Los Tigres del Norte sacan la garra
Los Tigres del Norte se presentaron el sábado como parte de la serie de conciertos de LéaLA
Cuando Los Tigres del Norte despliegan sus historias de amor o narcotráfico, pero sobretodo de desgarro migratorio, el público no hace más que rendirse a ellos con largas e intensas ovaciones.
En un área como LA, donde vive una gran cantidad de migrantes latinos, los temas interpretados por la agrupación -como La jaula de oro y Tres veces mojado— se convierten en un himno a sus vivencias de desgracias, maltratos y sufrimientos en este país.
El sábado por la noche en el Teatro Nokia, la agrupación mexicana se presentó como parte de la serie de conciertos de la segunda feria del libro en español LéaLA.
Durante más de dos horas y media, los cuatro hermanos Hernández, de los 11 que son en la familia, y su primo Óscar Lara desplegaron los temas que han convertido en éxito durante sus más de cuatro décadas sobre los escenarios mundiales.
Sin embargo Los Tigres del Norte ya muestra un evidente cansancio, no en su ánimo por presentarse en público, sino en sus gargantas.
Las voces principales -que son las de Jorge y sobretodo la de Hernán-, muestran ese desgaste.
Jorge Hernández, voz principal, acordeonista y jefe de la agrupación en una entrevista realizada la semana pasada con ¡hola LA! , justificó que se debe al cansancio por el exceso de trabajo y no a un problema de salud.
De hecho, una noche anterior a su concierto en Los Ángeles, la agrupación venía de una presentación en México.
En conferencia de prensa, previa al show, el “Jefe de Jefes”, como también le llaman al acordeonista, descartó la posibilidad inmediata de un retiro de los escenarios.
“El artista, según como se sienta, si piensa que sus facultades ya no están donde debe estar… antes de seguir cometiendo errores en su trabajo…, es para pensarlo y analizarlo…”, expresó.
“Pero por lo pronto, Los Tigres del Norte aquí seguimos, luchando, tratando de innovarnos y ver cómo proseguimos hacia el futuro”.
Es digno destacar de esta agrupación -y quizá sea una de las razones por la que la gente los quiere y admira-, es que, a pesar del notorio cansancio, Los Tigres del Norte no se rinden.
En las horas que duró el concierto, interpretaron más de 40 temas. No tomaron descansos. Por el contrario: tras abrir con La banda del carro rojo y cantar otros seis piezas más, el resto fueron literalmente sólo complacencias.
El público pedía, ellos cantaban. Los espacios entre una canción y otra no eran más que para leer los saludos y peticiones que el público les pasaban por escrito en papelitos o a gritos.
Hernán, a pesar de sus ausencias vocales, no dejó de cantar los temas que se han hecho característicos con su peculiar entonación, como La puerta negra, , La mesa del rincón o Pedro y Pablo.
Los Tigres tampoco recurrieron a un apoyo técnico para ocultar su cansancio vocal; por el contrario, a pesar de los problemas técnicos en sonido que se presentaron esa noche, les tocó sacar “la garra” y continuar con su presentación casi en acústico.
Un deleite musical fue cuando se hicieron acompañar de una orquesta sinfónica en piezas como Golpes en el corazón, Quiero volar contigo y Somos más americanos, temas que grabaron en el Unplugged el año pasado.
En esta presentación, Los Tigres se presentaron ante un público que, en su mayoría, se limitó a escucharlos más que a bailar.
Era una audiencia que, parecía corresponder, a la primera generación de seguidores. De hecho, cantaron las Mañanitas, dedicadas a las mamás que asistieron ese noche en honor al Día de las Madres celebrado ayer.
Sin embargo fue muy evidente el efecto de temas como Contrabando y traición (Camelia la tejana), porque el total de audiencia en la sala -que no se llenó- se puso de pie para bailar.
Los Tigres ya se habían despedido y sin ausentarse del escenario, interpretaron siete piezas más entre ellas la inevitable y muy ovacionada La Reina del Sur. Su despedida fue con Un día a la vez.