Una niña tendrá una navidad feliz tras transplante de órganos
María Fajardo vuelve a sonreír tras recibir un doble transplante de pulmones en Stanford
PALO ALTO.— A primera vista, María Fajardo parece una niña como cualquier otra. Un poco más pequeña que otras chicas de su edad, pero igual de sonriente, coqueta y feliz como las adolescentes de 12 años. Sólo que María no es igual: hace menos de dos meses recibió un doble transplante de pulmones y por primera vez en mucho tiempo, es capaz de sonreír sin que en eso se le vaya la vida.
“Ahora puedo reírme, creo que me río demasiado”, dice María, quien también camina sin dificultad aunque llevando siempre consigo una mascarilla para protegerse de cualquier posible infección. Eso y una cicatriz que asoma por el cuello de su camiseta son las señales más visibles de la operación que le devolvió la felicidad, a ella y a toda su familia.
María padecía de fibrosis quística y fue operada con éxito el 7 de diciembre en el hospital Lucile Packard de Stanford. Ella y su mamá, Marianela Mendoza, viven ahora en la Casa Ronald McDonald, a donde son derivados niños con enfermedades consideradas “muy serias”, que hayan sido atendidos en hospitales locales.
“La vida antes era difícil, no podía hacer muchas cosas que ahora sí puedo”, cuenta María. “Ahora respiro bien, puedo caminar sin tener que detenerme, y no tengo calambres por el esfuerzo que hacía antes para respirar”.
Sentada en una sala especial de su hogar temporal, María suelta la carcajada cuando escucha a su mamá contar cómo fue que supo que algo no andaba bien. La niña es la séptima de ocho hermanos y Marianela dice que la primera vez que su hija fue al baño, siendo apenas recién nacida, hubo un olor tan fuerte que “era como si hubiera un animal muerto en la habitación”.
“Era porque su páncreas no funcionaba. Todo lo que comía, lo sacaba inmediatamente sin digerirlo”, dice Marianela. Ademas, la niña tosía y de inmediato se ponía azul. En el hospital de San José, donde nació, los doctores le hicieron muchas pruebas pero no podían dar con su problema. Así que a los cuatro meses, la pusieron en ligero coma inducido y un doctor de Stanford la diagnosticó con fibrosis quística.
La Mayo Clinic define la fibrosis quística (FQ) como una enfermedad genética seria, que causa mucho daño a los pulmones y al sistema digestivo, y que puede causar la muerte. La FQ afecta a las células que producen la mucosidad, el sudor y los jugos digestivos. Normalmente esos fluidos son ligeros y funcionan como lubricante, pero el gen defectuoso hace que esas secreciones se hagan espesas y pegajosas, bloqueando el paso de conductos internos, en especial en los pulmones y páncreas.
“Esta enfermedad es rara entre los hispanos”, explica la doctora Carol Conrad, del hospital de Stanford. Ella es la doctora de cabecera de María y cuenta que la incidencia de la enfermedad es de aproximadamente un caso por cada 14,000 hispanos. A diferencia, la ocurrencia es de uno por cada 2,500 personas blancas.
La familia Fajardo, que ya tenía seis hijos, no se esperaba esta enfermedad, menos porque los padres de Marianela son de Jalisco, lo mismo que su esposo. “Ambos padres tienen que ser portadores del gen y nosotros éramos sin saberlo”, dice Marianela, que ahora ayuda a otras familias hispanas a entender la enfermedad.
Los doctores que atendieron y operaron a María, coinciden en señalar que se trata de una paciente muy fuerte, con muchas ganas de vivir. El doctor Katsuhide Maeda, quien realizó la operación, dice que la recuperación ha sido muy buena y que espera que su calidad de vida continúe igual. “María es una luchadora”, resume a su vez la doctora Conrad.
María todavía no tiene planes para la navidad, aunque sí sabe que su familia y sus hermanos vendrán a pasar las fiestas con ella y su madre. También sabe que se siente bien, que quiere correr algún día y que de grande espera ser una actriz famosa, como las de Hollywood.