Los tiempos paternalistas

Los republicanos saben cómo ganarse a los latinos. ¿Por qué no lo hacen?

Cada vez que los asuntos de inmigración están en candelero, les siguen una serie de artículos sobre “lo que significa”, en cuanto a la potencial conducta electoral hispana. Supongo que eso sucede porque las entidades de noticias saben que todo lo que se relacione con el voto latino es, con certeza, una buena carnada para que la gente haga un clic.

Con las recientes especulaciones de que el presidente Obama podría expedir una orden ejecutiva para expandir el programa de 2012, de Acción Diferida para los que Llegaron de Niños, a fin de que otros inmigrantes ilegales puedan obtener aplazamientos de dos años en sus deportaciones —y la reacción negativa republicana suscitada— la gente se precipita a calcular cuántos votos hispanos perderá el Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2016.

“¿En qué medida se perjudica a sí mismo el Partido Republicano entre los latinos, para 2016?” dice un titular. “Los republicanos saben cómo ganarse a los latinos. ¿Por qué no lo hacen?”, pregunta otro.

Qué paternalista.

¿Por qué están tan empecinados los periodistas en encasillar a una población diversa, compuesta de individuos estadounidenses y nacidos en el exterior, y definirla exclusivamente por la inmigración ilegal?

¿Quién cree realmente que los 28.,2 millones de hispanos que se considera que están habilitados para votar en la contienda presidencial de 2016, irán a los comicios con una determinación de elegir a un candidato exclusivamente según su postura en cuanto a la inmigración?

Es una locura. Locura que los demócratas están tratando de inculcar en la mente de los individuos mediante tácticas alarmistas, parecidas a las de la “guerra contra las mujeres”, que tratan a los hispanos como víctimas despistadas.

En un reciente artículo de opinión, en Fox News Latino, titulado “Por qué el programa de los demócratas es mejor para los latinos que el de los republicanos”, la representante Debbie Wasserman Schultz, presidenta del Comité Nacional Demócrata (DNC), escribe en referencia a la crisis de la frontera:

“Los republicanos están usando a estos niños como peones políticos para avanzar sus propios objetivos.”

¿Y los demócratas no lo están haciendo? ¿No están usando a los niños para enmarcar a los republicanos prácticamente como monstruos que odian a los latinos? ¿Acaso el Comité Demócrata para la Campaña del Congreso no menciona la inmigración en sus peticiones para recaudar fondos?

Pero lo que realmente me exaspera es que el actual consenso de estos adivinos de los hábitos electorales hispanos supone que aquel partido que adopte una postura permisiva con respecto a la inmigración ilegal obtendrá una eterna lealtad ciega de los electores hispanos.

En realidad, los hispanos que pueden votar y están empadronados no son idiotas. Y no ansían fronteras abiertas tanto como consideración y respeto —dos modalidades clave con los hispanos en las que ambos partidos fallan totalmente.

La consideración sin duda no es una debilidad de los demócratas —pero su atención es del tipo paternalista, a veces produciendo un efecto cómico.

Hace unas semanas, el DNC envió un escueto mensaje electrónico expresando indignación, porque el portavoz del Comité Nacional Republicano(RNC) “acuñó” el término “Hispandering”, que el DNC describió como “una frase tonta y ofensiva, que degrada asuntos importantes para los latinos.”

Supongo que no tenían ni un hispano en su personal o en un papel asesor, para decirles que “Hispandering” es un término usado por ambos partidos, que los mismos hispanos adoptaron y con el que no tienen problema, muchas gracias.

Como Víctor Landa, fundador de NewsTaco, un sitio en línea de noticias latinas lo expresó: ” El uso de la palabra Hispandering se reserva para los que son objeto del Hispandering. Es una etiqueta que ellos usan a su discreción. … Hay que ganarse el derecho a lanzar la palabra; no se la puede utilizar en la forma en que un niño de tercer grado, en el patio de la escuela, insultaría al enemigo de su mejor amigo.”

No digo que los republicanos sean mejores —no parecen comprender la parte de respeto, de la ecuación.

Tienen en sus filas un número de hispanos serios, de alto nivel, en los estados fronterizos, que podrían hablar sobre los problemas que suscita la crisis de los niños migrantes en forma comprensiva y sensata. Pero ¿quién es su portavoz de facto en inmigración?

Uno de ellos es el representante de Iowa, Steve King, fuente inagotable de citas. La semana pasada lanzó una perorata sobre cómo Obama estaba invitando un juicio político por ejercer su poder ejecutivo en lo referente a la inmigración. “Y pondremos decenas de millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos que son demócratas indocumentados, e iniciaremos el proceso para documentarlos, y por ese medio convertir a Estados Unidos en un estado izquierdista, en perpetuidad,” predijo.

No esperen que el RNC ni cualquier republicano de alto perfil repudien la chifladura de King.

Durante un reciente discurso, el presidente Obama pidió a los republicanos que “dejaran de estar enojados todo el tiempo. Dejen de odiar todo el tiempo. Hagamos nuestro trabajo juntos”, consejo adecuado para los demócratas también.

Agreguemos: “Dejen de ser paternalistas con el pueblo estadounidense” a esa lista. Todos reflexionamos más y tenemos más criterio de lo que se cree.

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