Controlar tus emociones puede ayudar a aliviar el dolor crónico
Una nueva terapia australiana reduce el dolor crónico al entrenar al cerebro en regulación emocional, mostrando mejoras duraderas en pacientes

La incidencia de nuevos casos de dolor crónico fue alta, 52,4 casos por 1.000 personas por año. Crédito: Photoroyalty | Shutterstock
Una innovadora investigación australiana ha revelado que el entrenamiento del cerebro para gestionar mejor las emociones puede reducir significativamente la intensidad del dolor crónico y mejorar la calidad de vida.
El hallazgo es el resultado de un ensayo clínico liderado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW Sydney) y Neuroscience Research Australia (NeuRA), bajo la dirección de la profesora Sylvia Gustin y la doctora Nell Norman-Nott.

El estudio se centró en una intervención terapéutica denominada Terapia del Dolor y la Emoción, diseñada para fortalecer la capacidad del cerebro de procesar emociones. Lejos de ser un tratamiento tradicional basado en fármacos, esta terapia apuesta por un enfoque emocional para combatir el dolor persistente.
Durante el ensayo, realizado entre marzo de 2023 y septiembre de 2024, participaron 89 personas que vivían con dolor crónico. A lo largo de ocho sesiones grupales por videoconferencia, los participantes aprendieron herramientas para reconocer y gestionar emociones, apoyados también por una aplicación móvil y un manual de autoaprendizaje.
Los resultados fueron prometedores, los pacientes que siguieron la terapia reportaron mejoras significativas en la regulación emocional, así como una reducción del dolor equivalente a 10 puntos en una escala de 100, manteniéndose hasta seis meses después del tratamiento.
La profesora Gustin destaca que este enfoque no representa un simple alivio momentáneo, sino una posible vía para lograr cambios sostenibles en el bienestar físico y mental de quienes padecen dolor crónico.
Muchas personas padecen dolor crónico
Este tipo de dolor, que se prolonga más allá de tres meses, afecta aproximadamente al 30 % de la población mundial y genera un impacto económico superior al de enfermedades como el cáncer, la diabetes o las dolencias cardíacas.

Pero su dimensión emocional es igualmente devastadora, hasta el 80 % de los pacientes también sufren de ansiedad o depresión, y las tasas de suicidio son entre dos y tres veces más altas que en la población general.
La incapacidad para regular emociones negativas ha sido identificada como un factor clave en la progresión del dolor crónico, algo que esta nueva terapia busca abordar directamente.
Historias personales como la de Jabez Allies, quien lleva más de una década lidiando con dolor de espalda, ilustran el vínculo entre emociones y sufrimiento físico. Allies relata que cuanto peor se siente emocionalmente, más intenso se vuelve el dolor, y viceversa.
Otro participante, Richard Beaumont, con más de 11 años padeciendo dolor por cáncer y dolencias lumbares, afirmó que gracias a la terapia logró reducir la intensidad del dolor de un nivel de ocho o nueve a un cuatro o cinco, simplemente aplicando las técnicas aprendidas para calmar sus emociones.
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