Jóvenes en Sur Los Ángeles crecen entre balaceras y apuñalamientos
En reunión comunitaria piden dinero para ofrecer programas a los jóvenes para después de la escuela y mantenerlos alejados del crimen
La inmigrante mexicana Adela Barajas, quien ha vivido toda su vida en el sur de Los Ángeles y perdió a su cuñada Laura Sánchez en 2007 en una balacera, dijo que hacen falta recursos para mantener ocupados a niños y jóvenes después de la escuela para prevenir y parar la violencia por las armas.
“Tenemos muchos inmigrantes en la comunidad. Ellos no tienen suficientes fondos para comprarles los programas que necesitan a sus hijos. Un curso de basketbol cuesta entre 35, 40 y 70 dólares. Ellos tienen que escoger entre comprar comida, darles un techo o pagarles los deportes. Pues lógico que deciden por el techo. Y ¿qué hace el muchacho en la casa?”, cuestionó.
La voz de Barajas se escuchó fuerte durante la reunión comunitaria llevada a cabo por la organización Community Coalition sobre el tema de la violencia por las armas, que reunió a más de 100 vecinos del sur de Los Ángeles.
Tras la muerte de su cuñada, Barajas abrió la organización más conocida por sus siglas como L.A.U.R.A., Vida después de Actos Violentos, para dar asistencia a las víctimas del crimen, promover la participación cívica de la comunidad y enseñar liderazgo a los jóvenes.
“Ha mejorado en cierta forma el crimen pero un solo homicidio es mucho, y lo que pasa es que uno se acostumbra a vivir en ese ambiente”, mencionó.
En el sur centro de Los Ángeles, entre el 17 y 23 de julio se registraron 18 crímenes violentos. En lo que va del año, en todo el sur de la ciudad, suman 13,555. Ha habido un repunte del 60% de los asesinatos en esta área.
Alberto Retana, presidente de la Community Coalition dijo que mientras la nación debate sobre el control de armas y la revisión de los antecedentes penales, es importante que las voces de las comunidades más pobres que suelen tener las tasas más altas de homicidios como el sur de Los Ángeles, sean escuchadas.
“Creemos que la comunidad tiene parte de las soluciones. Algunas de estas personas han estado en en la pelea por llevar paz a sus vecindarios y queremos escuchar de ellos”, indicó.
Los hijos de Karla Acosta, de 17 y 15 años, han crecido en el sur de Los Ángeles en medio de balazos y apuñalamientos.
“Cuando me mudé hace nueve años fue un shock espantoso, había mucha venta de drogas, balazos, prostitución, gente apuñaleada en la esquina de mi edificio por las calle 39 y Western. Mis hijos vieron muchas cosas. Doy gracias a Dios que se hicieron más fuertes y ahora quieren escoger carreras para ayudar a la gente contra las drogas”, comentó.
Acosta compartió que en su vecindario, la actividad criminal se ha calmado porque se unieron sin importar raza ni religión. “Todos queríamos vivir en paz. Hablamos hasta con los pandilleros para que se comprometieran a poner en orden a quienes hacían el relajo. Ellos entendieron también que no queríamos más jovencitos en la cárcel. No ha terminado por completo pero puedo caminar a las 9 de la noche por mi casa y no me da miedo”, destacó.
Y coincidió en que no hay suficientes fondos para ayudar a la comunidad y mantener ocupados a los jóvenes después de la escuela, y así evitar que participen en actividades delictivas.
La congresista Karen Bass dijo a La Opinión que el crimen se resuelve con la participación de la comunidad. “Lo importante es hacer que la comunidad se involucre”, señaló.
Mencionó que por ahora no hay recursos. “Primero tenemos que asegurar que Hillary Clinton sea electa como presidenta y esa es la manera de traer dinero. El program Promise Zone tiene el potencial de traer muchos fondos federales aún antes de elegir a Hillary y de que tomemos el control del Senado y la Cámara de Representantes”, añadió.