Estudiante latina llega a la cima académica desde el Sur de Los Ángeles
La hija de dos inmigrantes mexicanos recibió una beca que le permitirá estudiar hasta el doctorado en la universidad Brown, una de las mejores del país
Los padres de Andrea Malpica no hablan inglés y jamás fueron a la universidad en su natal México, pero le insistieron que habían venido a este país solo para ofrecerle una mejor educación y calidad de vida.
“Mi mamá siempre me motivaba. ‘Yo no terminé la escuela, pero tú tienes la oportunidad de hacerlo aquí’”, dice Andrea, quien este sábado se gradúa de la secundaria chárter Smidt Tech de Lincoln Heights. Es parte de la primera generación que recibe un diploma de ese instituto.
Sin embargo, éste no es su mayor logro, sino haber sido aceptada en la selectiva universidad Brown de Rhode Island y obtener una beca del programa Gates Millennium que cubrirá la colegiatura de $240,000 por la carrera de Ciencias Ambientales. Si continúa hasta el doctorado, la ayuda se extenderá.
Andrea, de 17 años, es la segunda en su familia en ese plantel, porque su hermano estudia Economía ahí. Esta semana se graduó otro hermano del influyente Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
“Mi papá se quebró la espalda para darnos lo mejor que pudo, estoy muy agradecida con ellos por todos sus sacrificios”, expresó la hija de un soldador y una ama de casa, ambos originarios de Morelos.
Pero Andrea también hizo un esfuerzo extraordinario para entrar a la prestigiosa Ivy League (como se conoce a las ocho mejores universidades del país, entre éstas Brown). Siendo residente del empobrecido Sur de Los Ángeles, ella tenía que viajar dos horas en autobús para llegar a su secundaria.
“A veces me quedaba dormida en el autobús por cansancio, porque también juego deportes y estoy en clubes después de la escuela”, relató esta adolescente que a menudo tuvo que programar la alarma en su celular para despertar antes de que el bus la dejara lejos de su casa. “Sí valió la pena”, sentencia sobre los largos trayectos en bus.
Su calificación final de 4.3 (superior a la escala regular de grados) la obtuvo estudiando con empeño, poniendo atención a sus maestros y tomando las temidas clases avanzadas.
“Le diría a otros estudiantes que le echen ganas a la escuela porque es la única forma de salir adelante”.
En casa tuvo que convencer a sus padres de que ir Brown, en la costa este del país, era lo mejor para ella. Ser la única hija y la más pequeña, marcó una diferencia respecto a sus hermanos varones mayores. “Mi papá se dio cuenta que me tenía que dejar volar, que no me podía quedar en casa”, señaló.
El sueño de esta jovencita es saber lo suficiente para aliviar la infame contaminación de Los Ángeles y crear consciencia ecológica.
“Quiero regresar a Los Ángeles para ayudar al medio ambiente y quizás crear una organización para que otras personas también se preocupen por el ambiente”, señaló.
Pocos latinos en Brown
En el ciclo 2015-16 solo 179 latinos ingresaron a la universidad Brown, 11% del total.
Natalie Ferguson, profesora de Andrea, no duda que el choque cultural sea un reto para su alumna, pero confía en que saldrá avante.
“A pesar de que es increíblemente inteligente ella estará en salones donde será minoría, pero lo podrá superar para que otros estudiantes vayan a esa escuela”, indicó.
A unas semanas de partir hacia Rhode Island, Andrea se compromete a ser una pionera comprometida. En su secundaria lo ha sido con creces: más de diez universidades la querían en sus aulas.
“Le voy a echar ganas en Brown, porque quiero regresar a mi comunidad para que los latinos se den cuenta de que sí es posible llegar a esas escuelas y hacer un cambio”, expresó.