La ‘bomba explosiva’ que puede terminar quemando al presidente Trump y a todo su partido
Trump tiene que elegir con mucho cuidado que bando republicano decide respaldar
Malas noticias para el presidente Donald Trump y todo su partido. Crece el escándalo sexual de una ficha clave para mantener el escaño del ex senador Jeff Sessions, hoy fiscal general de EEUU.
El escándalo que rodea a Roy Moore, un candidato al Senado que está acusado de abusar de menores, ha situado en polos opuestos a la cúpula del partido republicano y a la corriente populista que se alimentó de la victoria de Donald Trump, con el presidente situado en una ambigua posición intermedia.
Moore, un exjuez de tendencia ultraderechista que aspira a ocupar un escaño en el Senado por el estado de Alabama en las elecciones especiales del próximo 12 de diciembre, ha sido acusado por cinco mujeres de haber abusado sexualmente de ellas cuando eran adolescentes y él rondaba la treintena.
Después de una tibia respuesta inicial, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, aseguró hoy que Moore, el candidato de su partido, “debería retirarse” de la contienda electoral a la luz de las revelaciones.
Al menos otros cinco senadores republicanos han adoptado la misma posición que McConnell, pero el futuro de la candidatura de Moore depende también de los líderes estatales del partido en Alabama, que hasta ahora han evitado condenarle, y del ala populista que ha cobrado fuerza con la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Trump, que vuelve este martes de una larga gira en Asia, no ha hablado personalmente sobre las acusaciones a Moore, que comenzaron el pasado jueves. Pero su portavoz, Sarah Huckabee Sanders, le atribuyó la semana pasada una ambigua posición.
“Como la mayoría de los estadounidenses, el presidente cree que no podemos permitir que una mera acusación -en este caso, una de hace muchos años- destruya la vida de una persona. Sin embargo, el presidente también cree que si estas acusaciones son ciertas, el juez Moore hará lo correcto y se retirará”, indicó Sanders.
La primera parte de esa declaración le acerca al entorno de Moore, quien ha negado las acusaciones y ha cuestionado que salgan ahora a la luz, cuando los hechos ocurrieron hacia 1979.
Pero Trump, que necesita a los líderes republicanos en el Senado para lograr la aprobación de la reforma fiscal y otras prioridades legislativas, también repitió la misma frase que adoptaron inicialmente muchos miembros de su partido ante las acusaciones.
Durante las primarias republicanas de septiembre para decidir quién optaba al escaño del Senado, Trump respaldó a Luther Strange, un candidato afín al aparato del partido.
Pero Strange perdió contra Moore, conocido por su polémico uso de la Biblia para interpretar la ley y que tenía el respaldo del exestratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon.
El escándalo de Moore se ha convertido así en parte del pulso por el control del partido republicano que mantienen McConnell y sus aliados, y los defensores de la “derecha alternativa” de Bannon, que aún confían en que Trump derrumbe Washington desde dentro.
Mientras el presidente hace equilibrios entre esas dos lealtades, McConnell y sus aliados traman posibles vías para evitar que Moore, un aspirante que ya les desagradaba incluso antes de que surgieran las acusaciones, salga victorioso dentro de un mes.
Las leyes de Alabama no permiten retirar el nombre de Moore de las boletas electorales, por lo que McConnell está estudiando impulsar una campaña para que los votantes escriban en las papeletas el nombre de Strange o de otro posible candidato conservador.
El senador Cory Gardner, que lidera el comité republicano de campañas al Senado, fue más allá al afirmar en un comunicado que, si Moore no se retira y gana las elecciones de diciembre, la Cámara Alta “debería votar para expulsarle, porque no reúne los requisitos éticos y morales” para trabajar en el Congreso.
Es “muy probable” que esa sea la opción por la que opten los republicanos si Moore sigue finalmente en la contienda y la gana, según aseguró a Efe un experto en el Congreso estadounidense en la American University (AU), James Thurber.
“Si (Moore) gana, el Senado tiene el derecho de votar para evitar que ocupe su escaño”, una medida “muy rara” pero para la que existen algunos precedentes en la historia estadounidense, dijo.
La batalla republicana podría provocar incluso que el candidato demócrata, Doug Jones, gane las elecciones y reduzca más aún la ya estrecha mayoría republicana en el Senado.
Ese escenario es “improbable”, según Thurber, dado que ningún demócrata ha ganado una elección al Senado en el conservador estado de Alabama desde 1992, y Moore tiene una base fiel de votantes que no se creen las acusaciones en su contra.
Pero no se puede descartar que algunos republicanos moderados decidan abstenerse, o que los votos conservadores se dividan entre Moore y el aspirante respaldado por McConnell, y acaben dando la victoria a Jones, explicó el experto.
Mientras, Moore utilizó hoy un lema de Trump, su llamado a “drenar la ciénaga” de Washington, para atacar a McConnell y acusarle de haber “fallado a los conservadores”, en un intento de alinearse con un presidente que también fue acusado de acoso sexual, y que ascendió aún así a la Casa Blanca.