Carta del Editor: A nuestros lectores

Así estamos -ansiosos, esperanzados- a la puerta de 2016, junto a la comunidad latina, a nuestros lectores y a los grupos que les sirven

ano nuevo

Crédito: La Opinión

Fue 2015 en el mundo el año de los refugiados, esa marea humana de millones que huyeron -y huyen- de la guerra, la muerte, la violencia y la pobreza en Siria, en Afganistán… pero también en Latinoamérica, muchos con destino a nuestro país. Los refugiados sacudieron los cimientos de Europa y el mundo y el eco de esa sacudida llega aquí.

Y en 2015 el terrorismo golpeó las puertas de nuestra casa. Una pareja de asesinos por cuenta propia atacó en donde duele: en la vida cotidiana; en los festejos y el regocijo de gente como uno, que trabaja, desarrolla amistades y familias, y un porvenir: mataron a 14. Que fuera en el sur de California y que un sospechoso adicional es latino culminó los cimientos de un escenario tan horripilante como extraño.

Nuestra zona se incorporó entonces a otros blancos de terrorismo, que en 2015 victimizaron a civiles desde París -donde el yihadismo asestó un golpe sangriento- a todo Medio Oriente.

Y en 2015, una vez más, no se concretó la ansiada reforma migratoria. En cambio, miles de niños -muchos no acompañados- huyeron de violencia y hambre en Centroamérica y aquí fueron interceptados. El intento de la administración Obama de facilitar la integración de los Dreamers, quienes aquí llegaron de niños y sin papeles, y de sus padres, a la sociedad como elementos positivos y de gran contribución fue víctima de un país dividido y un debate poco racional y se detuvo, entre manipulaciones partidarias y argumentos judiciales.

En cambio, ahora las autoridades anuncian la pronta reanudación de las redadas migratorias, causando temor y angustia en la población antes esperanzada de quienes aquí están ilegalmente.

También en el vecino México la crisis de derechos humanos y la fuga de “El Chapo” Guzmán marcaron a fuego una agenda de desestabilización y violencia sin fin.

Sin embargo, para la gente a pie hubo incipientes desarrollos positivos. Fue el año del salario mínimo para los trabajadores de bajos ingresos. El Concejo municipal de Los Angeles aprobó subir el sueldo mínimo a $15 dólares de manera escalonada, seguido por la Junta de Supervisores del Condado, que además eliminó la aplicación del programa federal 287(g) y ordenó sacar de sus cárceles a los agentes de inmigración. A fin de año bajó la cesantía y surgieron más puestos laborales.

¿Y el año que se viene?

Por encima de otros pronósticos -El Niño viene a la mente- 2016 será el año electoral, cuando una candidatura presidencial salida de la nada quiebra los pronósticos y promueve agresividad y resentimiento. La intolerancia es tolerada y la verdad considerada un producto sin valor. Es una seria amenaza para la la sociedad democrática y en especial la comunidad latina, que a su vez se organiza y confronta la nueva realidad.

La Opinión ha estado con nuestra comunidad durante todo este año, informándole para que mejore a través del conocimiento, sirviéndole para que se oriente en una sociedad compleja y cambiante, festejando sus logros y llorando sus dolores. Porque somos parte de la comunidad. Por eso participamos, entre otras, en la iniciativa para promover la naturalización, y luego el registro para votar, y el voto mismo.

Así estamos entonces -ansiosos, esperanzados- a la puerta de 2016, junto a la comunidad latina, a nuestros lectores y a los grupos que les sirven.

Y así seguiremos en el año que se inicia.

Por lo que La Opinión y quien firma les deseamos un muy, muy ¡feliz año nuevo 2016!

Gabriel Lerner
Director Editorial de La Opinión

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