Los inmigrantes ponen a América primero: al venir aquí, afirman nuestros valores

Los inmigrantes ingresan a los Estados Unidos con sueños de una vida mejor para ellos y sus familias. En lugar de plantear una amenaza a nuestra democracia, refuerzan y enriquecen los valores que hacen de América el país que es. [Ensayo de Carlos Gutiérrez, ex Secretario de Comercio de Estados Unidos, publicado en The Catalist].

"En lugar de debilitar nuestros valores y democracia los inmigrantes enriquecen y revitalizan nuestras instituciones y creencias", advierte Gutiérrez. (Spencer Platt/Getty Images)

"En lugar de debilitar nuestros valores y democracia los inmigrantes enriquecen y revitalizan nuestras instituciones y creencias", advierte Gutiérrez. (Spencer Platt/Getty Images) Crédito: Spencer Platt | Getty Images

Estados Unidos es un país creado y construido por inmigrantes de todo el mundo. A lo largo de nuestra historia, los inmigrantes que buscan una vida mejor han acudido a nuestras costas, revigorizando nuestra fuerza laboral, enriqueciendo nuestro tejido cultural, y haciendo nuestra democracia más fuerte.

Sin embargo, a pesar de que casi todos los estadounidenses son descendientes de inmigrantes, a menudo hemos tenido una relación tempestuosa con los recién llegados. Ya sea por el sentimiento nacionalista, la xenofobia, o simplemente el miedo al cambio, nuestro país ha promulgado a veces políticas que han funcionado contrariamente a los ideales americanos. La ley de exclusión de China, la ley de inmigración 1924, o las leyes basadas en cuotas que restringen la inmigración de ciertas partes del mundo, son sólo algunos ejemplos de políticas reaccionarias que obtuvieron un amplio apoyo en el pasado.

Carlos Gutiérrez durante una conferencia en Río de Janeiro, Brasil, mientras fungía como Secretario de Comercio. (Antonio Scorza/AFP/Getty Images)

Hoy estamos viviendo un resurgimiento de estos sentimientos. En un momento de rápido cambio impulsado por la tecnología, la globalización y la demografía, hay muchos estadounidenses que están dirigiendo sus temores hacia los inmigrantes, creyendo que están cambiando la cultura y los valores de los Estados Unidos. Hemos visto cómo estos temores se traducen en políticas dañinas: nuestros políticos están prometiendo amurallar nuestras fronteras y amenazan con deportar a inmigrantes indocumentados que habían recibido protección porque llegaron a los Estados Unidos como niños.

“Nuestros políticos (…) amenazan con deportar a inmigrantes indocumentados que habían recibido protección porque llegaron a los Estados Unidos como niños”. (Spencer Platt/Getty Images)

Mientras cada ola sucesiva de inmigración se suma a la mezcla única de culturas que definen a los Estados Unidos de América, es erróneo creer que los inmigrantes representan cualquier amenaza a los valores norteamericanos. La verdad es que los inmigrantes de hoy, al igual que nuestros antepasados, llegan aquí buscando la capacidad de adorar libremente, de expresarse sin temor a la retribución del gobierno, y de trazar su propio destino económico.

Estos inmigrantes, para quienes la realidad de la opresión o la falta de libertad es un recuerdo no tan lejano, vienen no a socavar nuestros valores, sino a abrazarlos. ¿Qué mejor reafirmación existe para la solidez de nuestros valores que la validación que recibimos diariamente de personas que buscan emigrar aquí?

El expresidente George W. Bush firma un acuerdo comercial andino. De pie (desde la izq.), la Representante de Comercio, embajadora Susan C. Schwab, el secretario de Comercio Carlos M. Gutiérrez, y la Secretaria de Estado Condoleezza Rice. (Dennis Brack/Getty Images)

Es cierto que Estados Unidos no luce como antes. Entre 2000-2015, los latinos contabilizaron más de la mitad del crecimiento total de la población del país. Durante ese mismo período, la población asiática del país creció un 72 por ciento.

Sin embargo, la cultura de Estados Unidos siempre ha sido un caleidoscopio cambiante. Lo que ha permanecido constante son nuestros valores: una creencia común en la libertad, la justicia y la búsqueda de la felicidad. Así es como, de muchos, nos convertimos en uno.

(Spencer Platt/Getty Images)

Nuestra diversidad también contribuye a nuestra vitalidad económica. Más de la mitad de las startups que valen más de mil millones de dólares han sido fundadas por extranjeros. Estas empresas crean empleos, promueven innovación y contribuyen a la productividad económica de nuestro país.

En lugar de debilitar nuestros valores y democracia como algunos pueden afirmar, los inmigrantes enriquecen y revitalizan nuestras instituciones y creencias. Mientras que la gente puede llegar como mexicanos, rusos, etíopes, o chinos, con el tiempo ellos y sus familias se vuelven americanos.

Un manifestante con su gorra en la que se lee “Los inmigrantes engrandecen a América” durante la marca “Immigrants Make America Great” en Los Angeles, el 18 de febrero de 2017. (Mark Ralston/AFP/Getty Images)

Esto no significa que olviden de dónde vinieron; más bien, es por su pasado que tan apasionadamente abrazan los valores americanos. Es por eso que después de siglos de continua inmigración, Estados Unidos es más fuerte que nunca.

En el ambiente político divisivo de hoy, debemos aprender de los errores de nuestro pasado y no dejar que el miedo dicte nuestras políticas. La única forma en que nuestro sistema, basado en los fundamentos de la libertad, la democracia y la justicia, prevalecerá es si continuamos enriqueciendo con la acogida de nuevos accionistas en el sueño americano.

Ahora más que nunca, tenemos la oportunidad de conservar los valores de nuestros antepasados. Casi 250 años después de nuestra fundación, Estados Unidos sigue siendo el faro de esperanza del mundo. No apaguemos la antorcha de libertad.

Carlos Gutierrez es Presidente del Consejo de Albright Stonebridge Group y se desempeño como Secretario de Comercio de Estados Unidos, 2005-2009.

Este ensayo fue originalmente publicado en inglés en The Catalyst: A Journal of Ideas from the Bush Institute

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