Editorial: Un perjuicio contra la mujer

El Congreso debe entender que Planned Parenthood es muchísimo más que un servicio para el aborto

El cierre de clínicas impone una gran carga financiera y emocional en las mujeres.

El cierre de clínicas impone una gran carga financiera y emocional en las mujeres.  Crédito: Mark Wilson | Getty

El nuevo intento de la Cámara de Representantes para eliminar los fondos federales a la organización Planned Parenthood revela la prioridad de ser duro contra el aborto, aun cuando en realidad solo se perjudica la prestación de servicios médicos para las mujeres de bajos recursos.

La última arremetida contra Planned Parenthood surgió de un video realizado por un grupo anti aborto, Center for Medical Progress, en donde se veía a gente de la organización hablar sobre la venta de tejidos fetales. Planned Parenthood dice que las transacciones en cuestión era donaciones.

Esto revitalizó la hostilidad republicana hacia la organización, que para los conservadores encarna lo peor del aborto. Por eso se le quiere quitar los fondos federales. Como sucede en estos casos, no todo lo que se dice e implica es cierto.

Por ejemplo, ya está establecido que los más de 500 millones de dólares – más del 40% de su presupuesto-  que recibe la organización del gobierno federal no pueden ser usados en la interrupción del embarazo. Los fondos de Medicaid y del Título X, un programa federal de planeamiento federal, sólo sirven  para un aborto en los casos de violación, incesto y cuando la vida de la madre está en peligro. 

Un estimado independiente calculó que sólo el 12% de las actividades de Planned Parenthood están ligadas al aborto. La mayoría de los servicios que presta son pruebas de detección de cáncer, exámenes, tratamiento de enfermedades venéreas, planeación familiar y guía para navegar el Obamacare.

Planned Parenthood provee un servicio importante para cientos de miles de latinas, que tienen una edad promedio muy joven. Las hispanas son las que tienen los niveles más altos de cánceres reproductivos, nacimientos no planeados y contagio de enfermedades sexuales.

Si el propósito de eliminar los fondos es cuidar que el dinero del contribuyente no pague los abortos de los pobres, ya existe esa protección. No es necesario sacarle los fondos, pero la intención es destruir Planned Parenthood sin importar las consecuencias. La idea de redistribuir los fondos en otras clínicas no garantiza que provean los mismos servicios que Planned Parenthood.

Este celo contra Planned Parenthood es un agresión a la mujeres pobres que hoy dependen de ella para servicios médicos básico.

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