La elección del jefe escolar

Se necesita un papel activo de las organizaciones comunitarias para seleccionar al superintendente

Más de 550,000 alumnos del LAUSD regresaron a clases este martes para un Nuevo año escolar.

Crédito: Archivo | La Opinión

La selección del  superintendente para el Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD) se complica por la falta de participación pública en el proceso. El esfuerzo de la Junta Educativa para dar voz a todos los interesados en la elección se ven empañados por una baja participación y por la exclusión de organizaciones que representan intereses comunitarios.

El presidente de la Junta Escolar, Steve Zimmer, se comprometió a una amplia participación general en la selección,  ya sea de padres, maestros, administradores e interesados, del reemplazante de Ramón Cortines. Para ello circuló un cuestionario para indicar las características que debe tener el próximo líder escolar. También hubieron decenas de reuniones comunitarias para escuchar las inquietudes del público,  con la ayuda de la firma Hazard, Young, Attea & Associates contratada para la búsqueda del superintendente.

El problema es que solo hubo cerca de 4,000 respuestas al cuestionario, una cifra muy baja en un distrito con más de 640 mil alumnos y las reuniones contaron con una pobre asistencia. Los críticos dicen que el cuestionario es poco útil y complejo, y que las reuniones comunitarias no fueron promocionadas debidamente. Ya sea por estos motivos o por la apatía general de los padres, la participación comunitaria no se concreta. Es hora de incorporar al proceso las organizaciones comunitarias interesadas en la educación.

A principios de mes, 37 grupos comunitarios, bajo el nombre de Communities for Los Angeles Student Success (CLASS), pidieron ser incluidos en el proceso en una carta dirigida a la Junta Educativa para poder entrevistar a los candidatos principales y dar su recomendación. La reacción de la Junta fue derrotar recientemente dos propuestas de las integrantes Mónica Ratliff y Mónica García que permitían la participación de estos grupos.

La idea de Zimmer es extender los plazos de los cuestionarios para que haya más respuesta, lo cual no es una solución seguir por el mismo camino recorrido.  Este es el turno para que las organizaciones como Inner City Struggle y Community Coalition, entre otras, jueguen un papel más activo en este proceso.

Ellas son las que están más cerca y familiarizadas con las inquietudes de los padres latinos. Su presencia puede ocupar un importante hueco que está vacío. La cuestión es dejar de lado las agendas mezquinas para dar cabida a una verdadera participación para elegir al próximo superintendente.

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