window._taboola = window._taboola || []; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/mycodeimpremedia-laopinion/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Un viaje de ida y vuelta a Lynwood

Hace un año algunos niños de Lynwood, California empezaron a correr una milla con la vecina Daisy Alfaro, la recién doctorada en educación que había vuelto a casa para ayudar a su gente.

“El 15 de junio nos graduamos con un Ph. D. y digo ‘nos’ porque un barrio lo hizo posible”, subraya la joven méxicoamericana.

Alfaro se siente muy agradecida con todos los que han contribuido a su éxito personal y académico, especialmente con sus padres “Salvador y María Alfaro que desde temprana edad me enseñaron que el sueño americano era posible con trabajo duro y educación”. Ellos vinieron de México buscando una vida mejor. Aunque al principio todo fueron sacrificios y retos.

El viaje de ida al doctorado, apunta Alfaro, fue difícil. “Como estudiante de bajos ingresos, la primera en ir a la universidad, algunas veces parecía imposible”, rememora. En el camino, sin embargo, encontró profesores que creyeron en su potencial e hicieron posible alcanzar la meta.

Con su título en el bolsillo, ha apostado por devolver apoyo a su comunidad latina. “He visto el potencial que tiene que ofrecer a este país”, resalta a la vez que explica porqué decidió emprender el camino de vuelta a Lynwood.

“La mayoría de los padres latinos conocen un sistema educativo muy diferente en su país. Otros no tuvieron oportunidad de ir a la escuela y no saben navegar por el sistema”, apunta. Por eso “hago talleres desde hace 10 años con padres latinos y afroamericanos”, añade.

El programa que puso en marcha el año pasado “running to UCLA”, que combina educación y salud para los niños, es hoy una actividad familiar porque los padres se han unido.

Los miércoles a las cuatro de la tarde salen a correr una milla; después llega la hora de comer sano en su casa, a la vez que hablan de universidades, costos, búsquedas en internet, requisitos de ingreso. “Trato de inculcarles que tienen que comer mejor y ser más activos”, explica, centrándose en el aumento de problemas derivados del colesterol y la diabetes.

A diferencia de ella, las jóvenes hoy “ya saben a que universidad quieren ir”.

El éxito del programa le ha llevado a embarcarse en el la idea de fundar una organización no gubernamental con este fin.

Contenido Patrocinado