Si busca la felicidad, vaya a Noruega o a Costa Rica
La mejora económica es importante pero no suficiente para la felicidad de las naciones
Si quiere encontrar la felicidad, la ruta que ha de seguir es la que le lleve a Noruega. O a Costa Rica, si no quiere salir de América Latina.
El primero es el país más feliz del planeta según han constatado los científicos sociales de la Red de Soluciones de Desarrollo, un panel internacional bajo el amparo de la ONU en un informe presentado el lunes, coincidiendo con la llegada de la más feliz estación de la privamera.
Según este ranking, Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia siguen al país líder tan de cerca que sus puestos pueden fluctuar a corto plazo. Costa Rica queda en el número 12 en el ranking de 155 naciones en el que las condiciones de vida son más favorables a este sentimiento. EE UU queda en el número 14, mientras que Canadá, su vecino del norte está en el séptimo puesto. El ranking lo cierra la República Centroafricana.
Medir la felicidad de un país es una tarea difícil pero hace unos años la ONU empezó a definir los factores que apoyan este estado emocional. Y lo que han encontrado es que el dinero es importante pero insuficiente.
Los estudiosos de esta Red han medido el PIB per cápita, pero también las expectativas de una vida sana, el apoyo social (con quien contar en momentos de problemas), la confianza (medida en la ausencia de corrupción en el gobierno y los negocios), la precepción de la libertad que se tiene para tomar decisiones y la generosidad, son los pilares socio económico de una felicidad a nivel nacional que deja a los países del norte de Europa como el destino para vivirla con la mayor plenitud.
Noruega, China y EEUU son casos que muestran que la mejora de las condiciones económicas no es lo que mueve el nivel de felicidad.
Según el estudio Noruega llega al primer puesto del ranking a pesar de la caída del precio del petróleo, la fuente de la mayor parte de los ingresos del país. Pero Noruega no ha caído en la llamada “maldición de la riqueza de los recursos naturales” en la que viven otros países ricos en minería de alto valor pero que viven en pobres condiciones económicas o regímenes no democráticos. Noruega decidió hace tiempo producir poco a poco e invertir los ingresos de su riqueza natural en el futuro y no en necesidades presentes. Eso aisla al país de las subidas y bajadas de precios del crudo y lo ha conseguido porque el país tiene “un objetivo común, confianza mutua, generosidad y buena gobernanza (sin corrupción)”, según el informe.
China no es más feliz que hace 25 años, cuando el país aún era un gigante económico que estaba camino de despertarse.
Y EEUU ha caído en el ranking a pesar de la salida de la crisis, una mejora en el desempleo (que también es clave para la felicidad) y en la expectativa de vida. Estas variables se han movido en la dirección de la felicidad pero hay otras variables sociales que se han deteriorado. En EEUU hay menos apoyo social, menos sentimiento de libertad personal, han caído la generosidad y la percepción de corrupción en el gobierno y los negocios.
Según Jeffrey Sachs, el economista que ha redactado el capítulo sobre EEUU, el discurso político predominante en el país está dirigido a “aumentar el crecimiento económico con el objetivo de restaurar el Sueño Americano y la felicidad que se supone que le acompaña. “Pero los datos muestran de forma concluyente que esta es la vía equivocada. EE UU puede y debe aumentar la felicidad resolviendo la crisis social múltiple que existe — aumento de la desigualdad, corrupción, aislamiento y falta de confianza— en vez de enfocarse exclusivamente en el crecimiento económico, especialmente cuanto las porpuestas concretas para hacerlo van a aumentar en vez de disminuir la creciente crisis social”. explica Sachs,