Ex funcionaria de Bell llora en el juicio
Spaccia recibió sueldo millonario sin trabajar por 18 meses
Al reconocer que era bastante dinero lo que ganaba como empleada administrativa de la ciudad de Bell y que durante un año y medio recibió ese salario de más de medio millón de dólares y acumuló vacaciones a pesar de estar ausente en Idaho, Angela Spaccia lloró ayer durante su último día de comparecencia en el juicio que se le sigue por 13 cargos de corrupción y malversación de fondos públicos.
“No había ninguna indicación de que recibir ese salario elevado fuera algo ilegal”, justificó Spaccia con la voz entrecortada.
Angela Spaccia, de 55 años de edad, era la segunda al mando administrativo de la ciudad de Bell al desatarse el escándalo por corrupción en agosto de 2010, pero durante los siete días que fue interrogada por la fiscalía del condado insistió en su inocencia y que fue su jefe, Robert Rizzo, quien daba las instrucciones para otorgar préstamos, aumentar salarios, establecer contratos laborales porque así lo indicaba una resolución aprobada por el Concejo Municipal.
Sin embargo, la fiscalía estableció que esa resolución del año 2006 fue alterada para darle a Rizzo todo el poder. De esa forma pudo realizar maniobras financieras para enriquecerse a través de préstamos de la ciudad que eran pagados con días de vacaciones, los cuales eran manipulados a placer, además de adjudicarse un salario que rozaba los $800 mil al año.
Hace cinco semanas, cuando empezó el juicio, Rizzo decidió no disputar los cargos, por lo que en marzo próximo será sentenciado de 10 a 12 años de prisión. Este martes la fiscalía planea mostrar más evidencia en contra de Spaccia y para el miércoles se presentarán los argumentos finales.
Según la fiscalía, la acusada se benefició deliberadamente por esas operaciones administrativas, que a decir de ella, eran ordenadas por Rizzo. El salario de Spaccia el último año fue de $564,000 anual.
Ayer el fiscal Sean Hassett mostró pruebas de que durante más de un año, entre 2005 y 2006, Spaccia recibió su salario y siguió acumulando vacaciones y días de descanso a pesar de que ella se encontraba en Idaho cuidando de su abuelo.
“¿Crees que el pueblo de Bell debería pagarte por no trabajar durante ese tiempo?”, le preguntó Hassett.
Spaccia titubeó: “No lo había visto de esa manera… No sé ni siquiera cómo responder a eso… Lo que veo es que mi empleador tomó una decisión de cómo manejar mi salario y mis beneficios acumulados… ¿Es eso justo o injusto? No lo sé”.
Luego Spaccia volteó a ver a los 17 miembros del jurado y soltó un tímido: “I’m so sorry” (lo siento mucho).
Durante la intervención de su abogado defensor, Spaccia reconoció que era mucho dinero lo que ganaba, pero que en base a lo que ganaba su jefe, se le hizo justo.
“Ahora me doy cuenta de muchas cosas, no sabía cómo era el programa de préstamos, pero yo nunca autoricé préstamos ni salarios, creo que esto es un asunto moral, no criminal”, mencionó Spaccia guíada por su abogado.
La exfuncionaria de Bell aseguró que nunca conspiró con Rizzo para cometer lo que la fiscalía expone como malversación de fondos públicos.
“Aceptar un salario elevado no es un acto criminal”, dijo la acusada.