Empleadas domésticas de Chicago demandan beneficios

Varias empleadas domésticas han denunciado discriminación y abusos en sus centros de trabajo, mientras defensores de sus derechos dicen que muchas callan por miedo a perder su empleo, por su condición migratoria y porque no hay ley que las ampare 

Un estudio de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) reporta alrededor de 57,092 empleadas domésticas en Chicago.

Un estudio de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) reporta alrededor de 57,092 empleadas domésticas en Chicago. Crédito: Cortesía.

Chicago.- Cocinan, planchan, limpian casas, cuidan niños, ancianos, y personas con discapacidad. Estas son las empleadas domésticas de Chicago, que ahora empiezan a organizarse, pues en las paradas de los autobuses y en los parques platican con otras trabajadoras del hogar sobre sus derechos e intentan contabilizarlas.

La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar señala que hay 2.5 millones trabajadoras domésticas en todo Estados Unidos; mientras que un estudio del Centro para el Desarrollo Económico Urbano de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) reporta alrededor de 57,092 empleadas domésticas en Chicago.

Mechthild Hart, defensora de los derechos de esta población y profesora en la universidad DePaul, dijo en entrevista con La Raza que es casi imposible llegar a un número preciso de cuántas son las trabajadoras domésticas “porque hay algunos obstáculos como el que los números del Censo no reflejan a todo este segmento de la población, por su condición migratoria y porque las trabajadoras viven aisladas en casas privadas”.

Eric Rodríguez, director de la organización Unión Latina de Chicago, explicó a La Raza que las trabajadoras domésticas están divididas en dos sectores. Unas son las que laboran a través de una agencia, número que se puede calcular más fácilmente, y las otras trabajan directamente con los dueños de casa.

“Muchas trabajadoras de este grupo están en las sombras por su estatus migratorio; por lo tanto, esto hace que no se tenga un conteo exacto de ellas”, señaló Rodríguez.

Según Hart, las investigaciones también indican que en ciudades cosmopolitas como Chicago hay una gran población de inmigrantes que se dedican a las labores domésticas.

EXCLUSIÓN TOTAL

La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar y el Proyecto Nacional de la Ley de Empleo (LELP) resumieron las principales deficiencias que existe en la normativa federal con respecto a los derechos de las trabajadoras del hogar y se encontró que las mujeres son excluidas de la Ley Nacional de Relaciones Laborales y la Ley de Derechos Civiles.

Así también, no están incluidas bajo la Ley de Seguro y Salud Ocupacional, la Ley de Ausencia Familiar y Médica, la Ley para Americanos con Discapacidad, la Ley de Discriminación por Edad en el Empleo, la Ley de Normas Justas de Trabajo. Asimismo, carecen de seguro social y seguro de desempleo.

Uno de los estados modelos que otorga protecciones laborales a las trabajadoras del hogar desde hace dos años es Nueva York y California busca seguirle los pasos. Mientras que en Illinois, miles están excluidas de las leyes estatales que regulan el salario mínimo, horas extras, seguro médico, un día de descanso como mínimo, vacaciones pagadas y la protección contra la discriminación en el lugar de trabajo, según la Unión Latina de Chicago.

EMPIEZAN A ORGANIZARSE

En la Unión Latina de Chicago actualmente participan más de 100 trabajadoras del hogar, en su mayoría son hispanas, afroamericanas, de Filipinas y nativoamericanas.

Para Elisa Ringholm, directora de desarrollo organizativo de dicho grupo, las empleadas del hogar en Chicago están organizándose y educando a otras sobre sus derechos.

“Las trabajadoras están yendo a las paradas de los buses, llegando a los parques donde van las niñeras o hablando con gente de la comunidad sobre su lucha, para así poder aumentar los números”, destacó Ringholm.

Una campaña en pro de sus derechos ha consistido en intentar recuperar el salario de Myrla Delgado, una trabajadora doméstica filipina quien fue contratada por una agencia bajo la categoría de contratista independiente.

“Algunas de las agencias han creado un nuevo modelo de negocio que es clasificando a las trabajadoras domésticas como contratistas independientes, cuando realmente son empleadas de la agencia, para no pagar como empresa la parte que le corresponde de sus impuestos”, denunció Rodríguez.

“Esta injusticia también le ocurre a otras trabajadoras del hogar. Vamos a hablar con la agencia que contrató a Delgado para poder recuperar su salario porque no vamos aguantar tales abusos”, advirtió Ringholm.

Otra campaña que desarrollan a nivel nacional se llama “Cuidado para todas las generaciones”, y participan más de 200 organizaciones que tienen como fin mejorar las condiciones de las personas que trabajan como cuidadoras, así como las que reciben servicios de cuidado.

“Queremos que quienes hacen el trabajo más importante en nuestras vidas, cuidando a nuestras familias y haciendo los quehaceres de la casa, se les reconozca su trabajo con dignidad y respeto. Por ello, estamos haciendo presentaciones legales para orientarlas, ya que muchas desconocen sobre sus protecciones básicas”, enfatizó Ringholm.

Ana Guajardo, directora del Centro de Trabajadores Unidos, indicó que muchas de las trabajadoras sufren agresiones físicas.

“Muchas de estas mujeres están siendo abusadas por los dueños de casa. No tengan miedo de denunciar los hechos, hay maneras de cómo ayudarlas, no se queden calladas”, recalcó.

JEFES ABUSIVOS

Los golpes de la vida la han hecho aprender a defenderse de los abusos de los empleadores. Digna Morales es una costarricense de 68 años, quien fue contratada para limpiar una casa; pero cada vez que la niñera faltaba al trabajo, ella tenía que cuidar a los niños y si no había quien cocinara se le pedía que lo hiciera por el mismo salario.

Al aumentar sus funciones en su lugar de trabajo, Morales pidió que se le aumentara el salario y le ofrecieron $0.25 más por hora.

“Un día el dueño de la casa llegó del trabajo unas horas antes que la esposa y quiso propasarse conmigo, intentó besarme a la fuerza; fue allí donde le di una bofetada. Él me recordó del aumento de 25 centavos por hora y que incluso me podía dar hasta un dólar más por hora. Le dije que no era una prostituta para que me compre y que me quejaría con su esposa. Pero al decírselo, ella salió a favor de él y me despidieron”, testificó Morales a La Raza.

“No debemos soportar tanta humillación porque esto sigue existiendo si uno se deja. Nosotros no tenemos beneficios de ninguna índole; esto no está bien, es una injusticia”, insistió Morales.

FUTURO SIN BENEFICIOS

Mónica Pasihuan, de 46 años y originaria de Perú, trabaja cuidando niños.

“A raíz de que hubo un tiempo en que estaban chequeando los documentos, preferí trabajar como niñera y de esa forma cobraba mi salario en efectivo. Pero, como te pagan en esa forma, no recibes ningún beneficio y si te pasa algo en el trabajo, no tienes amparo legal ni seguro médico”, contó.

“Como niñera puedes tener trabajo ahora, pero cuando llegas a la vejez, no tienes ley que te ampare. Puedes trabajar 50 a 60 horas a la semana y te van a pagar por horas regulares [40 horas semanales]. Es por eso que venimos luchando para tener leyes que nos protejan”, añadió Pasihuan.

LUGAR PRECISO

Unión Latina de Chicago

3416. W. Bryn Mawr Ave.

Para mayor información, http://www.latinounion.org o llamar al (312) 491-9044

En esta nota

Chicago
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain