Aranceles de Trump son arriesgada estrategia política y económica, advierten expertos

Trump desoyó las advertencias de una posible guerra comercial que podría acarrear daños políticos

El presidente Trump durante su anuncio de arancel al acero y aluminio.

El presidente Trump durante su anuncio de arancel al acero y aluminio. Crédito: Chip Somodevilla/Getty Images

WASHINGTON— Argumentando que se trata de la seguridad económica y nacional de EEUU, el presidente Donald Trump firmó este jueves sendas proclamaciones para imponer aranceles punitivos contra importaciones de acero y aluminio a partir del próximo 23 de marzo, pero varios expertos advirtieron de que es una estrategia de doble filo.

Acompañado de una decena de trabajadores de la industria siderúrgica, Trump anunció la puesta en marcha de aranceles del 25% en las importaciones de acero, y del 10% en las de aluminio, aunque habrá exenciones temporales de inmediato para Canadá y México mientras se renegocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“Las industrias de acero y aluminio estadounidenses han sido devastadas por prácticas de comercio exterior agresivas. Verdaderamente ha sido un asalto a nuestro país, ha sido un asalto”, argumentó Trump, quien echó la culpa a políticos que “traicionaron” los trabajadores en este país.

Trump siempre ha mostrado una postura “anti-globalización” y, durante la contienda de 2016, prometió reactivar el sector manufacturero en EEUU que, a su juicio,  ha sido diezmado por las prácticas comerciales injustas del exterior.

EEUU ha sido “maltratado” por sus socios, tiene un déficit comercial de $800,000 millones y China es uno de los principales culpables, se quejó nuevamente hoy el mandatario.

La decisión de imponer aranceles ha generado choque de opiniones respecto a la liberalización comercial, aunque la mayoría de expertos económicos cree que ésta podría desatar una guerra comercial de los principales aliados y socios comerciales de EEUU.

En 2002, el entonces presidente George W. Bush impuso aranceles en ciertos productos también para salvar a la industria acerera y el resultado fue desastroso: encareció los precios al consumidor, generó pérdida de unos 200,000 empleos -principalmente en California y Texas-, provocó amenazas de represalias de Japón y la Unión Europea (UE), y quejas contra EEUU ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Bush eliminó los aranceles 18 meses después, aunque, quienes defienden a Trump, aseguran que las desventajas de EEUU frente a países como China son más graves ahora.

Ahora Trump, cumpliendo una promesa electoral, firmó los documentos a pocos días de una elección especial en Pensilvania en la que ambos partidos se disputarán un escaño en la Cámara de Representantes. El próximo 6 de noviembre, ambos partidos además se disputarán el control de la Cámara Baja y del Senado, además de una treintena de gobernaciones, y centenares de puestos locales y estatales.

Nerviosismo entre republicanos

Los principales líderes republicanos del Congreso, algunos de estados con industrias que serán golpeadas por represalias de la UE  y otros socios comerciales, no lograron convencer a Trump a que abandonara la idea.

El presidente de la Cámara de Baja, Paul Ryan, es legislador de Wisconsin, sede de la fabricante de motocicletas Harley Davidson, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, representa a Kentucky, destacado por la producción de whisky. Ambos productos emblemáticos están en la mira de la UE, que no descarta acudir a la OMC en busca de arbitraje.

Ryan reiteró hoy su temor de “consecuencias no intencionales”, e instó al mandatario a que canalice sus medidas punitivas “sólo a los países y prácticas que violen las leyes comerciales”.

El “número tres” de la bancada republicana en el Senado, John Thune, afirmó que “no hay nada en todo esto que vaya a salir bien”, mientras que su colega de Arizona, Jeff Flake, piensa presentar una legislación  para anular los aranceles porque, según afirmó, “el Congreso no puede ser cómplice mientras esta Administración coquetea con el desastre económico”. 

Pero Trump desoyó las advertencias de expertos, líderes republicanos, y centros de estudios, sobre una posible guerra comercial, porque tenía una deuda pendiente con sus votantes.

Navaja de doble filo

Si la estrategia de Trump funciona –algo dudoso por el momento-, Trump se convertiría en una especie de “súper héroe” para la clase trabajadora pero, si fracasa, como advierten expertos, pondría en riesgo no sólo el logro de su reforma tributaria sino también la reelección de republicanos en noviembre próximo.

En entrevista con este diario, Ryan Collins, director de asuntos gubernamentales del Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, por su sigla en inglés), dijo hoy que es una “estrategia política terrible” porque enfrenta a dos de las principales coaliciones que apoyan a Trump: el empresariado y quienes abogan por el nacionalismo económico.

“Esto podría deprimir aún más el entusiasmo de los votantes republicanos en noviembre, en un momento en que los demócratas han redoblado energía y esfuerzos por cambiar el Congreso. Sin importar cómo Trump y los republicanos manejen esta debacle, van a enfurecer a una de esas coaliciones, si no las dos”, observó.

Las exenciones para Canadá y México, autorizadas por motivos de “seguridad nacional” y  condicionadas a lo que pase con las negociaciones para reformar NAFTA, demuestran, según Collins, el aspecto “caprichoso” de la política de Trump.

Si Trump habla con seriedad sobre proteger a las industrias nacionales y los intereses económicos de EEUU, debió hacer hecho exenciones también para la UE y Corea del Sur, subrayó el experto.

La paradoja de los aranceles 

En general,  el Partido Republicano siempre ha mantenido una férrea postura a favor del libre comercio y del repliegue de regulaciones al empresariado, por lo que la imposición de aranceles es similar a un clavo en un neumático, según observadores.

Según un informe de la firma consultora, “The Trade Partnership”, la medida proteccionista de Trump creará al menos 33,000 empleos en el sector siderúrgico pero, simultáneamente, ocasionará la pérdida de 179,000 en otros rubros de la economía. Y eso no incluye el impacto de posibles represalias de socios comerciales.

“La pérdida neta de empleos es mayor que los márgenes de victoria que obtuvo Trump en Michigan, Pensilvania y Michigan, que lo catapultaron a la presidencia”,  observó Collins.

Si  los republicanos quieren ganar la reelección con base a los avances de la economía, lo que menos necesitan es un descalabro por culpa de los aranceles y las represalias que éstos con seguridad provocarán.

Los aranceles punitivos, pensados para proteger y fomentar la industria nacional, también podría crear un “efecto domino” en otros sectores, como el petrolero, según dijo a CNBC Stephenn Brennock, analista de la empresa consultora, “PVM Oil Associates”.

Ese proteccionismo económico podría deprimir la demanda, los precios y ganancias del sector petrolero y, sería una traba garantizada para el crecimiento de la economía y el comercio, advirtió.

El principal asesor económico de Trump, Gary Cohn, anunció su renuncia por discrepancias sobre los aranceles, lo que profundizó las divisiones en la Casa Blanca y entre sus aliados republicanos en el Congreso, justo cuando, de cara a los comicios de noviembre próximo, necesitan mostrar un frente unido ante su base.


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