El mejor lugar para encontrar vida más allá de la Tierra no es Marte
Con tan sólo 500 km de ancho -y a millones de kilómetros de distancia- una de las lunas de Saturno esconde gigantescos océanos y lanza columnas de vapor de agua, lo que indica que puede haber algún tipo de vida
La poderosa sonda espacial Cassini, de la NASA, ha hecho grandes descubrimientos en Saturno, pero nada supera sus revelaciones extraordinarias sobre una de sus lunas: Encélado.
Lo que ha visto este satélite impulsado con plutonio en esta luna de 500 km (unas 310 millas) de ancho es sencillamente sorprendente.
Cassini ha sido testigo de enormes chorros de vapor de agua y otros materiales arrojados de grietas en su polo sur.
Para Carolyn Porco, quien maneja el sistema de cámaras de esta nave, se trata un espectáculo único del Sistema Solar.
“En nuestro equipo empezamos a bromear con que habíamos encontrado el parque de geiser interplanetario Encélado al que irían de vacaciones generaciones futuras”, le dice a la BBC.
Pero los investigadores no se están riendo cuando dicen que este pequeño mundo está entre los mejores lugares para buscar vida más allá de la Tierra.
Existen fuertes indicaciones de que el agua está interactuando con la roca del suelo oceánico para producir el tipo de cóctel de nutrientes necesarios para que formas de vida simples se puedan alimentar.
“Durante décadas me he interesado en la búsqueda de vida en el Sistema Solar y aun así estoy estupefacto por lo que estamos viendo en Encélado”, comenta el astrobiólogo de la NASA Chris McKay.
“Es un mundo tan pequeño y tan lejos de la Tierra que encontrar tal riqueza de agua y organismos, así como indicadores de habitabilidad, es sorprendente. Y las muestras están allí, para quien las tome”, añade.
Más pequeño y mejor equipado
Pero tan capaz como lo que puede ser Cassini, su tecnología de los años 80 y 90 no puede ofrecer pruebas contundentes de que bajo la superficie de hielo de Encélado haya microorganismos.
Para eso necesitamos otro tipo de satélite con sensores especializados.
Cassini hará un último vuelo cercano a la luna para adquirir la última serie de imágenes detalladas de la superficie.
Después atravesará el sistema de Saturno para preparar unas observaciones finales de la misión sobre el planeta de anillos.
Así que estamos a punto de despedirnos de Encélado, lo que ha hecho que muchos empiecen a preguntarse cómo podremos regresar algún día.
Jonathan Lunine, científico interdisciplinario de la misión Cassini de la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York, desarrolló el proyecto para una nave espacial que bautizó como Sonda de Vida Ecélado (ELF, por sus siglas en inglés).
Se trataría de una nave más pequeña que la que ahora orbita en Saturno, pero lo que no tendrá en tamaño (y costo) lo tendrá en sofisticación.
Sus instrumentos estarán dedicados al trabajo específico de analizar los contenidos de los chorros de agua para detectar cualquier sustancia química asociada con la biología.
“Con espectrómetros muy potentes podremos detectar e identificar aminoácidos“, afirma Lunine.
“Podremos detectar los ácidos grasos que se encuentran en las membranas de las células bacterianas, así como sus primos, los llamados isoprenoides, que están en las membranas de las células árqueas, los microbios que existen en climas extremos de la Tierra“.
“También podremos medir su cuenta de carbono para ver si tienen el patrón de la vida. Y finalmente podremos medir los isótopos de todo el carbón, nitrógeno y oxígeno para ver si la química es como la que se observa en la Tierra, donde los organismos prefieren isótopos más ligeros cuando procesan este material a través de sus sistemas”.
Recientemente, el proyecto ELF participó en una competencia de la NASA para una futura misión planetaria, pero no fue seleccionada.
Combustible
Uno de los puntos para cualquier tipo de empresa es la disponibilidad de energía tan lejos del Sol (pues el sistema de Saturno se encuentra a 1.400 millones de kilómetros).
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Cassini depende de su “batería nuclear” para todas sus necesidades eléctricas.
Este tipo de unidades son muy caras y actualmente hay muy poca oferta.
Uno podría usar paneles solares, pero sería un reto, pues la fuerza de la luz solar cerca de Encélado es una centésima de la que hay en la Tierra.
No obstante, el caso de volver a esta luna de Saturno es tan convincente, que seguro se encontrará alguna manera.
Esto se debe a que Encélado no es sólo uno de los mejores lugares para buscar vida extraterrestre, sino que también es el más fácil.
Al contrario que Marte, o en Europa (la versión más grande de Encélado), no se necesita aterrizar y perforar para tomar muestras.
En Encélado esas muestras se lanzan constantemente al espacio gracias a sus columnas de vapor en su polo sur.
¿Un nuevo paradigma?
Peter Tsou tiene un concepto para traer esas muestras a la Tierra y hacer una evaluación más detallada en los laboratorios más equipados del mundo.
Tsou usó una variedad de espuma de óxido de silicio, llamada aerogel, para atrapar las muestras en la medida que la sonda Stardust volaba a través del objeto de los gases y polvos.
“(En el caso de Encélado) el reto está en que como las muestras son pequeñas y estamos hablando de vida, cualquier contaminación de la Tierra las arruinaría. Tenemos que ser muy meticulosos en separar (las muestras) de la contaminación terrestre”.
Tsou estima que una misión de retorno a Encélado puede llevar 14 años, desde que se lanza hasta que las muestras de la luna lleguen a un laboratorio de la Tierra.
“Si descubrimos vida en un sitio como Encélado obviamente será algo como vida microbial simple”, aclara Porco.
“Esto sería un cambio de paradigma. ¿Qué tipo de vida hay allá afuera? ¿Es o no es como en la Tierra? ¿Se basa en ADN? Sería un gran descubrimiento, probablemente el más grande que podamos hacer. Tenemos que regresar”, agrega Porco.
Y la visión de Lunine es más amplia.
“Este es un sitio al que podemos ir y, si encontramos señales de vida, podemos estar muy, muy seguros de que se trata de un segundo origen de la vida”, comenta.
“Pero también creo que nos permitirá enfocarnos en la galaxia de más allá y darnos cuenta que si en nuestro propio Sistema Solar la vida puede empezar dos, tres o cuatro veces, ¿cuántos otros planetas habitables debe haber hoy en día en la galaxia?”