Gustavo Dudamel celebra éxito comunitario de YOLA

El artista venezolano cumple cinco años como Director Musical de la Filarmónica de Los Ángeles.

Gustavo Dudamel el pasado día 28 en la gala de inauguración.

Gustavo Dudamel el pasado día 28 en la gala de inauguración. Crédito: Matthew Imaging

Diez años de la Sala de Conciertos Walt Disney y cinco de Gustavo Dudamel como director musical de la Filarmónica de Los Ángeles. Dos eventos que, sin lugar a dudas, han redefinido no sólo la arquitectura y la música, respectivamente, de la ciudad californiana, sino también su influencia cultural, social e internacional.

Dudamel, a sus 32 años y con un contrato que lo liga a la asociación hasta 2019, va mucho más allá de la conducción de su orquesta: su pasión musical es, también, comunitaria.

Sabe que la música puede cambiar vidas y, por eso, tan pronto como inició su andadura en LA Phil, lanzó YOLA, la Orquesta Juvenil de Los Ángeles, por sus iniciales en inglés, inspirado en El Sistema, el programa musical venezolano público creado por José Antonio Abreu que lo ayudó a convertirse en quien es hoy y que ahora, en LA,. acoge a jóvenes músicos de áreas marginadas.

Un lustro después, el proyecto alcanza ya nivel nacional y los resultados, culturales y sociales, están a la vista.

Sentado en el sofá de su modesta oficina, justo al lado de un piano, en una de las alas de la Sala de Conciertos Walt Disney, el artista venezolano —nació en Barquisimeto, en el seno de una familia musical, y su carrera despuntó a mediados de la década pasada— recibió a La Opinión, en exclusiva para un medio latino, donde analizó la nueva temporada de la Filarmónica, los aniversarios y, por supuesto, los jóvenes músicos de YOLA.

En la gala de inauguración del nuevo año, el primer tema fue 4’33”, de John Cage. Una decisión arriesgada elegir un tema… sin música que tocar.

No fue difícil pensarlo porque estamos celebrando el aniversario de la Sala de Conciertos. Para mí fue muy importante dejar que el público escuchase el [salón]. No sólo lo que el “hall” crea, junto a los instrumentos de la orquesta, sino la sensación, la tensión, el sonido que tiene. Entonces era una pieza perfecta, acerca de cómo apreciar el silencio. Son los cuatro minutos, 33 segundos más largos de la vida. Se pasan lentísimos, pero el espacio se hace más y más tenso. Eso da la oportunidad al público de apreciar la magnitud, la tensión, el espíritu que en sí tiene el “hall”. Porque la arquitectura es armonía, y la armonía que el “hall” produce es maravillosa.

Y estamos en una época en la que el silencio no se aprecia.

Así es. Es una época de un pragmatismo que asusta, que abruma. Pero tener la oportunidad de contemplar el silencio, el espacio, es un regalo.

La nueva temporada incluye Mozart, Tchaikovsky, estrenos nacionales y mundiales… ¿Cómo encuentras el balance creativo en una nueva programación?

Es una manera maravillosa de atraer al público. Es como comerse un nuevo plato, una nueva receta. Siempre la combinas con algo que ya conoces… Es retarse: uno tiene que vivir una vida de retos. La institución, la orquesta, todos nos tenemos que retar a siempre buscar una nueva forma de satisfacer nuestras necesidades artísticas, como orquesta que somos, y también cómo conectar con la audiencia, y que ésta se sienta parte de ese reto. Porque una orquesta no es un simple entretenimiento: una orquesta es un cuerpo que se transforma [para interactuar] con el público.

El año pasado unió la Filarmónica con la Orquesta de Símon Bolívar para Mahler. Este año, reincide con un Festival Tchaikovsky.

Tratamos de hacer una festival donde compartimos, no sólo la Filarmónica y la Simón Bolívar, sino también la YOLA. Yo me siento muy feliz de tener a mis dos familias al mismo tiempo. Eso crea un nivel de exigencia entre las dos orquestas maravilloso. Es una experiencia de vida.

Esa simbiosis, entre audiencia y orquesta, se acentúa en el caso de YOLA. La conexión emocional entre ambos es única.

¿Qué significa la YOLA: crear más orquestas? No, porque ya existen y se crearán más. El fin de la YOLA es darle la oportunidad a esos niños y a esas niñas de ser incluidos dignamente dentro de la sociedad. El hecho de vivir en una comunidad apartada, con deficiencias, con necesidades… Esas sociedades están excluidas de las comunidades de bienestar. El hecho de ser incluidos, se siente en los sonidos que produce esa orquesta. Quizás, a veces, no toquen a la perfección. Pero tocan con el alma, porque es una herramienta de vida para esos niños, para construir un futuro digno, con calidad de vida, con tiempo. El tiempo es la mayor riqueza que podemos tener los seres humanos. No es lo bienes materiales: sino el tiempo, y cómo vivimos ese tiempo y en su calidad. Eso es lo que la YOLA brinda a esos niños: calidad de vida. Usar el tiempo de una manera productiva, para sus almas, para sus vidas, y compartirlo con el público que los escucha.

YOLA también ha servido de puente de unión entre la Asociación de la Filarmónica y la comunidad, especialmente la latina.

De eso se trata. No podemos ser un ente aislado. Nosotros tenemos una responsabilidad como ciudadanos, como artistas. Tenemos que compartir lo que nosotros hacemos. Y lo que hacemos es música. La música es belleza, es sensibilidad. La belleza es un elemento perdido en nuestras sociedades en este momento. En todo el mundo, hablar de belleza es una cuestión “romanticona”, una cosa que no tiene nada que ver con el mundo arrollador en el que vivimos, en el que vivimos para producir más, y no pensamos en el tiempo, en la belleza. La música es belleza incluyente. Nosotros, que la vivimos diariamente, la tenemos que compartir. Los niños [de YOLA] están construyendo esa vida. Quizás no acaben siendo músicos. Pero tuvieron la oportunidad de tener acceso a la belleza. Y eso es, al final, la razón de todo eso.

Estos son algunos de los conciertos más destacados de la temporada de la Filarmónica de LA para esta temporada:

10 al 13 de octubre: Celebración Décimo Aniversario — Dudamel dirige Beethoven

18 al 20 de octubre: Celebración Décimo Aniversario — Esa-Pekka Salonen dirige a Debussy y Bartok

23 de octubre: Celebración Décimo Aniversario — Esa-Pekka Salonen dirige Green Umbrella: Zappa’s 200 Motels (estreno mundial)

1 al 3 de noviembre: Itzhak Perlman, violín, dirige Vivaldi

19 al 22 de diciembre: Dudamel dirige a Rachmaninoff con Yuja Wang al piano

Del 20 de febrero al 2 de marzo (fechas alternantes): Festival Tchaikovsky con Dudamel dirigiendo la Filarmónica, la Orquesta Simón Bolívar y YOLA

6 al 9 de marzo: Dudamel dirige Brahms

1 al 3 de mayo: Dudamel dirige Brahms, con Emanuel Ax al piano

8 al 11 de mayo: Dudamel dirige Ravel y Prokofiev, con Lang lang al piano

Del 23 al 31 de mayo (fechas alternantes): Dudamel dirige ópera Così fan tutte, de Mozart

Más información: www.laphil.com

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