Columna Combate: Pacquiao y su corte de cuentas
El paso de los años deja enseñanzas a todos, menos a los boxeadores. Sino mire. Ahora vemos al gran Manny Pacquiao, un grandísimo campeón, -exitoso, millonario, aplaudido- que tras archivar la idea del retiro sigue en la trinchera.
Había dicho el filipino, previo a su pelea ante Tim Bradley, que esa era una manera de despedirse y dar las gracias.
Ganó aquella vez y ganó bien, entonces le volvió encontrar el gusto y se quedó.
Supone uno que decide seguir porque le hace falta la adrenalina y porque extraña el trajín del box… y por supuesto porque mientras pueda querrá cobrar más millones.
De hecho esa es la principal razón.
Lo malo es que la época de millones está ahora demasiado lejos y aunque te llames Pacquiao en en el box, si no vendes no cobras.
Dijo Bob Arum, en lo previo al combate de este sábado ante Vargas, que 400 mil llamados (ventas en PPV) serían buenas.
Lo malo es que esta vez la bolsa que para 400 mil (si los consiguieran) son 24 millones de dólares, tiene al menos cinco beneficiarios.
En la cartelera están también Oscar Valdez (mercado mexicano), Nonito Donaire y el chino Zou Shiming (mercado asiático). Los tres quieren seis ceros y por tanto no alcanza para todos.
Y esto nos dice que Pacquiao, -espiritual, generoso, carismático, gentil, inteligente- empieza a desandar el camino de otros grandes y baja su cotización para empezar a pelear por pesitos.
No tanto como eso, pero un poco en el estilo de ‘si ganamos cobramos’. Nada de aquellas bolsas enormes con 20 millones garantizados más el PPV.
Es penoso, y lo ha sido siempre, ver a los grandes boxeadores peleando por monedas en el atardecer de sus carreras y negados al retiro.
Está probado porque vimos a ‘Mano de Piedra’ Durán, a Thomas Hearns, a ‘Macho’ Camacho a ‘Terrible’ Morales… y muchos más intentado poner algo más en su cuenta bancaria. A cambio eso se fueron por la puerta de atrás, con caídas estrepitosas, camino del olvido.
Hace mal las cuentas Pacquiao. Siendo el hombre bueno y correctísimo que ha sido, su cuenta bancaria debe estar llena de millones y no necesita pasar por el desierto de Nevada a practicar aquello de “si vendemos… cobramos”.
Luego la seguimos