Renuncia el director de la Clínica Romero
Por razones personales, el doctor Albert Pacheco deja las riendas del dispensario
El Dr. Albert Pacheco, quien ha fungido como director ejecutivo de la Clínica Monseñor Romero desde septiembre del 2009 y ha estado al frente de decisiones económicas como despidos de personal y recortes de programas, anunció su retiro de la institución aduciendo motivos personales.
“Esta no fue una decisión fácil de tomar, pero siento que CMOAR (Clínica Monseñor Oscar Arnulfo Romero) ha alcanzado un punto de estabilidad económica y operativa por lo que me siento seguro que puedo entregarle la organización a un nuevo Director Ejecutivo”, declaró Pacheco a través de un comunicado oficial.
El Dr. Pacheco no estuvo disponible para entrevistas.
Carlos Vaquerano, presidente de la Junta Directiva, dijo a La Opinión que la clínica se encuentra en una mejor posición financiera, aunque no respondió preguntas específicas sobre el presupuesto operativo actual de la organización, ni sobre el déficit que enfrentó hace un año, cuando realizaron recortes de personal.
“Él (Dr. Pacheco) se va por razones personales, para buscar nuevas oportunidades y para pasar tiempo con su familia. Hace poco se murió su mamá y tiene enfermo a otro ser querido la clínica está fuerte. Él la deja en una buena situación económica. Le agradecemos su liderazgo”, aseveró Vaquerano.
Vaquerano agregó que se ha conformado una comisión de transición para encontrar al nuevo director y asegurar que no se den otros problemas.
La clínica se queda sin director ejecutivo, sin director financiero y con una enfermera como directora médica, después de que renunció la Dra. Casey Vibbard hace un mes y medio.Varios trabajadores que pidieron no ser identificados por temor a represalias dijeron sentirse inseguros sobre el futuro de la clínica, a pesar de la intervención de autoridades federales y de la oficina del congresista Xavier Becerra.
Uno de los empleados dijo que antes atendían entre 300 a 500 pacientes diarios y que ahora solo tienen la capacidad para atender a unos 60.
“El problema principal es la falta de médicos. Los cuatro proveedores que nos quedan trabajan solo medio tiempo. Antes teníamos entre 10 a 14 médicos trabajando diariamente, hoy solo hay entre dos o tres. Por ejemplo, hoy (lunes) después de las 2 de la tarde solo hay un médico y lo que tenemos que hacer es cancelar citas y programarlas para otro día”, declaró el trabajador.
En abril del 2011, la Clínica Romero recortó alrededor de 17 empleados, cerró programas de salud educativos e inició un proceso de restructuración para enfrentar un déficit de un millón de dólares, de los 10 millones de dólares anuales que necesita para el funcionamiento de sus tres clínicas.
La Clínica Monseñor Romero es un icono en la comunidad de Pico/Union por la calidad de servicios a los inmigrantes, principalmente de origen centroamericano, pero sus problemas económicos hicieron que se conformara una Asociación de Pacientes, casi al mismo tiempo del recorte de personal.
Entre las peticiones de la Asociación de Pacientes estaban la renuncia de Pacheco y de Vaquerano, así como la inclusión de más pacientes en la Junta Directiva de la clínica.
Daniel Guzmán, representante de la Asociación de Pacientes, responsabiliza al liderazgo de la clínica de los problemas financieros.
De abril a julio del 2011, la Asociación de Pacientes realizó protestas en las afueras de dos de las sucursales de Clínica Romero Este de Los Ángeles y Pico Union- y movilizó a decenas de personas que pedían la renuncia de Vaquerano, y del Dr. Pachecho.
Las protestas semanales frente a la clínica pararon gracias a la intervención de la Oficina del congresista Becerra. Guzmán dijo ayer que se sienten representados en la mesa de negociaciones y que están dispuestos a trabajar con la nueva administración.”Esperamos que en unas semanas presente su renuncia el señor Vaquerano”, añadió Guzmán.
Por su parte, Vaquerano dijo que la clínica está fuerte, no hay falta de liderazgo y que, contrario a lo que gritan los protestantes, la clínica no se cerrará.