Irak convoca elecciones para salir de crisis política
El premier iraquí, Al Maliki, se encuentra en abierta confrontación con el líder del parlamento Al Nuyaifi, del partido político opositor al oficialista Estado de Derecho.
Bagdad, 27 de Junio.- El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, convocó hoy elecciones legislativas anticipadas, sin fijar una fecha, para buscar una salida a la crisis en la que está sumido el país por la división entre los distintos bloques políticos.
Tras meses de tensión y un intento de moción de censura contra Al Maliki, el jefe de Gobierno decidió llamar a los iraquíes a las urnas dos años después de los últimos comicios parlamentarios, aunque la convocatoria oficial debe contar con la aprobación del presidente, Yalal Talabani.
En un comunicado, la oficina de Al Maliki explicó que “se ha visto obligado a convocar elecciones anticipadas” debido a las últimas maniobras del presidente del Parlamento, Osama al Nuyaifi.
En este sentido, el primer ministro denunció las “tentativas” de Al Nuyaifi de reducir el poder legislativo a su persona y a su grupo Al Iraqiya, el principal opositor a la coalición Estado de Derecho, liderada por Al Maliki.
Esta actuación, según el jefe de Gobierno, “no es neutra ni profesional”, y se contradice con la postura adoptada por el presidente del Parlamento en el acuerdo firmado en Erbil en diciembre de 2010.
Ese pacto, que permitió la formación del Gobierno de unidad nacional, fue firmado por Al Nuyaifi en calidad de presidente de Parlamento y no como representante de un partido.
Al Maliki destacó, igualmente, que el Ejecutivo está comprometido con las reformas y a favor de que el Parlamento las supervise, pero este control queda condicionado a que esté “lejos de consideraciones políticas y responda al interés de la patria y el pueblo”.
Al hilo de estos argumentos, Al Maliki volvió a sugerir la apertura de un diálogo nacional, al que ha llamado en repetidas ocasiones Talabani, que permita reformar las instituciones del Estado.
“El pueblo iraquí tendrá la palabra clave para desarrollar la situación política y la experiencia democrática” en los próximos comicios, indicó la oficina del primer ministro.
El cruce de acusaciones entre el Gobierno de Al Maliki y la alianza Al Iraqiya sobre temas relacionados con la administración del país, la toma de decisiones y el petróleo se ha recrudecido en los últimos meses.
A esos asuntos se suma el caso del vicepresidente suní, Tareq al Hashemi, dirigente de Al Iraqiya que se encuentra en Turquía después de que la Justicia iraquí emitiera en diciembre pasado una orden de arresto contra él por supuestos delitos de terrorismo, lo que llevó a su coalición a boicotear temporalmente las sesiones del Parlamento.
La crisis política se intensificó después de que a finales de mayo pasado Al Iraqiya, encabezada por el ex primer ministro Ayad Alaui, lanzara una iniciativa para que el Parlamento retirará la confianza al Ejecutivo.
La coalición opositora aseguró contar con más de 163 firmas de los 325 diputados, pero Al Maliki alegó que algunas de las rúbricas habían sido falsificadas por lo que Talabani rechazó presentar ante el Parlamento la moción.
Al Iraquiya junto a la Alianza Kurda y el Bloque Al Sadr promueven ahora una interpelación en el Parlamento a Al Maliki, así como la presentación de una moción posteriormente.
Según analistas, este anuncio de elecciones anticipadas, antes de las cuales hay que disolver el Parlamento, podría ser una maniobra de Al Maliki para evitar la citada moción de censura.
Respecto a la disolución del Parlamento, la Carta Magna establece que puede ser solicitada por un tercio de los diputados, y aprobada por una mayoría absoluta, o pedida por el jefe de Gobierno y aceptada por el presidente.
El presidente iraquí es la autoridad que convoca a nuevas elecciones en un periodo máximo de sesenta días a partir del anuncio de la disolución del Parlamento, que se mantiene en funciones hasta la composición de uno nuevo.
El Gabinete actual de Al Maliki fue constituido el 21 de diciembre de 2010 tras más de nueve meses de vacío causado por las discrepancias entre las distintas fuerzas tras los ajustados resultados de las elecciones parlamentarias de marzo de ese año.
La alianza ganadora fue Al Iraqiya, que con 91 de los 325 escaños del Parlamento no obtuvo una mayoría suficiente para formar Gobierno, mientras que el bloque Estado de Derecho, de Al Maliki, sí logro ese objetivo al aliarse con la Alianza Nacional Iraquí.