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Cómo reducir los microplásticos en nuestro cuerpo

Un estudio revela estrategias para reducir la exposición a microplásticos, vinculados a daños en cuerpo. Cambios en dieta y estilo de vida ayudan

Estudio de la UNM señala que microplásticos pueden viajar del estómago a otros órganos como el cerebro

La evidencia sobre los impactos de los microplásticos en la salud humana continúa acumulándose. Crédito: chayanuphol | Shutterstock

La contaminación por microplásticos y nanoplásticos (MNP) en el medioambiente ha alcanzado niveles entre 10 y 40 millones de toneladas liberadas anualmente en la naturaleza.

Estos compuestos, transportados por el aire y el agua, contaminan alimentos, bebidas y el aire que respiramos, lo que ha llevado a una creciente exposición humana a estas partículas. Investigaciones recientes han revelado que los microplásticos pueden acumularse en distintos órganos del cuerpo, generando efectos adversos para la salud.

En particular, un nuevo estudio publicado en la revista Brain Medicine ha identificado estrategias dietéticas y de estilo de vida que pueden reducir la exposición y acumulación de estas partículas en el organismo.

Estudios previos han demostrado que la exposición a MNP puede generar inflamación, estrés oxidativo y disfunción del sistema inmunológico, además de afectar el metabolismo energético y la proliferación celular.

También se ha vinculado a enfermedades neurodegenerativas y alteraciones en diversos sistemas, incluyendo el cardiovascular, respiratorio, renal, muscular, endocrino y hepático.

En el ámbito neurológico, se ha observado que la acumulación de microplásticos en el cerebro puede causar deterioro cognitivo, neuroinflamación y reducción de proteínas sinápticas, fundamentales para el aprendizaje y la memoria.

Un estudio reciente publicado en Nature Medicine confirmó la presencia de microplásticos en cerebros humanos, con concentraciones significativamente mayores en personas con demencia.

Se encontró que los cerebros afectados contenían de tres a cinco veces más partículas en comparación con individuos sanos. Además, se evidenció que la tasa de acumulación de MNP en el cerebro puede ser hasta treinta veces mayor que en otros órganos como el hígado o los riñones.

La mayoría de los microplásticos identificados en los cerebros humanos tenían un tamaño inferior a 200 nanómetros y provenían de materiales de polietileno, un tipo de plástico ampliamente utilizado.

En los últimos ocho años, los niveles de microplásticos en el cerebro han aumentado un 50 %, reflejando el impacto del crecimiento exponencial de la contaminación por plásticos en el ambiente. Sin embargo, los mecanismos exactos por los cuales estas partículas atraviesan la barrera hematoencefálica y afectan el funcionamiento cerebral aún no están completamente comprendidos.

Reducir la exposición a las partículas

Ante esta realidad, los investigadores han identificado medidas concretas que pueden ayudar a reducir la exposición a estas partículas. Una de las estrategias más efectivas es sustituir el agua embotellada por agua del grifo, ya que esta simple acción puede reducir la ingesta anual de microplásticos de 90 000 a solo 4 000 partículas.

Del mismo modo, evitar alimentos procesados y mariscos puede disminuir significativamente la exposición a estas partículas. Se ha encontrado que ciertos alimentos, como los nuggets de pollo, pueden contener hasta 30 veces más microplásticos por gramo en comparación con otras fuentes de proteínas menos procesadas.

Otra recomendación clave es evitar el uso de recipientes de plástico para calentar alimentos, ya que se ha demostrado que el calentamiento en microondas puede liberar hasta 2 110 millones de partículas de microplásticos por centímetro cuadrado en apenas tres minutos.

Utilizar envases de vidrio o acero inoxidable puede ser una alternativa más segura. Asimismo, evitar las bolsitas de té y los alimentos enlatados, que pueden liberar bisfenol A (BPA), es otra estrategia importante. Un estudio reciente evidenció que el consumo diario de alimentos enlatados aumentaba más del 1 000 % los niveles de BPA en la orina en solo cinco días.

Además de la ingesta, la inhalación de microplásticos es otra vía de exposición. Se estima que los adultos inhalan más de 62 000 partículas de MNP al año. Para reducir este riesgo, el uso de filtros de aire de partículas de alta eficiencia (HEPA) puede ayudar a eliminar hasta el 99,97 % de las partículas en suspensión, incluyendo los microplásticos.

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Contaminación con plásticos
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