Plenitud financiera para toda mujer valerosa

A diferencia de hace algunas décadas -y en este mundo donde el dinero no es la vida, aunque sí la hace muchísimo más agradable- una mujer que tiene el control de sus finanzas y sabe cómo poner su dinero a producir en la Bolsa, puede resultar más seductora que una chica sencillamente bella.

Por eso ya es hora de que, si no lo has hecho ya, empieces a conocer más de un mundo tal vez misterioso para ti pero que contiene muchos de los secretos para darle a tu vida la independencia y plenitud que siempre has deseado.

Aún hoy día existen muchas mujeres casadas que no saben ni llenar un cheque y para quienes el lenguaje de las inversiones más sencillas les parece chino, pues siempre han confiado en las habilidades financieras de su compañero (quien, tal vez, tenga menos sentido de cómo sacarle jugo al dinero del que tendría ella si pusiera a funcionar su talento natural para el negocio). Después de todo durante siglos hemos sido genios en eso de hacer que el dinero asignado para los gastos de la casa se multiplique casi de puro milagro (¡Ay, si abuelita nos hubiera enseñado a invertir en un fondo mutuo junto a las lecciones de cocina!).

Por desgracia, al cabo de los años muchas de estas mujeres se encuentran repentinamente solas y sin guía financiera en la vida: según la Oficina del Censo de Estados Unidos, 40% de las mujeres de 65 años o más acaban viviendo solas, pues sobrevivimos a nuestros compañeros por un promedio de siete años. Esto significa que nueve de cada 10 de nosotras tendremos que arreglárnosla por nuestra cuenta en el futuro, cuando las posibilidades de trabajo se hacen cada vez más difíciles. Una mujer jubilada de 65 años hoy día puede vivir 20 años más y durante ese tiempo necesitará por lo menos 300 mil dólares para poder vivir sin aprietos.

Digo esto para que te despiertes y empieces a conocer más de un mundo tal vez misterioso para ti, pero que contiene muchos de los secretos para darle a tu vida la independencia y plenitud que siempre has deseado.

Después de todo parece que la naturaleza nos dotó como inversionistas innatas: las mujeres tendemos a ser mejores investigadoras y nos tomamos el tiempo para evaluar las acciones antes de comprar o vender, lo cual nos hace tomar decisiones más confiables. Además a nosotras, a diferencia de los hombres, no nos da miedo decir “Yo no sé”, “No entiendo eso” o “Estoy perdida”, lo cual nos permite analizar con cuidado una futura inversión y seguir los mejores consejos.

El fascinante mundo de las inversiones tiene oportunidades lo mismo para las arriesgadas que prefieren la emoción y la aventura -con inversiones directas- como para aquellas más conservadoras que dejan las preocupaciones del sube y baja de la Bolsa en manos de otros -los agentes de fondos mutuos_. Descubre cuál de las dos tú eres para que puedas llegar a hacer de tu futuro económico un diamante y no una piedra de fantasía.

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