En Rosarito los extranjeros no están solos

Esta población, del estado mexicano de Baja California, es la única en tener una oficina dedicada a orientar a este grupo de migrantes

Carlos Hernández Gutiérrez (d), coordinador de la FRAO, junto a Jeff Failing, quien se mudó de EEUU a México. / fotos: Manuel Ocaño.

Carlos Hernández Gutiérrez (d), coordinador de la FRAO, junto a Jeff Failing, quien se mudó de EEUU a México. / fotos: Manuel Ocaño.  Crédito: Impremedia

En la década de los años 70, Jeff Failing viajaba cada fin de semana a Rosarito, México, a practicar surf y ahora dice que desde entonces se quedó por el mismo motivo que la ciudad cautiva a muchos otros extranjeros: “una sensación de sentirte en casa”.

“En aquel tiempo no tenía dinero, pero me ofrecieron un terreno en venta que no era muy caro y podía pagar en plazos. A a mi ex esposa le fascinó la idea, así que compramos y llegamos a vivir en un tráiler”, platicó Failing a La Opinión.

Pero una vez ubicados en Rosarito, enfrentaron el shock de cambiar súbitamente de cultura, no encontraban ¿dónde ni cómo contratar el consumo de energía eléctrica? ¿Qué iban a hacer si las autoridades de migración les pedían documentos? ¿Dónde conseguían artículos de limpieza? No sabían dónde tenían que pagar el impuesto por vivir en ese terreno, recuerda el estadounidense.

“A los extranjeros que vivíamos entonces en Rosarito nos traían de un lugar a otro”, platica el hoy adulto mayor. “Nos mandaban de una oficina a otra, de ahí a ver a alguien más, a veces era desgastante”.

Petición grupal

Un día hace unos 27 años se reunió un grupo de estadounidenses y en una charla acordó pedir al gobierno municipal que les permitiera financiar una pequeña oficina que reuniera toda la información que necesitaban, que comprendiera a los extranjeros y atendiera integralmente sus necesidades de orientación.

Faling, Olivia del Corral, Laura Wong y César Rivera fueron a hablar con el entonces presidente municipal, Hugo Torres, para proponerle esa oficina y fue aceptada sin mucho trámite.

Desde entonces el municipio de Playas de Rosarito es el único en México que tiene una Oficina de Atención a Residentes Extranjeros (FRAO), ahora con presupuesto oficial del municipio; que además es la oficina de Relaciones Internacionales y Ciudades Hermanas.

“La función de la oficina es básicamente la misma que cuando fue inaugurada”, explica a La Opinión el coordinador de la FRAO, Carlos Hernández Gutiérrez.

El asistente de Hernández, por ejemplo, estaba fuera de la oficina el día de esta entrevista, porque había acompañado a un estadunidense a quien le arrebataron una tarjeta al usar un cajero automático.

El empleado, en su papel de representante municipal e intérprete, llevó a la víctima a que presentara una denuncia ante el ministerio público y con otras autoridades.

“Inclusive si la víctima fuera al ministerio público a poner su queja y no hay alguien que hable inglés, nos llaman aquí. En todas las dependencias de gobierno se apoyan en nosotros cuando se trata de extranjeros que no hablan español o que no entienden lo que se les explica”, dijo Hernández.

Cuando Failing llegó a Rosarito, muchos de los extranjeros que vivían en la ciudad eran estadounidenses jubilados, para quienes era imposible adquirir una propiedad frente al mar y a solo 18 millas al sur de la frontera, donde encontraban sitios tranquilos y arreglados para vivir con un presupuesto mucho más bajo.

La FRAO se ubica cerca del Palacio Municipal de Rosarito.

¿Qué atrae a los extranjeros a Rosarito?

Ahora “los estadounidenses son la mayoría pero hay canadienses, rusos, de Rumanía, libaneses. Hay residentes de todas partes del mundo”, dice Hernández.

Explica que una de las principales razones es el clima. “Para nosotros a veces hace frío en las mañanas pero para quienes vienen de Minnesota, Canadá o de Rusia, por ejemplo, el clima es ideal; para ellos es como si siempre fuera primavera”.

La otra razón poderosa que atrae particularmente a los estadounidenses es la cercanía con la frontera.

“Cuando viven en Rosarito, en realidad nunca se alejan del todo de Estados Unidos. Muchos viven aquí y van a trabajar a San Diego”, explicó Hernández.

No hay un número exacto de extranjeros que viven en Rosarito.

Uno de los requisitos que impone el gobierno mexicano es un nivel de ingresos que no todas las personas cubren “y entonces se quedan a vivir sin permiso, por debajo del radar”, dice Hernández.

Otros consideran que residen temporalmente.

Pero de acuerdo con el coordinador de la FRAO hace poco las comunicaciones han permitido que cada vez más, sobre todo estadunidenses, se muden a Rosarito.

“Uno es que muchos tienen Sentri [el sistema de revisión electrónica para quienes cruzan muy a menudo la frontera] con el que pasan a San Diego a veces en minutos”, comentó el funcionario.

Es decir que se recorren 18 millas de carretera, tal vez un par de embotellamientos, cruzan rápido y en un promedio de quizás una hora están en territorio estadounidense.

El otro motivo es que muchos extranjeros que viven en Rosarito pueden trabajar desde su casa por Internet.

Y un motivo más reciente “es el alto costo de la vivienda en California, que empuja a los estadounidenses a buscar dónde vivir, pero que les alcance para vivir bien con lo que ganan”.

El propio Hernández acepta que forma parte de los estadounidenses que se mudaron para que les alcanzara.

“Vivía en San Diego y tuvimos en Rosarito un evento familiar. Vine hace cuatro años y me quedé”, dijo.

Explica que haber crecido en California y ahora en Rosarito, donde vive su familia, es que puede comprender mejor culturalmente a los extranjeros.

Para las personas interesadas en visitar la oficina de FRAO, se ubica dentro del Centro de Gobierno Municipal de Playas de Rosarito, cerca de la alcaldía, en la planta baja.

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