6 Lecciones de mis perros para lidiar con humanos

He tenido la suerte de compartir mi vida con muchos perros: hembras, de raza, machos, nerviosos, pequeños, criollos, agresivos, llorones, grandes, completos, tuertos, etc., etc. Todos ellos me han dado grandes lecciones que trato de aplicar en mi relación con los humanos, especialmente cuando la cosa se complica.

Te comparto algunas de esas valiosas enseñanzas que he atesorado en algunos años:

1. Agradece. Un perro agradece igual si le das un trozo de t-bone que uno de pan, o una palmadita en la cabeza o un juguete de esa tienda cara de mascotas. De aquí parte todo: aprender a agradecer lo que otra persona trae a mi vida, tanto bueno como malo, puede ser lo más difícil.

2. Muestra lo que sientes. ¿Cuándo has visto un perro que se muerda la lengua para no ladrar o que oculte cuando le da gusto ver a alguien? Pero tú, ¿cuántas veces te has guardado un enojo o no has demostrado alegría para hacerte la interesante? Los humanos nos esforzamos tanto en disfrazar nuestras emociones que a veces ya ni sabemos lo que sentimos. No nos confundamos: si estás enojada, háblalo y resuélvelo, pero no lo ocultes; si estás feliz, demuéstralo sin dobles caras.

3. Pasea como si fuera la primera vez. Un perro no pierde la oportunidad de salir a caminar, a estirarse, a moverse. Y aunque recorra el mismo camino de todos los días o el clima no sea perfecto, camina feliz y observa todo como si fuera la primera vez.

4. Escucha. Si un perro ve a su humano triste, se acerca, lo mira y ladea su cabeza para escuchar, n’est-ce pas? Especialmente si quieres confortar a alguien, escucha atentamente y no digas nada a menos que te lo pidan. A veces ayudas más sólo por escuchar.

5. Honra tus lealtades. Todos los días escuchamos noticias sobre perros que mueren por salvar a otros perros o incluso a humanos. “Traición” no existe en el diccionario canino. Si en nuestras relaciones humanas tuviéramos claro el concepto de lealtad, el mundo sería, sin duda, otro.

6. Deja ir. Si alguna vez has tomado la responsabilidad de eutanisar a una mascota, habrás visto cómo dejan el cuerpo en un suspiro profundo y relajado. Un perro sabe que cuando it’s over, it’s over. En cambio, a los humanos nos cuesta mucho despedirnos: de un ciclo, de una relación, de cosas materiales, de las personas. Nuestra misión es comprender que la vida nos da regalos maravillosos, pero temporales. Por eso disfrútalos mientras los tienes.

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