Trabajos, el combustible del nuevo tren bala

Pese a las dudas el proyecto promete una buena dósis de empleos

Maqueta del proyecto entre Los Ángeles y San Francisco

Maqueta del proyecto entre Los Ángeles y San Francisco Crédito: California High-Speed Rail Authority

La construcción del primer tren de alta velocidad en el país se inició en Fresno la semana pasada, después de dos años de controversia y batallas judiciales.

Mientras que el gobernador Jerry Brown y otros funcionarios del estado aseguran que la construcción es una de las más importantes del siglo, el proyecto sigue generando polémica por sus altos riesgos financieros y ambientales.

Sin embargo, el caballo de batall de Brown ha sido la capacidad del proyecto de afectar positivamente las regiones por las que atravieza.

Así, se espera que las obras del tren generen unos 66,000 empleos en los próximos 16 años, según Robbie Hunter, director del consejo del sindical de la construcción del estado.

Además, según el High Speed Rail Authority, unos 40 negocios pequeños tienen ya contratos activos por valor de $296 millones, solamente para el primer segmento de construcción.

En total unos 200 negocios sacarán su tajada cuando acaben las obras del polémico proyecto.

Cuando sea completado, el tren bala podrá llevar pasajeros de Los Ángeles hasta San Francisco en menos de tres horas en vez de las 12 o 15 horas actuales.

El proyecto, se estima, tendrá un costo de $67,500 millones y está previsto que se termine en 2029, aunque muchos críticos advierten que la mayoría de los proyectos generan costos más altos de lo presupuestado.

“Ahora que ya comenzaron la construcción, la probabilidad de que finalicen el proyecto es más alta”, explica Martin Wachs, un profesor en el departamento de planificación urbana en UCLA. “Pero todavía pienso que hay una gran probabilidad de que sea abandonado por falta de recursos”.

Uno de los argumentos más grandes de la oposición es que el proyecto tiene menos que el tercio del financiamiento que necesita. De momento hay $10,000 millones del estado (aprobado por votantes por la Proposición 1A), $3,300 millones de fondos federales y $650 millones provenientes de la ley “cap-and-trade”.

Republicanos del Congreso que están en contra del proyecto sostienen que después de su victoria en noviembre el proyecto no recibirá ni una moneda más del presupuesto federal.

“Pero no estamos pidiendo al Congreso el resto del financiamiento,” explica Lisa Alley, subdirectora de Asuntos Publicos del High Speed Rail Authority. “Estamos muy seguros que lograremos financiar el resto con el sector privado.”

De hecho, esta agencia ha recibido una gran cantidad de cartas de apoyo de grandes corporaciones. Aunque la mayoría de las compañías son de EEUU, desde la Unión Europea, donde se acumulan décadas de experiencia haciendo los trazados de trenes de alta velocidad, muchas empresas han mostrado interés en participar en el proyecto y llevan años enviando misiones comerciales a California, Texas y Florida. Mientras que compañías como la española Acciona ofrecen servicios de construcción, otras, como la empresa alemana Siemens ofrece participar en temas de ingeniería.

La primera fase —un tramo de 29 millas entre Fresno y Madera— será terminada en 2018 aunque el tren no estará disponible para pasajeros hasta 2022. Como es la primera vez que un tren de alta velocidad sea manufacturado en EE UU, tendrá que ser evaluado en todas sus medidas de seguridad por varios años.

“Esperamos que el tren se haga en California”, dice Alley. Mientras se avanza, se seguirá trabajando en las vías del resto del camino para finalizar otras paradas. En 2022 los pasajeros podrán viajar 300 millas de Merced hasta Burbank.

El tren operará a 220 millas por hora o más, y tendrá paradas en varias ciudades entre San Francisco y Anaheim

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