En el Día en Memoria de las Víctimas del Holocausto, no nos olvidemos de la Historia
Columna de opinión de Leah Soibel, CEO y fundadora de Fuente Latina, organización que ofrece información en español sobre Israel y el Medio Oriente
El 27 de enero de 1945, las fuerzas soviéticas liberaban al campo de exterminio nazi de Auschwitz en Polonia, el mayor de los campos de concentración dedicados a ejecutar el Holocausto, uno de los episodios más trágicos de la Historia moderna en el que el régimen de Hitler acabó con la vida de entre seis y siete millones de judíos en Europa, además de cientos de miles de opositores políticos, gitanos, homosexuales o personas con discapacidad, entre otros colectivos víctimas del delirio aniquilador del nazismo. Aquí, en Auschwitz, murieron un millón de personas, y cuando este campo fue liberado, apenas encontraron a unos pocos miles de supervivientes famélicos.
Ya antes de esa fecha se habían liberado otros campos, testigos del horror. Pero Auschwitz, por sus dimensiones, fija en nuestra memoria la fecha de su liberación, y es por eso que recordamos desde entonces cada 27 de enero a todas las víctimas de esta catástrofe, la Shoá. Es un digno homenaje al sufrimiento de todo un pueblo, que pagó con su sangre la espiral de odio que se fue alimentando con el antisemitismo del régimen nazi pero también, y conviene no olvidarlo, con la colaboración necesaria de una porción importante de ciudadanos que prefirió mirar para otro lado. Esta acotación es importante. Lo es porque 71 años después de la liberación de Auschwitz se hace más necesario que nunca que las nuevas generaciones tengan acceso a toda la información de los rincones más oscuros de la Historia reciente, que la entiendan y se hagan conscientes de las consecuencias que traen los totalitarismos y la cultura del odio. Solo así se preservarán los valores de la convivencia, la pluralidad y la democracia que nos alejan de los fantasmas del pasado.
Es acuciante que reforcemos los valores democráticos. Resulta oportuno recordar esto en el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, pero es algo en lo que hay que trabajar cada día, sin descanso. Que no se quede en homenajes –necesarios– de determinados días a quienes sufrieron por el odio motivado por cuestiones étnicas, religiosas, sociales o políticas. El peligro de revivir la historia está a la vuelta de la esquina. Fueron sometidos al genocidio varios millones de judíos en Europa durante la II Guerra Mundial porque muchos antes, en la sociedad y en la política, la ideología antisemita prendía como una mecha y este odio terminó por carcomer a un país y corromper su conciencia.
Y la sociedad de hoy, en Europa y en el resto del mundo, no está a salvo de hundirse como ocurrió en aquellos años. Estudiar la Historia e incentivar la empatía con los que nos rodean vecinos son buenos antídotos para no caer en el fango. Para eso, es necesario que cada uno de nosotros levantemos la voz y protestemos cuando nos demos de frente con injusticias, que digamos basta cuando asistamos a flagrantes episodios de intolerancia, racismo, antisemitismo y xenofobia. No es un secreto que en estos días se multiplican en muchas partes del mundo ataques motivados por el odio. Se extiende el antisemitismo en muchas partes y los grupos racistas que predican extremismo se ven muy fuertes. La buena noticia es que hoy somos más, mucho más que ellos, los demócratas que estamos dispuestos a no mirar para otro lado y parar los pies a quienes insisten en olvidarse de la Historia.
Sobre la autora
Leah Soibel es CEO y Fundadora de Fuente Latina. Analista en Medio Oriente y experta en Seguridad y Terrorismo. De origen hispanoamericano, actualmente vive en Jerusalén.