuerdo con su seguro; mientras que en algunos casos las personas simplemente no tienen los recursos para poder reconstruir su hogar.
Eileen Cullen había vivido en Altadena por 11 años cuando el incendio destruyó su hogar. El lote donde vivía ahora está completamente vacío, excepto por un buzón pegado en una maceta donde ella dice que aún recibe correo.
Después de siete meses, Cullen dice que está comenzando a tener esperanza de que las cosas podrán mejorar.
“Creo que el cuerpo de ingenieros del Ejército hizo un gran trabajo y eso te da esperanza; ahora no solo estás constantemente viendo los escombros”, dijo Cullen. “Creo que poco a poco todo está dando un giro, pero definitivamente todavía hay mucho por hacer y procesar para llegar a aceptar lo que pasó”.
Casi dos tercios de la calle donde vivía todavía está vacía, pero ella dice que por lo menos una vez al mes se reúne con 20 de sus vecinos para comer y estar en comunidad.
Actualmente, Cullen está en el proceso de desarrollar un diseño para su hogar y está trabajando con un arquitecto, pero lo que más espera con emoción, es poder regresar a su vecindario y estar con sus vecinos como antes.