Anthony Batts se va de Oakland

Homicidios en aumento, y el jefe de la policía renuncia

OAKLAND.- En una de sus últimas apariciones públicas como jefe de la policía, Anthony Batts ya vestía de civil. Faltaba una semana para que anunciara su renuncia, y esa noche, la del 4 de octubre, quizá acabó por convencerse de que no volvería a usar el uniforme.

Ese 4 de octubre, la alcaldesa Jean Quan y la mitad del cabildo cancelaron la posibilidad que un toque de queda y un mandato antivagancia entraran en vigor al este de Oakland -el caso fue enviado a revisión a comisiones.

Empatados los votos del cabildo, cuatro las apoyaron, otros cuatro dijeron que no, Quan tuvo el voto de calidad también para impedir que procedan más órdenes de restricción contra pandillas -gang injunctions-, algo que el jefe Batts considera fundamental para reducir el crimen en Oakland.

El año completo el cabildo de Oakland ha discutido la instauración de un mandato contra la pandilla Norteños, aprobado ya parcialmente por un juez, en el distrito de Fruitvale. Todo este tiempo, el jefe Batts ha resistido cargas de artillería de los críticos de la estrategia.

John Russo, el fiscal citadino que pidió el mandato judicial contra los Norteños, renunció en mayo. Se fue como administrador a Alameda, ciudad vecina, en franca confrontación con la alcaldesa Quan, a cuyos amigos y asesores acusó de minar el éxito del mandato judicial.

Batts dijo en su carta de renuncia, hecha pública el 11 de octubre, que, aunque en 2009 llegó con la meta de reconstruir el departamento de Policía y hacer las calles de Oakland más seguras, “la situación ha cambiado radicalmente los últimos dos años”; agregó que hoy se encuentra limitado para mandar pero obligado a rendir cuentas como único responsable.

“La alcaldesa y la mayoría del cabildo han decidido manejar cada detalle del Departamento de Policía, en vez de permitir que los profesionales de aplicar la ley hagan el trabajo para el que los contratamos”, acusó Ignacio De La Fuente, miembro del cabildo, representante del distrito de Fruitvale.

De La Fuente, junto con Larry Reid, presidente del cabildo, fue quien propuso el toque de queda y las otras dos medidas para endurecer la vigilancia en el este de Oakland. Hizo su crítica en un artículo publicado en el blog Oakland local, horas después de la renuncia de Batts.

Hasta el cierre, no se había anunciado quién reemplazará a Batts, quien dejará el cargo los primeros días de noviembre. Howard Jordan, asistente del jefe de la Policía, es el relevo probable.

Batts deja el Departamento de Policía cuando el número de homicidios durante el año, hasta el 2 de octubre, era 31% superior a los registrados en todo 2010, con el este de la ciudad asediado por la barbarie -92% de los tiroteos y los homicidios ocurren en esa zona-; y con la acusación del juez federal Thelton Henderson de que sus oficiales desenfundan sus pistolas con demasiada frecuencia y sin que la situación lo amerite.

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Apenas el 22 de septiembre, Henderson había puesto a Batts en posición de interrogado, al revisar un viejo acuerdo de vigilancia que pesa sobre la policía de Oakland; desde el año 2003 el gobierno federal monitorea el comportamiento del Departamento, a fin de resolver una demanda por abusos interpuesta por centenares de ciudadanos.

Batts llegó procedente de Long Beach. Firmó un contrato por tres años, en 2009. Apenas un año después, pretendió mudarse como jefe de la policía a San José; las críticas le llovieron cuando se hizo público que había enviado su solicitud de empleo al mismo tiempo que públicamente se comprometía a seguir al frente del Departamento en Oakland.

Rachel Herzing, de la coalición Alto a los mandatos contra las pandillas, comentó que la renuncia de Batts hace vislumbrar el desvanecimiento de políticas “poco efectivas” para combatir la violencia. En franca celebración, agregó: “Parece que Batts y Russo tomaron a pecho aquel dicho de ‘si no soportas el calor, salte de la cocina'”.

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