Reencuentra a tu niño interno

De vez en cuando es sano dejar de comportarse como adulto y disfrutar esa parte juguetona e inocente de nuestra pesonalidad.

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Crédito: Thinkstock

Si hicieras memoria, ¿cuánto tiempo crees que habría pasado desde la última vez que te diste la oportunidad de disfrutar plenamente de algo, de reírte de una simpleza o de jugar a lo que sea que te haga divertirte? Seguramente en este punto has soltado un largo “¡uy, hace ya tanto que no me ocurre!”

Quizá, porque mientras fuiste creciendo, tuviste a tu lado a personas que te repetían una y otra vez “tienes que madurar, ya la infancia se ha quedado atrás”.

Pero el hecho de asumir las responsabilidades que te han tocado en cada momento de tu vida, no tiene por qué significar que tienes que deshacerte de todas las cosas maravillosas que representa la infancia, mucho menos ahora que tienes la suerte de tener un hijo que necesita de todo tu apoyo y sabiduría para que a través de ti pueda aprender el verdadero significado de la vida.

Recordar es vivir, eso es una gran verdad, pues a partir de que traes a tu mente sucesos que fueron significativos para ti, es posible que no solamente los puedas compartir, sino disfrutar nuevamente y lograr el bienestar que en su oportunidad te brindaron.

Este es el principio para darle movimiento a tu niño interno y dejar que se libere para convertirte en el mejor compañero que le puedas presentar a tu pequeño.

Jugar no es el único objetivo, se trata de que le hagas sentir cómodo, confiado, abierto al aprendizaje, mientras que por tu parte, logres un estado de relajación que te lleve a gozar plenamente de ese momento de convivencia, lo que será un evento por medio del cual vas a conocer más a tu bebé, sus reacciones, preferencia, temores y hasta aquéllas cosas que le entusiasman más que otras, ¿y qué decir de la complicidad que van a despertar?

Sin duda uno de los mayores legados que mutuamente se darán y que cuando llegue la edad de la adolescencia, les será de utilidad para enfrentar juntos este periodo que suele ser complicado tanto para los padres como para los hijos.

Volver a hacer contacto con tu parte infantil, puede parecerte fuera de lugar, ¿cómo desear volver a ello, si ha transcurrido tanto tiempo desde entonces? Además, siendo francos, piensas que tu hijo necesita a su lado a alguien que le brinde seguridad y no que se comporte como él. Ciertamente, es así, pero no implica que no puedas liberar tu capacidad de divertirte, de disfrutar, de dejar de ver la existencia con preocupación y hasta con un toque de angustia.

Se trata de que empieces a ver tu mundo con esa chispa de entusiasmo, de seguridad y valentía con que la mayoría de los niños lo hacen, estas características explicar por qué para ellos es tan sencillo encontrar soluciones a los problemas complicados y ser fuentes de creatividad.

Sin duda, las cosas cambian y el hecho de adquirir responsabilidades puede convertirse en el gran ahuyentador del espíritu infantil, sin embargo, un primer principio para mantenerlo vigente es aprender a ver la parte positiva y graciosa de cada situación. Te compartimos algunos consejos:

• Mira a tu alrededor y busca motivos para sonreír. Mantén la mente abierta y si buscas sonrisas, las encontrarás.

• Si te parece que una situación no tiene un lado gracioso, detente a pensar e imagina cómo la verás dentro de algún tiempo.

• Encuentra el lado positivo a tus problemas. Usa recursos como la buena y la mala noticia, por ejemplo: “La mala noticia es que me corrieron de la fábrica, la buena, es que ya no tendré que usar ese horrible uniforme que me hacía ver gordo”.

• Procura rodearte de estímulos positivos. Si estás triste por el fallecimiento de alguien muy querido, busca fotografías donde esa persona aparezca feliz y sonriente y colócalas en un lugar visible. Cuando las veas recuerda esos momentos y te sorprenderás a ti mismo, viéndote sonreír.

• Aunque en ocasiones no puedas controlar lo que ocurre, sí tienes la posibilidad de decidir cómo percibes los problemas, o sea, qué actitud tomar.

*Tomado del libro Primeros auxilios psicológicos, Editorial Paidós.

Para tu pequeño es muy valioso que compartas su paraíso que se traduce en sus juguetes, sus juegos, sus actividades y su necesidad de descubrir el mundo. Hay tanto que harán juntos a lo largo de su existencia que lo más bello y enriquecedor que puedes hacer, es prepararte para ver todo desde su perspectiva y no dejar que los problemas cotidianos te envuelvan de tal forma que son capaces de alejarte de esa persona que más ilusión y alegría te provoca: tu bebé.

“Conocerte a ti mismo, esculpe tu carácter”.

http://www.sermexico.org.mx

Bojorge@teleton.org.mx

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