Las dificultades de vivir cerca del tren

NO ES FÁCIL VIVIR JUNTO AL TREN

De día y de noche las personas que viven en las proximidades de las vías, tienen que soportar la contaminación auditiva.

De día y de noche las personas que viven en las proximidades de las vías, tienen que soportar la contaminación auditiva. Crédito: Archivo / La Opinión

Dormir con tranquilidad es un lujo que Luanna Allard no ha podido darse desde hace varios años. Cada noche, el incesante sonido de una potente corneta le recuerda que vive cerca de las vías del tren, que además, según sus críticos, representan riesgos potenciales para la salud y la seguridad.

“Constantemente te despiertan y el ruido hace ladrar a tus perros”, dice Allard sobre los tranvías de la empresa Union Pacific (UP) que pasan junto al bulevar Valley, en Lincoln Heights.

Por las noches, sus cornetas se escuchan por los vecindarios de El Sereno, Lincoln Heights y Hillside Village cada 30 minutos, alertando a los motoristas en las intersecciones. Allard calcula que al menos 3,000 familias padecen esta “contaminación auditiva” y, como ella, tienen el sueño espantado.

“Me despierto probablemente tres o cuatro veces todas las noches por las cornetas de los trenes.

Todos nos sentimos así por aquí. Esto afecta nuestros patrones de sueño”, comenta quien por más de 10 años ha sido parte la campaña para convertir al bulevar Valley, desde el límite con la ciudad de Alhambra hasta la Mission Road, en una “Zona Silenciosa”.

Ha tomado tanto tiempo porque ese estatus sólo se concede a los municipios que instalan señalización, compuertas automáticas para coches y peatones, varandillas y otros dispositivos en sus cruces.

El condado de Orange lo logró hace poco, pero le costó $85 millones y le tomó tres años. Ahí, en 52 cruces de ocho ciudades, se han dejado de escuchar los cuernos de los ferrocarriles (sólo se activan en emergecias). Ahora es una de las regiones más silenciosas del país y un ejemplo a seguir.

Ese es el sueño que persiguen en Hillside Village, donde la orografía atora el ruido de las bocinas de los tranvías, que se debe activar por regulaciones estatales y federales. “Todo el sonido queda aquí abajo, lo detienen las lomas”, señala Raymond Ríos, presidente de la Asociación de Dueños de Viviendas de Hillside Village. “Hay mucha gente que se ha mudado porque no puede dormir”, continúa.

Los vecinos temen que lo peor ocurra cuando la empresa Union Pacific construya una tercera vía y más carga pase por ahí. Apenas han logrado que el Concejo de Los Ángeles aprobara hace poco discutir una moción del concejal José Huízar que pide crear la “Zona Silenciosa”.

Lo cierto es que eliminando el ruido en un tramo de apena 3.2 millas no resolvería todos los retos que enfrentan las personas viven cerca de los rieles, quienes, según reportes, son más propensos a contraer enfermedades respiratorias y a sufrir un accidente fatal.

“Cada tres horas en Estados Unidos una persona o vehículo es golpeado por un tren”, expone Helen Sramek, presidenta de la organización Operation Lifesaver, que recientemente publicó un reporte que consideró a California como uno de los estados con más choques en intersecciones de rieles en 2011.

Aunque las 1,956 coaliciones registradas el año pasado en todo el país suponen un ligero descenso, comparado con 2010, hubo más muertos y heridos en 2011, período que cerró con 262 fatalidades.

Por otro lado, un estudio publicado en The Journal of Allergy and Clinical Immunology encontró que los niños que viven cerca de las carreteras y los cruces de trenes tienen más riesgo de desarrollar asma. Hay más investigaciones científicas que han llegado a esta conclusión.

Union Pacific, la franquicia de ferrocarriles más importante del país, que opera en el Sur de California desde hace más de 100 años, responde que los trenes son el medio de transporte más amigable con el ambiente, que sus vías son seguras y que el uso de las cornetas es una mandato legal.

Honrada recientemente con el premio a la Excelencia de Aire Limpio, que le otorgó la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la compañía asegura que un ferrocarril puede mover una tonelada a lo largo de 480 millas empleando apenas un galón de diesel y que lidera la industria en el desarrollo de tecnología que mejora la eficiencia de combustible y reduzca las emisiones.

“En cuanto a las bocinas, Union Pacific está obligada por ley a sonarlas”, expone la empresa en un comunicado. “Si hay múltiples cruces en estrecha proximidad, el sonido puede ser continuo”.

Respecto a los accidentes en las vías, afirma que desde 2001 bajó un 37% la tasa de accidentes en los cruces y un 32% en el índice de descarrilamientos reportados.

“Hoy, los rieles de Estados Unidos son más seguros que nunca”, puntualiza la compañía.

Allard, cuyo padre fue un ingeniero de locomotoras por 40 años, dice que sólo quiere dormir sin estruendos constantes. “Amo los trenes, sólo que que no pasaban toda la noche cuando era niña”.

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