Afronta viaje de riesgo a Líbano

Inicia hoy una visita de tres días a tierra libanesa

El Papa hará una visita de tres días a tierra libanesa.

El Papa hará una visita de tres días a tierra libanesa. Crédito: Archivo AP

CIUDAD DEL VATICANO, Italia.- El Papa Benedicto XVI iniciará hoy viernes un viaje apostólico de tres días a Líbano en un contexto de alto riesgo por la inestabiliadad en la zona y la reciente tensión por las protestas en rechazo a un video antimusulmán.

En el periplo del Papa destacan la inestabilidad política en la vecina Siria y la tensión generada en la zona por los ataques contra embajadas de Estados Unidos en varios países tras un película que ofende a Mahoma, el profeta fundador del Islam.

Según la agenda de la visita, Benedicto XVI partirá a las 9:30 hora local de este 14 de septiembre desde el aeropuerto Ciampino de Roma con destino a Beirut, donde llegará después de un periplo de unas tres horas y 15 minutos.

En la capital libanesa será recibido por el presidente de la República, el presidente del Consejo de Ministros y el presidente del Parlamento, además de los más importantes líderes cristianos y musulmanes de la nación.

Durante la ceremonia de bienvenida el líder católico pronunciará un discurso y después se trasladará hasta la nunciatura apostólica en Harissa.

Por la tarde visitará la basílica de San Pablo y allí firmará oficialmente la exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente (Iglesia en Medio Oriente), un documento que recoge las conclusiones de una cumbre mundial de obispos (Sínodo) celebrado en 2010 en El Vaticano.

En octubre de aquel año más de 400 prelados de todo el mundo se reunieron en Roma para analizar la situación y realizar propuestas para el futuro de los cristianos en aquella región. Con todas sus contribuciones el Papa redactó el escrito.

Diversas copias del documento serán entregadas por Benedicto XVI a los presidentes de la República, del Parlamento y del Consejo de Ministros un día después, cuando se entreviste con ellos -en audiencias por separado- en el Palacio Presidencial de Baabda.

Esa será la primera actividad pública del pontífice el sábado 15 de septiembre, quien se reunirá ese día con los jefes de las comunidades religiosas musulmanas, con miembros del gobierno, de las instituciones nacionales, con el cuerpo diplomático y con representantes del mundo de la cultura.

Por la tarde tiene previsto un encuentro con jóvenes en la plaza ubicada a un lado de la sede del Patriarcado Cristiano Maronita de Bkerké. El lugar puede contener unas 20 mil personas.

El tercer día de la visita, el domingo, el Papa presidirá una misa en el Beirut City Center Waterfront, una explanada junto al mar que puede hospedar a varios cientos de miles de personas y donde Juan Pablo II ya había celebrado la eucaristía en 1997.

Tras el almuerzo Joseph Ratzinger dejará la nunciatura y, antes de partir de regreso a Roma, asistirá a un encuentro ecuménico en el Salón de Honor del Patriarcado Siro Católico de Charfet.

En torno a las 18:30 horas locales (15:30 horas GMT) tendrá lugar la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional Rafiq Hariri de Beirut, tras la cual el líder católico abordará el avión que lo trasladará a la capital italiana.

Aunque la situación en Medio Oriente se ha tensionado en las últimas horas, a causa de los ataques contra embajadas de Estados Unidos en Libia, Yemen y Egipto, los funcionarios diplomáticos del Vaticano sostienen estar tranquilos por la seguridad del Papa.

Ya lo había dicho hace unos días el portavoz papal Federico Lombardi, que el viaje demuestra una “firme voluntad” de Benedicto XVI por mostrar su cercanía a una zona afectada por una histórica y recurrente inestabilidad política.

En una entrevista publicada por el diario vaticano “L’Osservatore Romano”, el “número dos” de la sede católica y secretario de Estado, Tarcisio Bertone, rechazó la tesis según la cual el choque entre el cristianismo y el islam es inevitable.

“La línea directa es clara: la comunidad cristiana tiende una mano abierta en signo de diálogo y de reconciliación. Nosotros observamos, en el mundo islámico, los signos del deseo de estrechar esa mano y de caminar juntos”, estableció.

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