Inauguran nueva prisión médica para reos en California
Albergará a los presos más enfermos del estado
STOCKTON.- La más grande prisión médica de California fue inaugurada entre gritos de protesta de los opositores a la construcción de más penitencierías, al tiempo que el estado busca aplazar la liberación de miles de presos.
El gobernador Jerry Brown quiere retrasar al menos por un año la orden de tres jueces federales para poner en libertad a 10 mil presos en diciembre. Los jueces le han advertido que podría acusarlo de desacato si no cumple.
Y por si no tuvieran ya suficientes presiones, un juez federal le ordenó esta semana al gobierno estatal transferir de inmediato a 3,250 presos de dos prisiones del Valle Central ya que están en alto riesgo de contraer la fiebre del valle, una enfermedad mortal.
“Las nuevas instalaciones de cuidado de salud son sólo el ejemplo más reciente de la dedicación del estado para proveer a los presos de California con tratamientos médicos y de salud mental que no tienen rival con cualquier otro cuidado de salud médico en el país”, dijo el secretario del Departamento de Prisiones (CDCR), Jeff Beard durante la ceremonia de inauguración.
La construcción de esta prisión médica a donde se llevará a los reos más enfermos del estado, se edificó en respuesta a las demandas Plata y Coleman que alegan que el cuidado de salud médico y mental de las prisiones estatales está por debajo de los niveles que marca la Constitución, a causa de la sobrepoblación.
“Está claro que estamos dando un nivel constitucional de cuidado de salud”, dijo Beard en alusión a los jueces federales que mantienen bajo su control el cuidado de salud de los presos y que han ordenado al estado liberar casi 10 mil para finales de año.
Beard explicó que la apertura de esta nueva prisión les permitirá tener más capacidad en el resto de los penales del estado. “Nos permite traer a los reclusos más enfermos y a las instalaciones médicas que ya existen les dará la oportunidad de operar mejor con menos población”, indicó.
La recién estrenada prisión médica con un costo de $839 millones, se extiende sobre un terreno de 200 acres al sur de Stockton, en lo que fuera la correccional juvenil Karl Holton.
Se espera que los primeros reos comiencen a llegar a mediados de julio para tener un total de 1,722 a finales de año.
James Moppins, un preso en libertad condicional, quien era parte de grupo de manifestantes apostados afuera de la nueva prisión, dijo que la construcción de estas instalaciones no es la respuesta al hacinamiento.
“La respuesta son más programas de rehabilitación, vivienda de transición y preparar a la gente para cuando salga. Esto es solo un curita y el sistema tiene que ser evaluado en su conjunto y reformar las leyes de sentencia”, comentó entre los gritos de sus compañeros que reclamaban “escuelas si, prisiones no”.
“El problema con el cuidado médico es que son muchos presos y no hay personal suficiente. Eso es todo”, aseguró Moppins, quien estuvo cinco años en tres prisiones estatales diferentes.
Samantha Rogers, otra manifestante quien hace tres años salió de prisión luego de entrar y salir por 17 años dijo que en lugar de construir prisiones médicas, deberían entregar a sus familias a los reos que por el estado avanzado de su enfermedad, ya no representan un peligro. “Le harían un bien a la sociedad si los dan a sus familias para que mueran en paz en sus casas y no detrás de las rejas”, indicó.
La nueva prisión empleará a aproximadamente a 2,500 doctores, enfermeras, técnicos, profesionales de la salud mental, custodios y personal de apoyo.
El complejo carcelario de 54 edificios recibirá a reos que requieran cuidado intensivo a largo plazo para necesidades psiquiátricas y médicas.
Incluye un centro de diagnóstico, una clínica dental, unidades de diálisis para tratar la diabetes, una enfermedad muy común entre los presos.