Pueblos mexicanos se arman para defenderse a sí mismos

Se hacen llamar "Policías Comunitarios" y se organizan para combatir a criminales

Vigías de la Casa de Justicia de El Paraíso, Guerrero.

Vigías de la Casa de Justicia de El Paraíso, Guerrero. Crédito: Gardenia Mendoza / La Opinión

AYUTLA, México.— Los guerrerenses de la costa y la montaña siempre han estado armados. No es sólo un secreto a voces sino una realidad centenaria con la novedad de que hoy van públicamente contra el crimen organizado con una estructura de “autodefensa” que incluye seguridad y justicia paralela a la del Estado.

Son campesinos, ganaderos y algunos profesionistas que se hacen llamar Policías Comunitarios al amparo de las leyes de usos y costumbres de los pueblos indígenas. Están organizados desde 1995 en esta región del sur del país con índices de pobreza similares a los de África.

Al principio capturaban a delincuentes menores, ladrones de ganado o gallinas; violadores, borrachos, defraudadores… hasta que comenzaron los secuestros y extorsiones por parte de células de los cárteles del narcotráfico que, descontroladas por la captura o muerte de los altos mandos durante el sexenio de Felipe Calderón, cambiaron de actividades y se unieron a criminales locales.

Para los comuneros una cosa es ver “de lejos” los asuntos del narcotráfico como el tráfico de droga por el Pacífico desde Sudamérica o la siembra de amapola y otra “muy diferente” tolerar la muerte de familiares por no poder pagar un rescate o callar ante un cuerpo cercenado en la calle.

Tres años atrás pidieron ayuda al Ejército, a la Policía Estatal. No querían “entrarle” al tú por tú, pero el tiempo pasaba y los maladrines seguían ahí, cada vez más fanfarrones con sus AK-47 y sus R15 por todas partes.

Ganados por el orgullo, hoy cierran carreteras, revisan autos, interrogan a sospechosos y colaboradores, y se agarran a tiros como cualquier corporación policíaca, con la diferencia de que los comandantes, la tropa, y hasta la “reeducación” para los capturados se imponen por voto directo en asambleas comunitarias.

“La verdadera democracia”, dicen unos. “Acciones cuestionadas por la ley”, dice el Gobierno: la constitución da al Estado el monopolio de la seguridad pública, amén de la negra experiencia colombiana, donde las autodefensas se volvieron otro poder.

Las autoridades mexicanas lograron con ofertas políticas y de proyectos productivos que uno de los dos grupos de las policías comunitarias entregue al ministerio público a los acusados, pero el otro bando, el de mayor antigüedad y presencia, no cede, insiste en “que el pueblo juzgue y reeduque al que dañó al pueblo”.

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