Democracia disfuncional
Decir que Obama es comunista sería un suicidio político para quien lo dijese en un país medianamente civilizado

Imagen sacada de la televisión del Congreso donde se ve a Dianne Reidy cuando se sube al estrado y comienza a gritar en medio de un episodio de histeria. Crédito: YouTube
POLÍTICA
Quizá al final sea como lo enfatiza la frase atribuida a Winston Churchill (1874- 1965): “La democracia es la peor forma de Gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”. No obstante, lo ocurrido en Washington, lográndose un acuerdo bipartidista faltando un cuarto para las 12:00 de la noche, al filo del plazo final, no da evidencia de que la democracia estadounidense tenga todos los elementos de funcionalidad que deben ser propios de una potencia mundial.
Nótese por ejemplo, que la votación final aun contó con la persistente oposición de los extremistas del “Tea Party”. Un grupo que bordea la conducta de una secta, que no muestra ceder en su ofuscación por dejar sin fondos el Obamacare, reducir los gastos federales y decididamente enrumbarse en planes de austeridad para una economía que produce casi el 28 % del producto interno bruto del planeta.
Los del extremo conservador, más que prometer, amenazan con establecer toda una excelente receta económica para el desastre. Tal y como puede comprobarse en la España dirigida por los populares de Mariano Rajoy.
Esos rasgos de disfuncionalidad han emergido de manera contundente, con toda esta crisis del presupuesto federal en Washington y con el techo de la deuda. Aún en las últimas horas del miércoles 16, se habrían opuesto cerca de 19 senadores en la Cámara Alta y 144 congresistas en la Cámara de Representantes.
Esto demostraría falla de mecanismos que se encuentran en el corazón de la democracia: (a) el diálogo constructivo; y (b) el forjar consensos sobre las bases del análisis y la convicción de lo que es mejor para el país, para una sociedad en su conjunto. Para ello se deben dejar atrás los intereses partidarios, sectarios, y las ambiciones personales y la miopía de metas que con exclusividad enfatizan el corto plazo.
Sí, es cierto que la deuda total de Estados Unidos, de 16.6 trillones de dólares (millones de millones) bordea ya el total de producción anual del país, de su producto interno bruto. Es alarmante, pero también es claro que aún no nos recuperamos plenamente de la última crisis.
Si en este momento entramos a planes de austeridad, los problemas muy probablemente se exacerbarían, en especial el empleo y en general el ímpetu productivo. Sería conveniente recordar al respecto, las palabras del Presidente Ronald Reagan (1911-2004) —quien durante su mandato propició un incremento significativo de la deuda del país— indicaba el presidente republicano, que el problema era el crecimiento de la producción, la dinámica económica, que con ello se superarían el problema de déficit y de deuda.
Con el ascenso del desempleo viene la caída de la producción, la desconfianza de consumidores, la reticencia de inversionistas y con todo, el descenso a la tragedia de un círculo negativo que es precisamente lo que se está tragando esperanzas en algunos países europeos.
Existe en todo esto un problema más de fondo. Se refiere a que la democracia como poder del pueblo, se basa en que los ciudadanos deben tener información, deben poseer elementos de criterio, pero también criterios para la toma de decisiones.Esto no ocurre de manera consistente. Nuestra sociedad nos brinda múltiples oportunidades, no exactamente en función de la formación constructiva, la ética y la responsabilidad social que debemos tener. No. Enfatiza la distracción, el entretenimiento como formas casi permanentes de vida.
Existe un gran número de medios que nos permiten estar conectados con todo, todo el tiempo, excepto con nosotros mismos. Esto podrá señalarse como algo general, pero está influyendo. Decir que el presidente Obama es comunista, que es cuasi diabólico el sistema del Obamacare, sería un garantizado suicidio político para quien lo dijese en todo país medianamente civilizado.
Pero en regiones de Estados Unidos, los políticos saben que se les pueden creer con esas aseveraciones y que con base en ello pueden establecer las finalidades esenciales de todo político: como mínimo, conservar y aumentar cuotas de poder.
Hoy se ha evitado la tragedia del presupuesto y del techo de la deuda. Pero es algo provisional. Las amenazas han trasladado su plazo de presentación. Se ha corrido la arruga. Las nuevas fechas se sitúan ahora para el 15 de enero y el 7 de febrero de 2014. Mientras el autismo y la disfuncionalidad de la democracia estadounidense continúen su ritmo de ocurrencias y desenlaces, otras naciones consolidan su presencia, como es el caso de China.