Ponen fecha para sentenciar hermanos mexicanos arrestados en Malasia
Bangkok – Un tribunal de Malasia dejó hoy visto para sentencia el juicio por narcotráfico contra los tres hermanos mexicanos González Villareal en el proceso que comenzó hace 11 meses, indicaron fuentes de la defensa.
“Los abogados de la defensa y la Fiscalía presentamos nuestros resúmenes del caso al juez, quien fijó para el 18 de abril la vista para emitir el fallo”, señaló a Efe Kitson Foong, unos de los abogados de los mexicanos.
Foong se mostró “cautelosamente optimista” de obtener la absolución por parte del magistrado del Alto Tribunal de Kuala Lumpur Mohamed Zawawi, con fama de inflexible por las más de 100 sentencias a muerte que ha pronunciado en casos de narcotráfico.
Los hermanos Luis Alfonso, de 47 años, José Regino (36) y Simón González Villareal (33), quienes se declaran inocentes, se enfrentan a la muerte por ahorcamiento en caso de que sean declarados culpables.
En este caso, podrán recurrir la sentencia ante el Tribunal de Apelaciones y luego, en última instancia, ante el Tribunal Federal.
Los tres mexicanos fueron detenidos por la Policía en marzo de 2008 junto con a los otros dos acusados en una nave industrial de Johor Baru, ciudad portuaria fronteriza con Singapur.
En el interior de la nave, los agentes encontraron diverso material para la elaboración de metanfetaminas, varios precursores químicos y cerca de 29 kilos de esa droga, de los que un tercio desaparecieron durante la custodia policial.
Los hermanos aseguran que habían sido contratados por unos singapureses para limpiar el recinto y que no sabían nada de la droga almacenada en el interior.
El abogado Kitson Foong, que defiende a los mexicanos, mantiene que la desaparición de parte de lo decomisado supone una “manipulación de las pruebas” y “vulnera” los derechos fundamentales de sus clientes.
Con ese argumento, el letrado solicitó en 2011 al Tribunal Federal, la máxima autoridad judicial, que anulara el juicio, pero la petición fue desestimada el pasado diciembre.
La legislación penal de Malasia contempla la pena capital para toda persona declarada culpable de haber estado en posesión de más de 15 gramos de cualquier droga de las consideradas duras o de 200 gramos de las calificadas como blandas.
Otros dos ciudadanos mexicanos, considerados los cabecillas de la banda, también fueron arrestados en una vivienda de lujo en la que tenían automóviles de gama alta, pero eventualmente fueron liberados por falta de pruebas y deportados.
Los tres hermanos provienen de una familia humilde y se dedicaban a la fabricación y venta de ladrillos en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México y base de uno de los cárteles de la droga más poderosos del mundo.