De telenovela la campaña de Peña Nieto
La "Gaviota" juega un papel central en la campaña presidencial de su esposo, Enrique Peña Nieto
Primera de dos partes
MEXICO, D.F.- Acompañadas por tambores, miles de personas amontonadas en una carpa calurosa coreaban un nombre al ritmo de un popular canto de fútbol.
“¡Angélica! ¡Angélica! ¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!”, gritaban mientras la beldad se dirigía al escenario, entre una multitud contenida por barreras metálicas.
La gente coreaba vivas a Angélica Rivera de Peña, una de las actrices de telenovela más populares de México, y a su esposo, el candidato presidencial Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional. Mientras se desplazaba por el escenario, el telegénico político saludó a la multitud y luego tomó de la mano a su esposa y la alzó, como cuando un juez proclama al vencedor de una pelea.
A dos meses de una elección que se espera gane Peña Nieto, el candidato y su esposa son la pareja más cautivante de México. También están mezclando la política con el entretenimiento de un modo jamás visto en México.
El gobierno y el mundo del espectáculo cruzaron sus caminos en el pasado en México, donde un senador tuvo un hijo con una estrella de la televisión, un ex presidente se casó con una popular actriz que participó en películas de lucha libre en la década de 1970 y el actual alcalde de la Ciudad de México se casó con una actriz de telenovelas, de la que después se divorció.
Lo que se está dando por primera vez con Peña Nieto y su esposa, según analistas, es un esfuerzo cuidadosamente planificado para que la celebridad sea un componente central de una campaña con pocas propuestas específicas, de un político que sobresale más que nada por ser buen mozo y carismático. La fórmula parece estar funcionando ya que Peña Nieto aventaja a sus rivales por hasta 20 puntos en las encuestas.
“La fusión de estos dos personajes es sumamente atractiva para el público”, comentó el crítico televisivo Alvaro Cueva. “Es la primera vez que vemos a un candidato con una mujer estrella de telenovela del brazo”.
Rivera, conocida como “La Gaviota”, uno de sus personajes más populares, está redefiniendo el papel de la esposa de un político. Por años las esposas de los presidentes mexicanos se han mantenido en un segundo plano.
Eso cambió a partir del 2001, cuando Marta Sahagún desempeñó un papel muy público luego de casarse con el presidente de entonces Vicente Fox. La esposa del actual presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, es una popular figura política y la primera primera dama que ha servido en el Congreso.
Pero con Rivera, el país podría tener pronto una primera dama que se hizo rica surgiendo de la nada y que tiene la fama y el glamour de una Carla Bruni, o una Jacqueline Kennedy.
“Angélica es un cuento de hadas hecho realidad”, dijo Cueva. “Es la historia de una chica que a base de trabajo se convirtió en actriz protagonista de telenovelas populares y que en algún momento de su vida encuentra el amor y encuentra una proyección muy, muy alta en las esferas políticas de México”.
Rivera, de 41 años, asiste a la mayoría de los actos de Peña Nieto, filma a su esposo con un teléfono celular y cuelga videos en el sitio que el candidato tiene en YouTube, lo que transforma la campaña en un verdadero reality show.
La actriz hace comentarios afectuosos de lo que está sucediendo en una serie de videos titulada “Lo que mis ojos ven y mi corazón siente”. Uno de los videos fue visto casi medio millón de veces.
“Ya se metió con la gente. Así lo hace”, dice Rivera en un video filmado durante un acto en una carpa en la ciudad de Nezahualcoyotl, un barrio marginal en las afueras de la capital.
La cámara muestra la muchedumbre y al sucesor de Peña Nieto como gobernador del estado de México, y luego enfoca a Rivera y el candidato tomados de la mano. Al finalizar el acto, Rivera le dice a su marido: “La gente te espera hasta el final, amor”.
La estrategia mediática ha logrado presentar a Enrique Peña Nieto y su esposa como triunfadores y famosos que hacen una vida de novela y esa imagen desvía la atención y alivia en cierto sentido la ansiedad de la gente derivada de la violencia del narcotráfico y de los problemas económicos.
Representa asimismo un abrupto cambio en la imagen de los presidentes, de cuya vida personal se hablaba muy poco hasta el 2000, cuando llegó a su fin una era de 71 años de gobiernos del PRI.
Busque mañana: La pareja triunfadora.