El “futuro negro” de la reforma migratoria de Donald Trump
Las críticas al proyecto del presidente vienen de todos lados
Nuevamente el presidente Donald Trump vuelve a señalar culpables por el estancamiento de las negociaciones sobre DACA y el futuro de cerca de 700,000 soñadores en EEUU.
Trump culpó hoy al líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, de las dificultades para alcanzar un pacto migratorio que incluya una solución para el programa DACA, que protege de la deportación a jóvenes indocumentados.
Trump comentó en Twitter por primera vez la propuesta migratoria que la Casa Blanca hizo ayer jueves al Congreso para permitir que 1.8 jóvenes indocumentados que llegaron a EEUU de niños, conocidos como “soñadores”, puedan acceder a la ciudadanía a cambio de 25,000 millones de dólares para seguridad fronteriza.
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El plan de la Casa Blanca ha provocado el rechazo unánime de los demócratas, incluido Schumer, que consideró también en Twitter que Trump está usando a los jóvenes como una “herramienta” para “desmantelar” el sistema de inmigración legal y responder a las peticiones de los políticos anti-inmigrantes.
En respuesta, durante su viaje de vuelta a Washington desde Davos, Trump señaló que “DACA se ha vuelto cada vez más difícil por el hecho de que el llorón de Chuck Schumer recibió tal golpe por el cierre (de Administración) que no puede actuar en materia de inmigración”.
La Casa Blanca ha descrito el plan de Trump como un “compromiso” para lograr un acuerdo en el Congreso, donde los republicanos tienen mayoría, pero los demócratas cuentan con votos suficientes para bloquear propuestas y, como ocurrió la semana pasada, forzar un cierre administrativo.
El viernes a medianoche los demócratas forzaron un cierre de Administración en protesta por la falta de compromiso con DACA, pero acabaron por aprobar el lunes una ley para financiar el Gobierno, lo que ha provocado numerosas críticas contra Schumer por parte del ala más progresista de su partido.
El plan de Trump propone reformas en el sistema migratorio para que 1.8 millones de “soñadores” puedan acceder a la ciudadanía en unos 10 o 12 años, una cifra superior a los 690,000 jóvenes, que actualmente pueden trabajar y están protegidos de la deportación por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), y cuya vigencia expira en marzo por orden de Trump.
A cambio, el Gobierno ha exigido al Congreso 25,000 millones de dólares para construir el muro fronterizo con México, implementar “mejoras” en la frontera con Canadá y reformar los puestos de control, que regulan el tráfico de personas y mercancías.
Pide también el fin de la llamada “lotería de visados para la diversidad”, que asigna aleatoriamente hasta 50,000 visados al año para los ciudadanos de naciones que tradicionalmente tienen bajas tasas de migración a Estados Unidos, especialmente países africanos.
Asimismo, incluye acabar con el actual sistema de reagrupación familiar, conocido por sus detractores como “migración en cadena” y que permite a ciudadanos estadounidenses pedir la tarjeta de residente permanente (“green card”) para sus familiares en el extranjero.
En concreto, pide dar prioridad a la “familia nuclear”, de forma que los ciudadanos puedan reclamar solo a sus cónyuges e hijos menores de edad que viven en el extranjero pero no a sus hijos mayores de edad y padres, parientes a los que ahora sí pueden ayudar a vivir en EEUU.
De igual forma los sectores más radicales del partido republicano así como la base que apoya al presidente se ha manifestado en contra del proyecto al que llaman como amnistía. Así el futuro del proyecto de Trump parece tener un futuro difícil por no decir improbable.