La Opinión te recomienda: Sí a la Proposición 61

Esta medida haría que el estado de California no pague más por una medicina que lo que paga la Administración Federal de Veteranos, organismo que recibe grandes descuentos de las farmacéuticas

El costo de los medicamentos en Estados Unidos es excesivo y arbitrario (Foto: Archivo/Shutterstock)

El costo de los medicamentos en Estados Unidos es excesivo y arbitrario (Foto: Archivo/Shutterstock) Crédito: Shutterstock

Las medicinas por receta en los Estados Unidos son las más caras del mundo. Esto no hace falta probarlo, ya que basta con comprar la misma medicina por correo en Canadá o bajarse a Tijuana a comprar la prescripción equivalente para darse cuenta de ello: el precio en esos mercados es normalmente inferior al que se paga aquí.

Lo desproporcionado del costo de algunos medicamentos y la aparente arbitrariedad en el establecimiento de precios ha quedado al descubierto en casos recientes como el de la famosa EpiPen, un medicamento inyectado para emergencias alérgicas cuyo costo subió en casi 500% en un período de pocos años.

Esta noticia se convirtió en un escándalo nacional y llevó a la indignación del público estadounidense y a la discusión del tema en la palestra nacional, sobre todo cuando también se reveló que la compensación del director ejecutivo de la farmacéutica que la fábrica, Mylan, había aumentado en un 671%.

Las grandes farmacéuticas (la llamada “Big Pharma”) no están entre las corporaciones más populares del país en este momento de auge populista, pero en este caso hay sobrada razón.

No se trata del precio de los cereales, o de un automóvil, sino de productos que pueden salvar o condenar la vida de quienes los necesitan, según puedan o no tener acceso a ellos. Por eso creemos que es preciso actuar para acelerar la “toma de conciencia” obligada por parte de las farmacéuticas.

California, un estado reconocido por emprender políticas de vanguardia a menudo aprobadas por sus votantes, tiene en su boleta del 8 de noviembre una medida que podría aumentar la presión sobre “Big Pharma” para bajar sus precios.

Técnicamente, la Proposición 61 mandaría legalmente que el estado de California no pague más por una medicina que lo que paga la Administración Federal de Veteranos, organismo que recibe grandes descuentos de las farmacéuticas.

Las grandes farmacéuticas han gastado más de 100 millones de dólares en contra de la Proposición 61, mientras que la campaña a favor sólo ha invertido 14 millones.

Está claro que la industria farmacéutica tiene mucho miedo a que esta iniciativa se convierta en ley.

La oposición ha argumentado, entre otras cosas, que no hay manera de predecir cómo reaccionará la industria, sugiriendo que probablemente aumente los precios por otro lado, quite los descuentos a la Administración de Veteranos o simplemente se niegue a vender al estado de California las medicinas con los precios establecidos.

También argumentan que aún cuando se logren los descuentos para el estado, esto solo beneficiaría a unas 6 millones de personas cubiertas por programas gubernamentales, Medi-Cal, los empleados de las Universidades, los retirados de puestos estatales cubiertos por CALPERS y los detenidos en prisiones.

Para los demás, incluyendo los cubiertos por seguros privados, no habría alivio y quizá, al contrario, un aumento, dicen.

Pero si es tan fácil para las farmacéuticas “compensarse a sí mismos” por el dinero que perdería al bajar los precios, es difícil entender por qué han invertido tanto dinero en oponerse a la iniciativa.

La realidad, según lo señala un análisis publicado por un blog destinado a la industria farmacéutica, es que una medida así tomada por uno de los estados más grandes del país podría reverberar y causar una demanda inmediata de parte de otras entidades para lograr el mismo descuento.

De hecho, la propia industria ha dicho internamente que la medida sería un “desastre de precios para la industria farmacéutica estadounidense”.

Es verdad que los controles de precios generalmente no funcionan con la mayoría de los productos, pero aquí se trata de regular una industria cuyo enorme poder adquisitivo y ejército de cabilderos ha permitido que actúen casi sin restricción ni control alguno.

Vote a favor de la Proposición 61, los precios de las medicinas por receta deben bajar y está claro que no hay otra forma efectiva de presionar a “Big Pharma”.

¡Sí a la Proposición 61!

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