Mali transita desde el golpe de estado
El país africano designa un presidente interino para avanzar hacia el fin de la crisis
Bamako, 12 de Abril (EFE).- El presidente del Parlamento de Mali, Dioncounda Traoré, investido hoy presidente interino, deberá organizar unas elecciones, hacer frente a la división del país y poner freno a la crisis humanitaria que amenaza a Mali.
“Soy el presidente de un país en guerra que ama la paz”. Con estas palabras se presentó Traoré tras jurar su cargo ante el Consejo Constitucional de Mali, que le encargó minutos antes la celebración de unos comicios presidenciales en 40 días.
En su discurso de intenciones, Traoré, de 69 años y que cuenta con el respaldo de la mayor fuerza política de Mali, la Alianza por la Democracia (ADEMA-PASJ), instó a los grupos tuareg Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) y al rigorista islámico Ansar al Din a sentarse a negociar.
El MNLA proclamó el pasado días 6 de abril la independencia de Azawad, un territorio de 850, 000 kilómetros situado en el norte de Mali, que logró controlar en una ofensiva relámpago de tres días ante el demonoramiento del Ejército.
Otros grupos como los rigoristas islámicos de Ansar al Din o los terroristas de Al Qaeda en el Magreb Islámico, se sumaron a esta ofensiva, aunque sin compartir los mismos principios que el MNLA.
A pesar de que el avance tuareg se detuvo por decisión unilateral del MNLA que no encontró ninguna resistencia por parte del Ejército, falto de preparación y equipamiento, Traoré ha querido mostrar su determinación por la reunificación.
Así, más allá de lo que calificó de “invitación fraternal” al diálogo, acusó a los grupos rebeldes de cometer robos, abusos y violaciones, y amenazó con el empleo de la fuerza si la situación lo exigía.
“Si la guerra es la solución la haremos con nuestro Ejército equipado”, dijo Traoré antes de subrayar que los grupos que controlan el norte del país amenazan la democracia y el laicismo.
El presidente interino, que calificó la situación en la región de Azawad de “dramática” y que dedicó unas palabras a los soldados “salvajemente asesinados” en el frente, subrayó que lanzará una “guerra implacable si los rebeldes no regresan a sus filas”.
Además de la crisis territorial, Traoré deberá avanzar hacia la reinstauración del orden constitucional que anularon los golpistas tras el triunfo de la asonada militar del 22 de marzo y que el pasado día 6 de abril se comprometieron a reinstaurar.
El viernes pasado, el líder golpista, Amadou Haya Sanogo, alcanzó un acuerdo con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), para devolver el poder a los civiles.
A cambio, la CEDEAO prometió el levantamiento de las sanciones impuestas por la organización africana y una amnistía para los militares golpistas.
Como parte de esta negociación, que hoy ha dado su primer fruto, representantes de partidos políticos, grupos de la sociedad civil y miembros del Ejército se reunirán el sábado en Burkina Faso para definir la hoja de ruta para la restauración del antiguo orden.
El máximo órgano de los militares golpistas, el Comité Nacional para la Recuperación de la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE) renovó hoy su compromiso con el acuerdo-marco alcanzado con la CEDEAO, tan solo unas horas después de la ceremonia de investidura.
En un comunicado, la junta militar anunció también la próxima liberación de 15 dirigentes detenidos tras el golpe de Estado, entre ellos los ministros de Exteriores, Información, Administraciones Territoriales y Cultura, que estarán a disposición de las autoridades judiciales.
Con este gesto, que responde a una petición de la CEDEAO y que no está incluido en el acuerdo-marco, los golpistas muestran, por un lado, su buena voluntad y, por otro, que todavía mantienen su autoridad en el país.
Además de la seguridad, la integridad y las elecciones, Traoré también hizo referencia al reto del “desarrollo” y subrayó que “el barco de Mali no naufragará”.
Tres millones de personas están afectadas por la crisis alimentaria, según la ONU, y más de 200, 000 habían huido de sus hogares como consecuencia de la rebelión tuareg, antes de la toma de Kidal, Gao y Tombuctú, las principales ciudades del norte.
Incluso, un grupo de líderes religiosos y políticos de la ciudad de Gao cercanos al MNLA, lanzó ayer un llamamiento a la comunidad internacional y a las asociaciones humanitarias para “aliviar el sufrimiento del pueblo de Azawad”, debido a los asaltos y robos de “saqueadores”.