Google ve luz al final del túnel: juez decide que no tendrá que vender Chrome
El juez Amit Mehta estimó que no es necesario que el gigante tecnológico se desprenda de su navegador en lo que marca un triunfo para la compañía

Con la decisión del juez Amit Mehta Google se marca una victoria importante al no tener que vender uno de sus activos más importantes como lo es su navegador Chrome Crédito: Shutterstock
En un giro que muchos no esperaban, el juez federal Amit Mehta determinó que Google no tendrá que vender su navegador Chrome como parte de las medidas para remediar su monopolio en las búsquedas. La decisión, plasmada en una extensa resolución de 230 páginas, rechaza algunas de las propuestas más drásticas del Departamento de Justicia y deja sobre la mesa soluciones parciales que, aunque importantes, son menos severas de lo que pedía la fiscalía.
¿Qué dijo exactamente el juez Mehta sobre Chrome?
Mehta sostuvo que, si bien el estatus por defecto de Google en Chrome contribuye a su dominio en búsquedas, obligar a la compañía a vender el navegador sería una medida mal ajustada para este caso. El juez argumentó que Chrome no funciona como un negocio independiente (depende de la infraestructura de Google) y que forzar una venta sería “incómodo, arriesgado y probablemente causaría degradación del producto”, con una potencial pérdida de bienestar para los consumidores.
Además, el magistrado rechazó la idea de prohibir por completo los pagos que Google hace a distribuidores (como fabricantes de teléfonos o navegadores) para que su buscador sea el predeterminado. Mehta consideró que retirar esas compensaciones podría dañar a fabricantes y reducir ingresos importantes para ellos, y que, por la expansión de la financiación en proyectos de IA, los rivales están en una posición mejor ahora que cuando se presentó la demanda.
Las medidas sí impuestas: datos y límites a exclusividades
Aunque Google evita la venta de Chrome, el juez sí ordenó remedios significativos. Entre los más relevantes: que Google comparta cierto tipo de datos de búsquedas con competidores calificados (aunque de forma muy limitada: una instantánea única en lugar de suministro continuo), y que se prohíban ciertos acuerdos exclusivos de distribución que podrían bloquear canales para rivales.
Estas medidas buscan darle a competidores la capacidad técnica de rastrear y indexar la web con más eficiencia, algo que el fallo considera necesario para fomentar competencia.
Importante: el tribunal no aceptó la lista completa de datos que el DOJ solicitó; la entrega de datos será más estrecha de lo pedido, y la obligación de sindicar resultados estará limitada en tiempo (cinco años en vez de los diez solicitados) y en precio (Google puede cobrar por encima del costo marginal). En resumen, hay concesiones para los rivales, pero calibradas y limitadas.
¿Una buena noticia para Google?
Para Google, la noticia es claramente favorable: mantiene Chrome, puede seguir pagando por que sea el navegador predeterminado de millones de usuarios y evita una división compleja que habría sido costosa y técnicamente riesgosa. Esto le da tiempo para apelar el fallo de culpabilidad y defenderse en instancias superiores, lo que podría llevar el caso hasta la Corte Suprema. La posibilidad de apelación y la ausencia de una divestiture inmediata significan que la arquitectura actual del ecosistema de búsqueda no cambia de golpe.
Para los críticos y competidores, el fallo supone una frustración. Organizaciones como DuckDuckGo y grupos de defensa antimonopolio han señalado que las medidas son insuficientes y que Google seguirá teniendo palancas de poder para frenar a rivales, sobre todo en áreas emergentes como la búsqueda basada en IA.
La decisión de Mehta representa, en suma, una solución intermedia: evita la ruptura radical que pedía el DOJ pero impone arreglos que procuran abrir el mercado sin deshacer de forma abrupta productos que millones usan a diario. El caso, de todas formas, está lejos de cerrarse: Google aún enfrenta otras derrotas judiciales recientes y la posibilidad de que el gobierno recurra. Mientras tanto, la industria y los reguladores seguirán observando cómo estas medidas afectarán la competencia real en búsqueda y en las nuevas funciones basadas en IA.
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