La vida no le dio hijos, le regaló ahijados y es toda una madre
Eufemia Merino no pudo procrear a sus propios hijos, pero todos quieren ser sus ahijados
A Eufemia Merino no se le hizo ser madre, pero sí madrina de cientos de niños y adultos en México y Estados Unidos, para quienes siempre es toda oídos, dispuesta a escucharlos y darles su mejor consejo.
“Tan solo de bautismo tengo 45 ahijados, y en octubre, mi esposo Saúl y yo vamos a bautizar a otro niño en México”, dice Eufemia.
Pero a estas alturas, cuando tiene 73 años y su esposo 83, de plano les dice a quienes los invitan a ser padrinos, que mejor se busquen otros más jóvenes, porque ellos ya están grandes de edad para tomar la responsabilidad.
Pero le insisten y termina por aceptar.
“Ya perdí la cuenta de cuántos ahijados tenemos. Son cientos. Mi esposo y yo hemos sido padrinos de bautizo, confirmación, primera comunión y bodas”.
Cuando cumplieron 50 años de casados, se juntaron algunos de sus ahijados para participar con ellos del aniversario.
“Tenemos ahijados en Houston, Nueva York, Missouri, Carolina del Norte, y desde luego aquí en Los Ángeles”.
Eufemia dice que desde antes de casarse cuando vivía en Progreso, su pueblito natal en Puebla, México, siempre le pedían que fuera madrina.
Su esposo y ella emigraron a Los Ángeles en 1978, y se vino una etapa muy triste en sus vidas, al darse cuenta que no podían ser padres como era su mayor sueño.
Su esposo y ella pensaron muchas veces en adoptar, pero al final no se decidieron.
“En esa etapa de tristeza nos acercamos mucho a Dios, y me involucré en la Iglesia. Me metí a los cursillos de Cristiandad; y tengo mucha comunicación con los sacerdotes porque vivo enfrente de la Iglesia Católica Ascensión al sur de Los Ángeles”.
Fue en su fe donde encontró paz y consuelo ante la imposibilidad de ser madre.
“Me consolaban diciendo que Dios tenía un plan para mí”.
No pensó que dentro de esos planes estaba el ser madrina de tantos niños y muchachos.
“Hay tres sacerdotes que nos dicen papás”.
Eufemia dice que no está del todo contenta por no haber podido ser madre, pero está agradecida por ser madrina de cientos.
“Los padrinos somos como unos segundos padres, y me gusta aconsejarlos y rezar por ellos. Siempre los mantengo en oración”.
Además dice que sus ahijados son parte de su familia, más aún aquellos que han perdido a sus padres.
Quienes conocen a Eufemia, platican que por increíble que parezca, conoce a todos sus ahijados.
“Me siento muy bendecida. Dios no me dio hijos, pero sí muchos hijos espirituales”.
En la Iglesia, dice que les da muchos consejos a las madres que no pueden tener hijos.
“Sufren mucho y yo lloro con ellas. Les cuento de cómo peleaba con Dios por no darme hijos”.
No tiene idea de por qué a ella y a su esposo los escogen tantas personas para ser padrinos de sus hijos o de sus bodas. Quizá – dice – tiene que ver con que los sacerdotes siempre los ponen de ejemplo.
Y está convencida de que los planes que Dios tenía para ella, no era ser madre sino servir y cuidar a los demás.
“Será por eso que vivimos felices, y que mi esposo y yo estamos cumpliendo 54 años de casados, este 7 de mayo”.