Aborto en Estados Unidos: a un año de la anulación de “Roe vs Wade”
Hace un año, la Corte Suprema de EE. UU. anuló el derecho constitucional al aborto, con graves consecuencias para mujeres con embarazos no deseados, que dependen de en qué estado vivan
La sentencia en el caso “Roe contra Wade”, de 1973, dictaminó que la Constitución de Estados Unidos les daba a las mujeres la libertad de abortar hasta las 24 semanas de gestación. Pero en junio de 2022, la Suprema Corte estadounidense -de mayoría conservadora desde la presidencia de Donald Trump- anuló esa decisión. El más alto tribunal del país devolvió la jurisdicción sobre el tema a los 50 estados, un shock para quienes apoyan (en principio) el derecho al aborto. Y según las encuestas, esa es constantemente la mayoría de los estadounidenses.
Un país que se divide cada vez más
Nicole Huberfeld, profesora de Derecho de la Salud en la Universidad de Boston y codirectora de un programa para justicia reproductiva explica a DW: “La diferencia es que los estados siempre tuvieron que poner la mira en el momento en el que un feto es potencialmente capaz de sobrevivir fuera del útero. Si la ley de un estado prohibía el aborto antes de las 24 semanas de gestación, la corte federal podría anularla”. Una valla protectora que era “muy importante”, añadió. Entre otras cosas, por la seguridad jurídica de los médicos que practican abortos. Sin embargo, ahora esta ha desaparecido.
El Instituto Guttmacher, que investiga en EE.UU. sobre el aborto, confeccionó un mapa en el que se ven las diferentes situaciones con respecto al derecho a abortar, cuán restrictivo o liberal es cada estado. De un total de 50, 13 están en rojo, es decir, que esos estados son “extremadamente restrictivos” con respecto al aborto, lo que significa que allí está prohibido abortar en gran parte.
Ya antes de la anulación de “Roe vs Wade”, estados conservadores religiosos, como Texas, Tennessee o Misisipi ya tenían estrictas regulaciones para mujeres que deseaban abortar y para los médicos que practicaban el aborto. Esos y los otros estados en rojo oscuro en el mapa habían preparado las llamadas “leyes de activación”, es decir, leyes de prohibición que entrarían en vigor automáticamente en caso de una nueva jurisprudencia a nivel federal, y esto es lo que se produjo.
Muchos obstáculos para mujeres con embarazos no deseados
Sarah King quedó embarazada en Alabama a los 17 años. Su novio afirmaba que el bebé no era suyo, y separó de ella. “Fue una decisión difícil. Pero también hubiera perdido mi beca de estudiante si me hubiera quedado en mi pueblo”, dijo a DW. En ese momento, abortar era posible en Alabama, pero con la condición de ir a informarse antes a una clínica de abortos, y volver luego de 24 horas para someterse a la intervención. Un detalle para nada trivial, ya que hay muy pocas clínicas de ese tipo -King dice que en Alabama solo había tres- y las mujeres deben recorrer a menudo largas distancias para encontrar una.
“Un mayor alcance del que muchos se imaginan”
El problema de la escasez de atención médica en partes de Estados Unidos aumenta debido a la prohibición de abortar, advierte Nicole Huberfeld. “Vemos que estudiantes de Medicina y médicos emigran a estados en los que se protege el derecho a abortar”, explica.
Un rayo de esperanza para quienes defienden el derecho a abortar es que algunos de los estados gobernados por demócratas han incrementado sus esfuerzos en la otra dirección. Han anclado la libertad de decisión sobre el aborto en sus constituciones, o han puesto a disposición más recursos financieros para realizar abortos. Por ejemplo, California, Michigan, Minnesota, Nueva York y Oregón reintegran los costos de viaje a las mujeres que van allí a buscar una clínica.
En general, la anulación de “Roe vs. Wade” ha profundizado la pelea entre los estados liberales y los conservadores, y ha provocado gran inestabilidad y confusión, sostiene la jurista.
El derecho sobre el propio cuerpo
Sarah King dice que sintió mucha rabia por la anulación de “Roe vs. Wade”. Participó en manifestaciones y habló en ellas. “Realmente me da miedo. Tengo la sensación de que como mujer no se me permite siquiera tener control sobre mi propio cuerpo”. “Está bien que la gente se guíe por su religión o su espiritualidad, pero no deben dictarles a los demás qué hacer con sus vidas”, agregó.
El fallo fue objeto de críticas, también a nivel internacional. En Polonia, muchos vieron confirmadas sus regulaciones restrictivas.
Cristina Rosero es Asesora Jurídica Principal para América Latina y el Caribe de la organización no gubernamental “Centro de Derechos Reproductivos”, y ha estado siguiendo de cerca los acontecimientos en Estados Unidos.
“Lo que está pasando en Estados Unidos siempre es un referente mundial, pero a un año de este hecho podemos decir que las garantías que logramos para el acceso al aborto en América Latina siguen vigentes”, dijo a DW. El fallo de la Corte Suprema “nos muestra que no podemos simplemente dar por sentados los derechos que hemos ganado. Es una advertencia que debería alentarnos a continuar con nuestras luchas legales y políticas”.