Editorial: Los ‘bebes anclas’ son un insulto

Es un problema inventado y una excusa para usar una expresión despectiva

FORO Y DEBATE REPUBLICANO

Crédito: EFE

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No hay nada más despectivo que el término “bebe ancla” porque asume cínicamente que el tener hijos para las familias indocumentadas es parte de un plan maquiavélico para quedarse en el país, para usarlos como un ancla que les impida ser deportados. Cualquiera que escuche este momento del debate sobre inmigración en la elección primaria presidencial republicana pensaría que una de las mayores preocupaciones de los estadounidenses es una multitud de embarazadas en la frontera listas para ingresar a Estados Unidos a dar a luz.

Es cierto que los inmigrantes vienen a buscar oportunidades para su familia que nos les brinda en sus respectivos países. La ciudadanía de Estados Unidos tiene sus ventajas, pero evitar la deportación de sus padres no es necesariamente unas de ellas, como se ha visto en la separación de muchas familias. También hay un creciente negocio clandestino en sitios como Los Angeles en donde acaudaladas familias chinas viene a tener sus bebés aquí -para obtener las ventajas futuras de ciudadanos como acceso a la universidad y luego se regresan. Estas son situaciones muy distintas que en todo caso deben ser tratados de manera diferente.

El término “bebé ancla” fue usado en la Cámara de Representantes por los congresistas más recalcitrantes como Steve King de Iowa quien se caracteriza por insultar a los indocumentados comparándolos con perros, ganado, entre otras expresiones despectivas. En este universo conservador y anti inmigrante del Congreso surgió la idea de reformar o reinterpretar la Enmienda 14 de la Constitución, la que establece que todos nacidos en y bajo la jurisdicción de Estados Unidos son ciudadanos.

King, Donald Trump y quienes se trepen a su tren antiinmigrante, pueden hablar de tecnicismos y pretender que no existe diferencia jurisdiccional entre un diplomático y un indocumentado a la hora de tener hijos en Estados Unidos. Pero no es así. Los cambios requieren una improbable reforma constitucional.

Los “bebés anclas” es un problema que vive en la cabeza y las palabras de los demagogos. El uso del término es ofensivo y no hay otra palabra más suave, como se excusó Jeb Bush de no haber hallado, porque esto es un insulto y nada más.

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